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Culminó una nueva semana de plan de lucha en defensa de la jornada simple en las escuelas porteñas. En efecto, las familias de las escuelas 3 D.E 18 y 16 D.E 9 junto a los docentes y estudiantes, realizaron abrazos a los establecimientos, el día lunes y viernes respectivamente. La medida se suma a una serie de protestas en respuesta al intento por parte del gobierno de la Ciudad de convertirlas en jornada completa, de manera inconsulta e intempestivamente.
Las familias convocantes mostraron la necesidad de seguir luchando, pese al hostigamiento y las presiones que el gobierno desarrolla a través de completar formularios de aceptación del cambio bajo la amenaza de que perderán la vacante si no lo hacen.
Las familias cuentan con el antecedente de la Escuela 2 D.E 7 que, a fuerza de la movilización de la comunidad educativa, logró evitar el cambio de modalidad hace seis años. Cambio que el gobierno aún tiene en agenda, pero no puede hacer, debido a un recurso de amparo favorable a las familias. Saben también que, por la organización, el gobierno tuvo que recular en el cierre de las nocturnas.
Los abrazos y la deliberación en las escuelas, comenzaron a dar sus frutos. El gobierno tuvo que posponer las fechas del cambio de modalidad. No pudieron efectuar el cambio en el mes de septiembre en ninguna de las escuelas como tenían previsto. Si bien en algunas de las escuelas sigue latente el proyecto de pasarlas a completa en el mes de octubre, en otras tuvieron que posponer la fecha para febrero de 2023. Sin embargo, ese intento ya fue derrotado en la Escuela 24 D.E 14. Según un mail institucional enviado a las familias, el cambio de modalidad no tendrá lugar en esa escuela. Tampoco la hora adicional que pretenden imponer en algunas escuelas de jornada simple – la “quinta hora”.
Debemos apoyarnos en esas pequeñas victorias, pues la defensa de la jornada simple es la defensa de los puestos de trabajo de la mitad del plantel docente. Es decir, es una lucha contra el ajuste. La reforma que el gobierno pretende poner en marcha pasando escuelas a jornada completa o con la obligatoriedad de la jornada extendida, beneficia directamente al sector privado. El cambio de modalidad compulsivo se da solamente en las escuelas de gestión estatal. En las privadas (subsidiadas por el propio Estado), sin embargo, la jornada completa no es obligatoria. Con esta medida, junto a la falta de construcción de escuelas estatales, el gobierno empuja a las familias a las escuelas privadas.
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