Daniel Solano: condena firme contra los policías

Escribe Mali Quintillán

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Poco antes de la medianoche del martes 21 de marzo fueron detenidos los siete policías condenados por el asesinato de Daniel Solano.

La Corte Suprema de Justicia de la Nación, cuatro años y medio después del fallo de primera instancia, confirmó la sentencia a prisión perpetua dictada en agosto de 2018. Habiéndose agotado el tiempo de reclusión preventiva, fueron dejados en libertad en ese momento.

Daniel Solano, trabajador rural golondrina salteño, desapareció el 5 de noviembre del 2011 luego de ser visto por última vez a la salida de un boliche bailable en Choele Choel cuando era detenido por la policía local.

Su padre, Gualberto Solano y parte de su familia llegaron al valle de Río Negro buscándolo y comenzaron un pedido sin descanso por su aparición. Fueron acompañados por vecinos y organizaciones sociales y políticas de la zona, incluido el cura de Choele, que puso a disposición de la búsqueda instalaciones y recursos de la iglesia.

El caso tomó especial relevancia con la intervención de los abogados Sergio Heredia, quien viajó desde Salta y se instaló en el pueblo por varios años, y de Leandro Aparicio, quien viajaba desde Bahía Blanca.

A poco andar de la investigación los abogados fueron revelando el entramado mafioso entre el Poder Judicial de la provincia, empresarios frutícolas de la zona y la Policía como brazo ejecutor para ocultar ese entramado.

Las empresas multinacionales que operaban en la zona, Agrocosecha y Expofrut, para las que la mayoría de los trabajadores temporales trabajan, estuvieron y están bajo sospecha fundada ante la desaparición de Solano. La última comunicación que su familia recibió se refería a la posibilidad de que le hubiesen liquidado mal sus haberes y la idea de iniciar algún reclamo.

La investigación realizada por la querella dio cuenta de estafas millonarias a trabajadores golondrinas, negocios muy pocos claros de empresas que cambiaban periódicamente su razón social, acarreo de trabajadores en condiciones infrahumanas a través de varias fronteras provinciales, muertes dudosas de otros trabajadores temporales, intervenciones judiciales para desviar la investigación, presentación de testigos falsos. Nada de eso ha sido investigado por el Estado. Marchas, ayunos, reclamos a nivel nacional, allanamientos a la comisaría y otros sitios en que se sospechaba podía estar el cuerpo de Daniel y, fundamentalmente, la tenaz movilización de la familia Solano, llevaron a los responsables materiales a juicio. El lugar ocupado por la carpa de los familiares en el boulevard frente al juzgado pasó a denominarse popularmente “el acampe” y es un símbolo de lucha que se mantiene en Choele Choel hasta estos días. Mientras se desarrollaba el juicio aconteció la muerte de don Gualberto, papá de Daniel, debido a su deteriorada salud. Murió sin llegar a escuchar la condena para los asesinos de su hijo.

Que los asesinos de Daniel estén hoy en prisión es, sin ninguna duda, el triunfo de una lucha popular que lleva más de once años.

Toda la investigación, juicio y lucha se desarrolló durante el primero y segundo gobierno de Alberto Weretilneck, hoy nuevamente candidato a ocupar la gobernación y quien tiene también responsabilidad por la falta de condena para los autores ideológicos de la desaparición y todo el listado de irregularidades y delitos que rodean el caso. El cuerpo de Daniel Solano nunca fue encontrado.

¡Justicia para Daniel Solano, juicio y castigo para todos los responsables!

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