Las maniobras de Larreta y Acuña no logran desmovilizar a los estudiantes secundarios

Escribe Nicolás Morel

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Dos semanas después de la última marcha educativa -10.000 personas- y de la toma simultánea de veinte colegios, la lucha de los secundarios sigue vigente.

El Nacional Buenos Aires resolvió, mediante asambleas, la toma del colegio. Exigen la implementación de refacciones edilicias, luego de que varias aulas sufrieran derrumbes y una ventana cayera sobre la cabeza de un compañero, y la renuncia de la rectora, Valeria Bergman, responsable política de la ejecución de un presupuesto de miseria bajado desde el Rectorado de la UBA. Las autoridades, por su parte, han emitido únicamente un comunicado acusando a la toma de entorpecer el funcionamiento normal del colegio. Los estudiantes denuncian, además, que se han suspendido los concursos docentes y se han cubierto los cursos con designaciones discrecionales a dedo.

Larreta y Acuña no pueden frenar la lucha estudiantil

Durante las últimas semanas el Ministerio de Educación ha convocado a los estudiantes a reuniones individuales, bajo la promesa de discutir una solución a los reclamos. El kirchnerismo de la CEB, a través de las conducciones de centros de estudiantes que dirigen, vio en esta promesa razón suficiente para levantar cualquier tipo de acción de lucha. Pasados varios días desde que las reuniones concluyeran, es evidente que estas no sirvieron como canal para conquistar ninguno de los reclamos, sino que fueron una maniobra con el objetivo de desmovilizar a los colegios: hacia fines de la semana pasada trascendió que Larreta busca llevar a juicio a cientos de familiares que apoyaron las tomas que sus hijos llevaban a cabo. Las reuniones fueron una máscara para intentar un ataque hacia el movimiento estudiantil por vía judicial.

El rol asumido por el kirchnerismo de la CEB y su tutor docente, UTE, fue garantizar que esta maniobra pudiera tener lugar. El llamado a levantar toda acción de lucha solamente pudo hacerse efectivo a través de una serie de acciones fraudulentas e incluso traidoras, que van desde manipular el mandato de asambleas que discutían si continuar o no las tomas en sus respectivos colegios y aprietes hacia compañeros que proponían continuar con el plan de lucha, hasta pasar información vital sobre el funcionamiento de las tomas a funcionarios del Ministerio de Educación. Todo esto no es casual: mientras se desarrollaban estas maniobras, los diputados vinculados políticamente con la CEB y UTE se apresuran a votar el Presupuesto nacional para 2023, el cual prevé un recorte millonario en educación con el objetivo de pagar intereses de deuda. La CEB se encuentra dirigida políticamente por un gobierno que está poniendo a la educación al servicio de sus acuerdos con el FMI.

Desarrollemos la organización en los colegios

Aun así, el gobierno de la Ciudad ha sido incapaz, de momento, de derrotar a los colegios secundarios de manera definitiva. En varios lugares de estudio se siguen desenvolviendo asambleas que debaten en torno al plan de acción que es necesario seguir para derrotar a las pasantías y conquistar todos los reclamos pendientes. La toma del Nacional Buenos Aires es la muestra más clara de un movimiento educativo que todavía sigue en pie.

El proceso de tomas que todavía no se ha cerrado es la primera parte de una lucha estudiantil que aún tiene un tramo muy largo por recorrer. Es necesario rechazar cualquier maniobra impulsada por el Gobierno de la Ciudad, reforzar la organización y el debate e impulsar un gran plan de lucha que logre conquistar todas las reivindicaciones. Es el método para derrotar la amenaza, por parte de Larreta, de llevar a juicio a centenares de familiares que apoyaron las tomas.

Las tomas de colegios son la expresión de un estudiantazo en puerta. Vamos por una huelga educativa junto con los trabajadores docentes.

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