Tiempo de lectura: 2 minutos
Desde que asumió Abel Furlán en la secretaria de interior de la CGT nacional, luego de desplazar a Antonio Caló en la dirección de la UOM, comenzó la presión “normalizadora” hacia la CGT Regional Córdoba. Esta última hace años que es encabezada por el secretario general del Sindicato de Empleados Públicos (SEP), José Pihen, quien es además legislador del espacio schiarettista, Hacemos por Córdoba.
El perfil cada vez más opositor al gobierno nacional por parte del actual gobernador de la provincia plantea al kirchnerismo un recambio en la CGT Córdoba. Quienes aparecen como posibles sustitutos de la CGT Regional son Chacón, de Empleados de comercio (ex massista y con buenas relaciones con Schiaretti) y Urbano, de la UOM Córdoba. Urbano ha tenido manifestaciones abiertas contra el gobernador y amenazó con un paro provincial de los metalúrgicos, si se seguía avanzando con la judicialización de dirigentes de su sindicato. Se baraja como una posibilidad constituir un triunvirato de dirección, como a nivel nacional.
La “normalización” plantea la inclusión en la CGT Regional de otros sindicatos que se mantienen por fuera de ella, como por ejemplo Luz y Fuerza, SURRBAC (recolectores), SUOEM (empleados municipales), solo para mencionar algunos de los más importantes y de perfiles más opositores al oficialismo provincial.
Estas reestructuraciones en la cúpula de la central obrera no apuntan a fortalecer luchas o siquiera a impulsarlas, porque agudizarían, con la mayor lucha de clases, la inestabilidad de los gobiernos. Esta burocracia, después de todo, es la responsable del enorme deterioro salarial, de las flexibilizaciones y precarización del trabajo en absolutamente todos los sectores. Es un intento de construir una red de seguridad ‘sindical’ al gobierno nacional y de apoyar la estratagema del kirchnerismo, para llegar a término y surfear las elecciones del año que viene.
Con un Schiaretti sin proyección nacional e impedido de ser reelegido nuevamente como gobernador, es un momento oportuno para quitar de la dirección de la CGT Regional a sus subordinados. El reciente discurso de cierre del jefe de gabinete, Juan Manzur, en el congreso de la UOM, seccional Tucumán, llamó a lavar los trapos sucios adentro -el mismo planteo que realizó Gerardo Martínez en el acto de apoyo a Alberto Fernández. La prensa interpreta que es un llamado para que la crisis no la aproveche JxC: en realidad, se trata de una ‘precaución’ para bloquear una alternativa revolucionaria.
Mientras crece el malestar en la clase obrera de la provincia por la destrucción sistemática de sus salarios, la dirección de la CGT se ocupa del lavado de trapos dentro del oficialismo. Nuestro método es distinto, por eso llamamos a deliberar y a actuar por medio de la convocatoria de un Congreso Obrero.