Escribe Ximena Arrece
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Después de siete años de impunidad, este jueves 23 de febrero tendrán lugar los alegatos en el segundo juicio por el femicidio de Lucía Pérez. Este nuevo juicio fue una victoria de la gran movilización popular que se autoconvocó cuando el Tribunal Oral Criminal (TOC) N°1 de Mar del Plata absolvió a los asesinos y abusadores Matías Farías y Juan Pablo Offidani, en 2018. Los tribunales de Casación de la Provincia de Buenos Aires dictaminaron en segunda instancia la anulación del primer juicio, que ha vuelto esta vez a las manos del TOC N°2 de Mar del Plata, a cargo de los jueces Roberto Falcone, Gustavo Fissore y Alexis Semaz.
El 9 de octubre de 2016, Lucía Perez, de 16 años, fue llevada sin vida a la sala de auxilios de Playa Serena por los dos acusados, quienes previamente limpiaron la escena del crimen y lavaron el cuerpo. Cuando notifica a la familia del deceso, la Policía, sin mediar autopsia ni investigación al respecto, le dice a la familia que murió de sobredosis. Durante el primer juicio, realizado en 2018, los jueces Facundo Gómez Urso, Pablo Viñas y Aldo Carnevale comprobaron que Farías y Offdani vendían drogas en la puerta de los colegios de Mar del Plata, que así se contactaron con Lucía y que, en su encuentro con ella el 8 de octubre, le suministraron una fuerte cantidad de cocaína "a título gratuito". Farías y Offdani fueron condenados a siete años de prisión por venta de drogas a menores de edad pero no por asesinar y abusar de Lucía, dado que sostuvieron en un fallo repleto de irregularidades y discursos misóginos que la víctima de 16 años había consentido el consumo de las drogas y las relaciones sexuales. Señalaron de esta forma a la víctima como responsable de su propia muerte, bajo la idea de que ella era adicta a las drogas y murió de sobredosis.
En el último tiempo hemos asistido a una cantidad de femicidios ligados a los negocios del narcotráfico y la trata de personas, que en muy pocos casos son investigados por la Justicia. Narcos y tratantes merodean las escuelas en busca de nuevas víctimas de sus negocios, en las narices cómplices de todo el entramado policial. Para luego, acusar a la juventud "perdida" de adicta y responsable del creciente consumo de drogas que ellos mismos permiten negociar liberando las zonas. Los centros de estudiantes, la docencia y toda la comunidad educativa debe estar alerta ante este peligro constante.
El femicidio de Lucía Pérez gestó el primer paro de mujeres el 19 de octubre de 2016 y provocó una movilización popular enorme que marchó bajo la lluvia. En 2018, ante el fallo de impunidad de los jueces del TOC N°1, se volvió a realizar una gran movilización espontánea convocada por la familia de Lucía, quienes luchan incansablemente desde aquel día por justicia. Estas masivas luchas llevaron a que en agosto de 2020, la Sala IV del Tribunal de Casación declarara nulo el veredicto primero y dictaminara que debería realizarse un nuevo juicio, que recién inició en febrero de este año. Además, la familia conquistó, en marzo de 2021, que la Comisión Bicameral de Normas de Procedimiento para el Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios bonaerenses resolviera la acusación por “negligencia, incumplimiento de deberes inherentes del cargo y parcialidad manifiesta” a los tres jueces que llevaron a cabo el juicio en primera instancia. Aldo Carnevale se jubiló anticipadamente, pero Gómez Urso y Viñas pasarán por este Jury, en marzo de este año, que podría destituirlos de sus cargos.
Conscientes de que la lucha es la única garantía de justicia para las víctimas de femicidio, decenas de familiares, nucleados en la Asamblea Nacional de Familiares de Víctimas de Femicidio y Desapariciones, han convocado a ganar nuevamente las calles este 23 de febrero, y cuando se dicte la sentencia. Ninguna reforma judicial ni formación en género puede romper los lazos comerciales existentes entre las distintas instituciones del Estado capitalista y los tres negocios más redituables del mundo: el narcotráfico, la trata de personas y el delito organizado sobre la venta de armas. Este lazo, que muestra la descomposición de este régimen social y sus gobiernos, es el que lleva a las peores miserias a la clase trabajadora, inundada de violencia y adicciones. Solo quienes vivimos en carne propia estos flagelos podemos poner fin a estos lazos de muerte, con la organización y la lucha independientes.
Por asambleas en los centros educativos, en los barrios y lugares de trabajo para discutir un plan de prevención y organización contra violentos, narcos y tratantes. Salgamos a las calles nuevamente por Justicia para Lucía Pérez, y todas las mujeres asesinadas y desaparecidas en democracia.
*A las calles por justicia para Lucía Pérez** Comunicado de los familiares de víctimas, reunidos después de la asamblea realizada en el Encuentro de Mujeres de San Luis. 22/02/2023.