Escribe Mali Quintillán
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En octubre próximo habrá elecciones sindicales de UnTER que agrupa a la docencia provincial. Se eligen autoridades provinciales y en cada una de las 18 seccionales de la provincia.
Las elecciones se llevaran a cabo en un año en que la docencia comenzó el año con una huelga destacada respecto de los otros sindicatos estatales. Las deficientes condiciones salariales y de trabajo del sector hicieron madurar en la base la bronca y la necesidad de enfrentar al gobierno, al punto de que se logró superar los intentos de la burocracia de cerrar rápidamente el conflicto aceptando el 24% como lo hicieron ATE, Sitrajur y UPCN, a principios de abril y el conflicto se prolongó hasta mitad de mayo.
Gran participación en las asambleas de seccionales, congresos en donde la dirección fue superada, acatamiento de más de 90% a los paros y movilizaciones multitudinarias, se desarrollaron durante marzo y abril. Emergió de las escuelas un activismo nuevo, sin experiencia sindical previa, pero con gran disposición a participar en la lucha, debatir, organizarse.
Finalmente y después de acatar la conciliación obligatoria y desplegar todo tipo de maniobras, comenzando por una campaña propagandista de la oferta del gobierno, la burocracia logró desactivar el conflicto al aceptar un 30% en cuotas no acumulativas.
Las previsiones primeras acerca de la oferta electoral que se presentará en octubre indican que se presentarán las dos variantes del oficialismo: el Frente Azul–Arancibia, dirección provincial actual, ligados políticamente al PJ o al partido provincial gobernante (JSRN), y la Celeste histórica, ligada al kircherismo, bajo el nombre de Paulo Freire, como lo ha hecho.
En octubre pasado surgió un nuevo frente que reúne a La Violeta del PCR, sectores desprendidos de las viejas burocracias y sectores K disconformes con la Celeste, que podría ser la tercera variante que se presente.
Por su parte, las cuatro seccionales conducidas por agrupamientos antiburocráticos, que fueron animadoras del conflicto, ante las elecciones resolvieron no presentar lista provincial opositora a la burocracia, remitiéndose a las seccionales. Tampoco está planteado desde estas seccionales el llamado a un plenario de evaluación que incluya al activismo y las agrupaciones antiburocráticas que dieron consistencia a la huelga. El abstencionismo de las seccionales recuperadas favorece objetivamente a la burocracia, cuando lo que está planteado es confrontar con ella en todos los terrenos, incluido el electoral, para recuperar el sindicato como instrumento de lucha.
La docencia protagonizó un conflicto decisivo contra el gobierno y manifestó una decidida voluntad de lucha. Está planteado poner en pie un reagrupamiento que desarrolle las tendencias antiburocráticas y a la rebelión. La docencia de Río Negro ya demostró que está a la altura de asumir ese desafío. En ese camino, nuestra corriente, Política Obrera, centrará sus esfuerzos.