Fusión nuclear, un hito científico en el marco de una guerra imperialista

Escribe Joaquín Antúnez

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El Departamento de Energía de los Estados Unidos realizó un anuncio que conmovió a la comunidad científica. Se refiere a los resultados obtenidos en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, que alberga la Instalación Nacional de Ignición (NIF, en inglés). Allí, a través de un proceso llamado fusión nuclear, se habría conseguido producir más energía que la utilizada para impulsar el propio experimento. Es una réplica del proceso natural que realizan las estrellas -como el Sol- para alimentarse. En estos casos, existe una ganancia de energía neta en el proceso, es decir, la energía final es superior a la inicial. El alcance histórico de este logro anticipa las posibilidades de un desarrollo ulterior para su uso comercial y militar.

En el experimento, se utilizaron 192 láseres sobre una diminuta bola de plasma de hidrógeno –del tamaño de un grano de pimienta. Así, “aportó 2,05 megajulios (MJ) de energía y dio como resultado 3,15 MJ de salida de energía de fusión, lo que generó más del 50% más de energía de la que se introdujo”. Es la primera vez en la historia que se obtiene como resultado una ganancia energética significativa con relación a la aplicada al inicio del proceso.

En la fusión nuclear, explica Ricardo Farengo, físico e investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (Infobae, 20/12), “se busca unir los núcleos de dos isótopos del hidrógeno (deuterio y tritio). En esta reacción de fusión se produce un núcleo de helio (partícula alfa) y un neutrón. La fusión es el proceso que produce la energía en las estrellas”. Actualmente las usinas nucleares utilizan otro método, conocido como fisión nuclear, donde se rompe el núcleo de un elemento pesado (Uranio) dando como resultado mayor energía.

El propio Farengo explica los límites actuales de la fusión nuclear: “se trata de un logro muy importante, ya que hubo una ganancia neta de energía del 50%. Pero esa ganancia no compensó la energía entregada a los láseres para que funcionen. Por eso es relativo el tema de la ganancia de energía final obtenida, respecto a la invertida” (ídem). De igual manera, el Departamento de Energía de Estados Unidos ha dejado en claro el nivel experimental de estas pruebas, aun cuando demuestran la posibilidad de realizar la fusión nuclear. Restan décadas de investigaciones para poder expandir su uso a nivel comercial.

Existen dos métodos para intentar una fusión nuclear: el confinamiento inercial y el confinamiento magnético. El primero de ellos fue el utilizado por los científicos estadounidenses. Existe una diferencia fundamental entre ambos. Mientras el confinamiento inercial consiste en tomar una pequeña cantidad de combustible, calentarlo mediante un láser y comprimirlo, el confinamiento magnético se basa en la utilización de campos magnéticos para confinar al combustible. En ambos se obtiene -en un caso exitoso- el mismo resultado. Este segundo método es utilizado en la central francesa ITER, que es una colaboración mutua entre la Comunidad Europea, Estados Unidos, Japón, China, Rusia, Corea del Sur e India. No se han logrado todavía resultados de ignición superiores al 1% (producir la misma energía a la aplicada). En China, utilizando este método, “lograron mantener la reacción durante 17 minutos, aunque sin ganancia energética” (ibídem).

Armamento nuclear

Los medios internacionales, y en particular la gestión Biden, han celebrado el resultado del experimento como un primer paso en la provisión de energía limpia, barata y casi ilimitada, sin desechos radiactivos como sucede en la actualidad con las usinas nucleares. Se abre la posibilidad de abandonar la dependencia de las energías fósiles, una poderosa palanca para combatir el cambio climático. La fusión nuclear sería menos costosa incluso que la energía eólica o solar -siempre como proyección comercial.

Lo que es obviado por una gran cantidad de medios, pero señalado por el columnista Iker Seisdedos, de El País (13/12), es que este desarrollo “facilitará a Estados Unidos el mantenimiento de sus armas nucleares sin necesidad de realizar pruebas con esas armas. Ese fue el objetivo primordial por el que se construyó el NIF, que costó 3.500 millones de dólares”. Es decir, que la fusión nuclear -como todos los grandes desarrollos científicos de los últimos años, como Internet o el GPS- ha sido concebida y desarrollada en clave militar. No hay un ápice humanista o ecologista en los planes del Departamento de Estado. El desarrollo de la ciencia y la producción, bajo el capitalismo decadente, se vuelve contra la Humanidad.

Las declaraciones de varios mandamases del gobierno norteamericano sobre la posibilidad de abandonar la dependencia del petróleo y el gas refleja, sencillamente, la aspiración del imperialismo yanqui de ´emanciparse´ definitivamente de sus proveedores de combustibles fósiles, mientras en la actualidad desarrolla una agresiva política para asegurarse las reservas fundamentales de petróleo, gas, litio, oro y tantos otros minerales necesarios para impulsar un rearme militar. Estos desarrollos científicos, excepcionales sin dudas, deben ser vistos además en el marco general de una guerra imperialista en desarrollo.

Algo similar ha sucedido en el campo espacial con los descubrimientos sobre minerales en el lado oscuro de la Luna o los comandos autónomos en Marte, que ha sido colonizada por los grandes capitalistas como Elon Musk (Tesla).

Marx ya había señalado que un régimen social declinante tendía a convertir a sus fuerzas productivas en fuerzas destructivas, lo que vuelve al desarrollo científico indisociable del capital -sus enfrentamientos, choques y contradicciones- en momentos de un derrumbe económico general y una guerra imperialista en desarrollo.

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