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El viernes 4 la Federación Marítima, Portuaria y de la Industria Naval (FEMPINRA) se movilizó al Ministerio de Transporte, en el marco de un paro general de actividades del sector portuario. El paro fue acompañado por un lockout de las 3 empresas que se encuentran operando en el puerto de Buenos Aires y Dock Sud (TRP en las terminales 1, 2 y 3, APM Terminals en la terminal 4 y Exolgán en Avellaneda).
La movilización de la Federación Portuaria contó con unos pocos cientos de delegados y miembros de las comisiones directivas de los 18 sindicatos que conforman la Federación, una marcha ultraminoritaria de los aparatos de los sindicatos teniendo en cuenta que hay más de 10.000 trabajadores en toda la rama portuaria, que se encuentran bajo la “órbita” de esta Federación. El comunicado de la FEMPINRA anunciaba el paro y la movilización por los siguientes puntos: “Medidas públicas concretas para la reglamentación de la Ley de Marina Mercante 24.719. Cumplimiento de la Ley de Cabotaje. Resolución de la problemática de formación y titulación. Incorporación del sistema fluvio-marítimo de carga en los programas de desarrollo del Ministerio de Transporte. Restitución de los artículos 10 y 13 de la Ley 24.718 de promoción de la industria naval. Derogación del decreto 909/94 Régimen de importación de buques usados. Esclarecer la política operativa en la Vía Navegable Troncal (VNT), implementando resoluciones en resguardo del cabotaje nacional. Construcción del Canal Magdalena. Quita del impuesto a las Ganancias”.
En verdad, un amplio abanico de “reivindicaciones”, que encubre un ataque a los trabajadores de la Terminal 5 que hoy se encuentran luchando por el sostenimiento de la fuente laboral para 800 familias. El ataque a los trabajadores se basa en la exigencia de la burocracia (y las patronales) de la derogación del Decreto 870 (firmado en septiembre del 2018 bajo el gobierno macrista). Este decreto, en resumen, establece que las tres terminales que operan en el puerto de Buenos Aires terminen las concesiones en simultáneo para que luego el gobierno, por intermedio del Ministerio de Transporte y la AGP, realice una nueva licitación para la operación de las mismas. De esta forma el decreto establece una unificación en el llamado a licitación de las terminales debido a que el vencimiento de las mismas se producía en distintas fechas (el 1° de noviembre de 2019, el 14 de noviembre de 2019, el 9 de febrero de 2019 y el 15 de mayo de 2020 para las Terminales Portuarias Nros. 1 y 2, 3, 4 y 5, respectivamente).
Precisamente es en referencia a este decreto que se logra una medida cautelar (ratificada en varias instancias judiciales) y que, dicho sea de paso, la AGP no acata, que establece que el puerto de Buenos Aires tiene que volver a operar como lo hacía en 2020, es decir, con el ingreso de la carga a las tres terminales portuarias. La derogación de este decreto, entonces, implica potencialmente que los trabajadores de la Terminal 5 pasen a trabajar a las demás terminales en las condiciones que dicten las patronales (jornalizados, mensualizados y tercerizados).
El dato del paro de la Federación es que el mismo fue acompañado por un lockout patronal de las operadoras de las terminales portuarias que funcionan en el puerto de Buenos Aires y Dock Sud. APM, TRP y Exolgán el día jueves lanzaron comunicados a los medios explicando que debido a “acciones gremiales, la operatoria portuaria no podría llevarse adelante”. Esta medida patronal es una medida de presión hacia el gobierno, que tiene el objetivo claro de seguir concentrando la carga y evitar que la Terminal 5 entre nuevamente en operación (esto, en momentos en que las empresas navieras se encuentran negociando con las terminales los nuevos contratos de concesión). Las terminales, si quisieran, podrían seguir operando a pesar del paro de la Federación, mediante el llamado a trabajadores de otros sindicatos como lo han hecho en el pasado, sin embargo, no lo hicieron. En resumen, las patronales portuarias se valieron de la movilización y el paro de la burocracia para paralizar el comercio exterior.
La defensa de la soberanía de las vías navegables y las condiciones laborales de los trabajadores de la Hidrovía y de los puertos no va a venir de la mano de un gobierno y una burocracia que entregó nuevamente la operación y mantenimiento de la Hidrovía a Jean Denoul y EMEPA. Este paro de la burocracia se encuentra alejado del conjunto de los problemas que atraviesan los trabajadores portuarios: el salario, las condiciones de trabajo -por ejemplo de la Terminal 4- y por supuesto la falta de trabajo en la Terminal 5.
Frente al ataque de las patronales portuarias es necesario que se desarrolle una acción conjunta, por abajo, de todos los trabajadores del puerto de Buenos Aires, por el triunfo de la lucha de los trabajadores de la Terminal 5 y por las condiciones de trabajo de todas las terminales.