Escribe Diego Carrazán
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El 27 de mayo, el día en que el ingenio ubicado en la ciudad de Monteros iniciaba la zafra, y los medios difundían la presencia de políticos locales y provinciales en la tradicional misa de “bendición de frutos”, un grupo de obreros se enteraban ahí mismo, en las propias puertas del ingenio, que habían sido convocados a trabajar. Ante esta situación, el sindicato concretó una asamblea. Allí se pudo conocer la cantidad de trabajadores recortados o no convocados a iniciar esta zafra, a lo que se sumaba una mala liquidación en el pago de las horas en negro, que componen una importante parte del salario, con los mismos descuentos como si fueran en blanco.
No obstante, la patronal fue por más y ahondó en los recortes de personal, dejando un promedio de dos obreros por sección.
La directiva del sindicato se plantó y convocó a nueva asamblea, esta vez para tomar medidas de fuerza que iban a llevar a la paralización de la zafra, lo que motorizó la búsqueda de un rápido acuerdo por parte de la patronal.
El reclamo obrero era elemental: todos los obreros recortados, adentro. A partir de ello, se pasó a discutir sobre la composición del salario. La patronal ofreció elevar el pago de las cifras en blanco al 75%. La asamblea de este martes 7 exigió no cerrar por menos del 80% en blanco y el anuncio de que para el año que viene la patronal deberá pagar el 100% del salario en blanco.
La patronal se vio obligada a retomar a todos los recortados (mientras se realizaba la asamblea muchos de ellos ya eran llamados a trabajar en el turno tarde), a pagarles el 80% en blanco y a eliminar el descuento del 19% en las cifras en negro.
Un paso adelante importante, si se tiene en cuenta desde dónde partió la lucha de esta nueva dirección.
Sucede que, en 2019, los dueños del ingenio amenazaron con no moler ese año e incluso con su potencial cierre. En esa oportunidad fue la lucha de los obreros y el acompañamiento de buena parte del pueblo monterizo, sobre la base de un recambio empresarial en la administración del ingenio, que se pudo asegurar la molienda. La nueva patronal procuró en todo este tiempo sacarle el máximo provecho a la explotación obrera, para lo cual continuó con la política de ir recortando obreros, pagar los salarios en negro y, por lo tanto, dejarlos sin cobertura de obra social.
Con ese escenario, a fines del 2021, ante la convocatoria a elecciones de directiva del sindicato, el activismo conformó una lista de luchadores que barrió con la conducción de la burocracia. A partir de ese momento comenzó otra historia. En marzo de este año, los obreros del ingenio pararon y reclamaron por el blanqueo del personal, su pase a planta transitoria y la mejora de las condiciones edilicias, ya que no había agua en muchos sectores ni condiciones de seguridad. Tras días de lucha, en un triunfo parcial, entre otros seis puntos, los obreros consiguieron que el 40% del pago de salario se realice en blanco.
Con el método de la asamblea el nuevo sindicato tiene definida una importante agenda reivindicativa para la zafra venidera: 100% de los salarios en blanco, mayor cantidad de trabajadores en planta transitoria y, después de años, volver a incorporar a obreros a la planta permanente.
La nueva dirección sindical es consciente de que esta agenda solo se podrá lograr con una lucha a fondo.
En varios ingenios se viven situaciones conflictivas. La dirección de la FOTIA deja los reclamos de cada ingenio aislados, cuando los mismos son similares. Para vencer al negrerismo de las patronales azucareras es necesario un Congreso de delegados de base, con mandatos de asamblea, que resuelva una plataforma reivindicativa y lucha de conjunto.