Atentado a la AMIA: ¿un nuevo ´giro´?

Escribe Néstor Rivas (Jacyn)

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Un prestigioso diario del imperialismo, The New York Times, acaba de publicar un informe atribuido nada menos que al Mossad, en el cual se afirma que los atentados a la embajada de Israel (1992) y Amia (1994) fueron ejecutados por una misma célula de la milicia libanesa Hezbollá y deslinda a Irán de toda participación operativa en el territorio argentino. El informe también desestima la participación de una ´conexión local´ en ambos atentados. Por otra parte, ofrece también una increíble cantidad de detalles, desde el nombre de los integrantes del comando chiita, su lugar de residencia y hasta el modo en que ingresaron los explosivos al país. La versión fue recogida por todos los medios israelíes.

El texto señala que la inteligencia israelí “sigue pensando” que Irán aprobó, financió y entrenó a los atacantes, pero en todo lo fundamental contradice la versión difundida durante las últimas dos décadas, que aseguraba que el atentado fue planeado y ejecutado por un grupo con apoyo y dirección de la embajada iraní en Argentina. El informe da a entender que esto es conocido desde hace mucho tiempo. Si se corrobora la veracidad del documento, toda la acusación desarrollada por el tándem Nisman-Stiuso quedará hecha polvo. Por ahora siguen vigentes los pedidos de captura internacionales contra ex funcionarios de la embajada y del gobierno de Irán.

“De cualquier forma, la causa AMIA está permanentemente atada a informes de inteligencia. En el expediente casi no hay pruebas judiciales”, recuerda, con mucha razón, Página/12 (23/7).

La “investigación” fue cambiando de hipótesis de acuerdo a los vaivenes de la situación política internacional. Así pasó de la ´pista siria´ -apuntada contra el régimen de Bashar Al Assad- a la acusación contra Irán, en base al supuesto testimonio de un desertor de los servicios de inteligencia persas a los servicios alemanes. Tomó “estado judicial” cuando el supuesto testigo declaró ante el ex juez Galeano, destituido por repartir sobornos. Nisman-Stiuso -la dupla nominada por Néstor Kirchner para hacerse cargo de la ´investigación´- nutrieron el expediente de todo tipo de detalles, incluso extravagantes. La nueva versión no lo es menos. Por ejemplo, en lo que refiere al ingreso de los explosivos. “No parece muy lógico que hayan traído explosivos en botellas de shampoo y cajas de chocolate -el explosivo es una especie de crema-, corriendo riesgo de ser descubiertos o de un accidente, habiendo disponibilidad de ese material en el país. Menos creíble todavía es que se haya escondido en un parque o plaza, lugares de acceso público [como señala el informe]” (ídem).

La sociedad de Stiuso con los K se resintió luego de la firma del memorándum con Irán, en 2013, aprobado por el Congreso argentino pero nunca homologado por el parlamento de la otra parte. El acuerdo habilitaba a tomar declaración en su propio país a los funcionarios iraníes imputados, ante emisarios judiciales argentinos. Fue suscripto al amparo de las negociaciones iniciadas por el gobierno de Obama, que concluirían con un pacto de supervisión internacional de las actividades atómicas iraníes. Trump desbarató el acuerdo, en componenda con Netanyahu. Biden está intentando volver a enhebrarlo y aliviar las restricciones que impiden a Irán comercializar su producción petrolera, para hacer frente al alza de precios desatada por la guerra de la OTAN en Ucrania. El sionismo, sin embargo, es un firme opositor a cualquier acuerdo con Irán, al que considera un enemigo estratégico en la región.

La revelación del NYT mete la cola en las negociaciones de la administración demócrata con el gobierno israelí.

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