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“(…) Advertimos que ha comenzado una operación final para la liberación de Pedraza. Naturalmente, que Casación no nos va a decir que Pedraza no tuvo nada que ver con el crimen. Pero, como el tribunal oral caracterizó a este crimen como un homicidio simple, ha dejado la puerta abierta para que Casación reduzca la condena a la mitad y, con los años transcurridos, aun siendo culpable, para que Pedraza quede en libertad. Habrá terminado un operativo que no se pudo hacer en ese momento porque el pueblo salió a la calle, pero que puede terminar ahora con la liberación de Pedraza, con la absolución de la burocracia sindical, por la defensa de esta casta parasitaria que no sólo bloquea el desarrollo social, personal, político de la clase obrera argentina, sino que por esta misma circunstancia está bloqueando el desarrollo del país, el desarrollo de sus clases oprimidas, el desarrollo de sus potencialidades en beneficio de los intereses de una minoría explotadora. Hacemos esta advertencia” (Jorge Altamira, Prólogo a “Mariano Ferreyra, el diario del juicio”, 18 de octubre de 2013).
Nueve años después de que fueran escritas estas palabras ante el fallo del tribunal que condenó a los asesinos de Mariano Ferreyra, salió en libertad uno de los últimos encarcelados por este crimen que aún cumplía su condena. Se trata de Gabriel “el Payaso” Sánchez, ex barrabrava de Racing y ex guarda de la estación Constitución, quien en 2010 era delegado de la Unión Ferroviaria y fue señalado como uno de los tiradores de la emboscada del 20 de octubre en el barrio de Barracas. Luego de su salida de prisión, Sánchez pidió dar una entrevista en el programa de Rolando Graña en A24, según relata el periodista que lo entrevistó.
Durante la entrevista, Sánchez repitió el relato que sostuvo hace casi una década, durante el juicio que lo llevó a prisión. Aseguró que nunca fue barrabrava ni tuvo vinculaciones con la barra de Racing y que no era integrante de la Unión Ferroviaria. En el diario del juicio, ante el testimonio de Sánchez en el estrado, escribimos: “durante quince minutos, Sánchez volcó un relato confuso y lastimero. Negó portar armas, negó pertenecer a la barrabrava de Racing, negó ser un pistolero al servicio de Pedraza y Fernández. Negó todo, pero en la causa las pruebas acumuladas contra él son brutales, y se irán desenvolviendo en el transcurso del juicio”. Así fue como sucedió.
En la reciente entrevista, Sánchez cargó contra diferentes integrantes de la Unión Ferroviaria que no fueron condenados, a pesar de haber jugado un rol de primer orden en la emboscada contra los tercerizados y luchadores que querían cortar las vías por el pase a planta aquel 20 de octubre del 2010. Uno de ellos fue Alberto “el Tano” Carnovale, quien fuera en aquel entonces delegado de la Unión Ferroviaria y a quien desde el Partido Obrero denunciamos en su momento como “uno de los más activos reclutadores de la patota y una de sus voces de mando en el lugar de los hechos” (El Diario del Juicio). Carnovale no recibió ningún tipo de condena.
Otra persona que señala Sánchez es Karina Benemérito, quien fuera boletera hasta 2007 ‐último año en el que realizó un trabajo efectivo como empleada ferroviaria‐ y desde entonces fue miembro del consejo directivo de la Unión Ferroviaria, en la Secretaría de Relaciones Internacionales del sindicato. Diversos testigos la señalaron como una “estrecha colaboradora de Juan Carlos 'el Gallego' Fernández”. Benemérito fue testigo de la defensa de Pedraza en el juicio por el crimen de Mariano. Mintió en el estrado intentando salvar a Carnovale y respondió de manera contradictoria al interrogatorio de la querella y la fiscalía. En aquel momento, señalamos que “a Benemérito la llevaron como parte de una coartada y terminó cerca del banquillo de los acusados”. Benemérito, como mano derecha de Fernández, se encargaba también del reclutamiento de las patotas del sindicato. Ella tampoco recibió condena.
Sánchez apuntó ayer contra estos dos elementos del sindicato como responsables del crimen de Mariano, señalando que aún se encuentran en funciones en el sindicato. El testimonio de Sánchez, sin embargo, llega tarde. Él mismo se ocupó de explicar el porqué: al comienzo de su estadía en prisión, aseguró, miembros del sindicato fueron a visitarlo y llegaron a un acuerdo. Sánchez no debía “hablar”, es decir, no debía implicar a otros miembros del sindicato en el asesinato de Mariano. A cambio de su silencio, seguiría recibiendo el sueldo de ferroviario en planta permanente, “que es un sueldo bastante elevado”, aseguró Sánchez en la entrevista. El salario de ferroviario, por supuesto, correría a cargo del sindicato, de manera informal.
Sánchez relató al periodista que, debido a sus antecedentes, hoy no consigue trabajo y se ocupa de la venta ambulante. En su relato, se deja entrever que el sindicato ha dejado de pagarle el salario de ferroviario, por lo cual Sánchez pidió una entrevista para “salpicar” a los directivos actuales del sindicato ferroviario que le soltaron la mano. El testimonio de Sánchez no tiene ningún valor, más que el de reforzar aquello que desde el principio sostuvimos los compañeros de Mariano: que el fallo del 2013 contra los acusados por el crimen de Mariano dejó sin tocar toda la estructura política y sindical sobre la cual se montó ese crimen. Luego de las condenas, el gobierno kirchnerista hizo un trabajo de reconstrucción de la Lista Verde de la Unión Ferroviaria utilizando los escombros del pedracismo, con Sergio Sasia y Karina Benemérito a la cabeza. El “pedracismo sin Pedraza” fue construido por el entonces Ministro de Transporte, Florencio Randazzo (de quien Alberto Fernández fuera jefe de campaña en 2017).
El lema que el Partido Obrero sostuvo a partir de las condenas fue “Mariano Ferreyra, esta lucha sigue”. Plantamos desde el primer día de las condenas la necesidad de luchar contra un operativo de impunidad que el tribunal dejó preparado con su fallo. Las condenas, señalamos, no se correspondían con la gravedad de los hechos ocurridos. José Pedraza, condenado a 15 años de prisión, recibió el beneficio de prisión domiciliaria en 2016 y falleció en 2018 en una lujosa torre del barrio de Recoleta. Con el paso de los años, los distintos condenados por el crimen de Mariano fueron saliendo uno a uno, tanto en la forma de prisión domiciliaria como en salidas por “buena conducta”. Sánchez es uno de los últimos condenados en salir de prisión, de manera anticipada, por “buena conducta”.
En la entrevista, Sánchez afirmó que fue correcto que lo hayan condenado a prisión y se declaró arrepentido por el asesinato de Mariano. En un relato confuso, señaló a su vez que él nunca disparó un arma. Su responsabilidad, según afirmó, fue haberle pasado el arma que tenía a Cristian Favale, otro de los tiradores.
El testimonio de “el Payaso” Sánchez contradice todos los testimonios del juicio. Al menos tres testigos lo señalaron como uno de los tiradores. Uno de ellos afirmó que, luego de que Sánchez disparara agazapado detrás de un árbol, vio cómo Mariano caía al piso en la esquina de Luján y Pedriel. Otros testigos señalaron algo más: el ataque de la patota no comenzó hasta que no llegaron Sánchez y Favale al lugar. Es decir, ellos eran el “grupo de choque”, el brazo armado del sindicato, el grupo “aleccionador” contra los trabajadores. La escoria desclasada sobre la que, al día de hoy, se sostiene la burocracia sindical.