Escriben Florencia Suárez y Lucía Guevara
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El pasado jueves se realizó una nutrida asamblea de residentes y concurrentes que debatió la situación del salario del personal de salud de CABA. El salario de los trabajadores de la salud está en franco derrumbe frente a una inflación que ya tiene como piso anual el 95%. El gobierno de Rodríguez Larreta propuso aumentos misérrimos, cuyas cuotas misérrimas ni siquiera llegan a cubrir una inflación mensual que se asentó en el 7%, y cuando los aumentos de tarifas están todavía por venir.
La caída del salario en CABA dio vuelta la histórica relación favorable respecto a los residentes que dependen de Nación o la UBA. Ocurre que, en 2019, la huelga indefinida logró evitar el desenganche con la paritaria de los trabajadores de planta. Sin embargo, desde ese momento a la fecha y tras dos años de pandemia y sobrecarga laboral, que tiene un impacto psicofísico directo en los trabajadores, toda esa paritaria se vino a pique. En Nación ocurrió un proceso inverso, porque tras años de lucha se conquistó ese enganche, lo que implicó una recategorización de los residentes que dejaron de ser considerados como “becarios”.
Así, un residente de un hospital nacional gana aproximadamente 170 mil pesos, mientras que un residente de CABA inicia su carrera con 113 mil. En la UBA, el sueldo es de 210 mil. Esto hizo que por primera vez en muchos años quedaran muchos cargos vacantes en CABA, en especialidades como Pediatría o Medicina General. Cada vez son menos las personas dispuestas a aceptar un trabajo en salud (paradójicamente) insalubre, que combina la híper-demanda con la miseria salarial.
El caso de enfermería es aún peor, ya que sus sueldos rondan los 80 mil pesos. La nueva “carrera” que pactó el gobierno porteño con Sutecba ofrece un 27% de aumento salarial… en cuatro años. Sutecba, conducido por Alejandro Amor, el mismo que habla en los actos en la puerta de la casa de Cristina en Recoleta, aceptó la oferta del gobierno de un 23% hasta fin de año, muy por detrás de la escalada inflacionaria. Es claro que las direcciones sindicales enroladas en el Frente de Todos, recientemente recibidas por el embajador norteamericano, no van a sacar los pies del plato del ajuste que negocia Massa con el FMI.
La nueva conducción PJ-K de Rojo de Médicos Municipales se dedicó a la distribución de flyers, sin ningún plan de lucha concreto. La AMM informó que rechazó la propuesta firmada por Sutecba pero, como es usual, no aclara cuál es el monto concreto que está negociando ni qué medidas piensa adoptar para conseguirlo. Recién el próximo martes 20 anunciaría un paro, sin movilización. Federación de Profesionales, por su parte, realizó un cese de actividades de dos horas para hacer asambleas el pasado martes, pero su conducción, políticamente hermanada con la AMM, espera que sea Rojo el que conduzca las acciones a seguir.
En este contexto, en el transcurso de la semana se realizaron asambleas en varios hospitales, tanto del personal de planta como de residentes y concurrentes y, en algunos casos como el Fernández, de forma conjunta. En estas asambleas autoconvocadas se discutió y votó un plan concreto de lucha: paro el 21 de septiembre con movilización, articulando la jornada con enfermería.
La asamblea de residentes y concurrentes de CABA reunió un centenar de compañeros de hospitales como el Fernández, Álvarez, Argerich, Gutiérrez, Elizalde, Tornú, Ramos Mejía, Garrahan, entre otros. Muchos de estos hospitales habían realizado asambleas previas. El eje principal de debate fue la cuestión salarial frente a la cual se votó el reclamo de un salario básico inicial de 250 mil pesos, que es el valor actual de la canasta familiar en CABA.
Otra cuestión fue si había que confluir o no con la jornada de enfermería del día 21. El PO oficial buscó evitar que se definiera esa fecha y propuso dilatar la decisión para una nueva asamblea la próxima semana, lo que fue rechazado por los activistas. Nuestra intervención desde Política Obrera apuntó a mantener el 21, como ya se había votado en varios hospitales, e hicimos hincapié en la necesidad de una lucha a fondo recuperando el método de la huelga indefinida que nos llevó a la victoria contra Rodríguez Larreta en 2019. La política de paros y planes de lucha administrados en cuotas homeopáticas es una vía ya probada de desgaste y frustración de los reclamos.
Finalmente, la votación salió a favor de movilizar el 21 con un paro sin guardias, mostrando la radicalización que está caracterizando al movimiento. Fue precisamente en esa semana de 2019 cuando el paro por tiempo indeterminado de residentes y concurrentes asumió esta determinación de abandonar las guardias, poniendo en jaque los resortes más críticos del sistema sanitario. Esto obligó al gobierno a dar respuesta, dando marcha atrás con su ley en tiempo récord.
Con este impulso de la asamblea de residentes y concurrentes, las direcciones sindicales han quedado a la rastra de los acontecimientos. Las auto-convocatorias y la organización independiente de los trabajadores están marcando el camino para quebrar el ajuste de los gobiernos y llevar las reivindicaciones a la victoria. El derrumbe salarial del personal es solo una manifestación del achique y el vaciamiento al que se somete al sistema público de salud. Derrotar esta política es de interés para toda la población trabajadora.