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El sistema educativo en Mar del Plata está en terapia intensiva. Es que la “educación a distancia”, implementada tras el avance de la pandemia, resulta ser un experimento que varía institución a institución, donde prima la falta de presupuesto y de herramientas para garantizar las cursadas, el aumento de la precarización laboral docente y un recorte de contenido abismal.
Un gran número de estudiantes no ha iniciado esta “enseñanza virtual” por falta de acceso a los recursos necesarios (internet, computadoras, etc), situación que se repite entre los docentes e incluso las instituciones, que no cuentan con dichas herramientas ni como complemento de las clases presenciales, sin pandemia de por medio. El gobierno nacional le ha “tirado la pelota” del derrumbe educativo a los trabajadores e hijos, cargando sobre sus hombros los fracasos de las trayectorias estudiantiles y desligándose de toda responsabilidad.
Recortes y precarización
En el ISFD N°19 -el segundo instituto con mayor matrícula de la Provincia-, la plataforma se encuentra disponible de una manera muy precaria. El aula virtual colapsa rápidamente y los estudiantes deben hacer malabares para poder inscribirse a las cursadas. En definitiva, un nuevo filtro por el cual pasan cientos de ingresantes que “sobrevivieron” al sorteo de un ingreso arbitrado por el hacinamiento y la falta de aulas.
Las autoridades definieron unificar las materias en “espacios”, lo que implica un recorte brutal de contenido, así como del trabajo docente, quienes deben pasar por el “puente” de los jefes de área para brindar actividades a los estudiantes. Sigue la incertidumbre sobre las mesas de exámenes finales, las correlatividades y acreditaciones de diferentes materias. En el caso del campo de la práctica, no se ha resuelto nada aún sobre su continuidad, que implica reprogramar tanto salidas, como observaciones y clases presenciales.
El ajuste presupuestario, la falta de equipamiento y herramientas, el hacinamiento en las aulas, la ausencia de bandas horarias, el ataque a los derechos laborales docentes y, tambén, las condiciones de los trabajadores precarizados (gran parte de la juventud vive y sostiene sus estudios de esa manera), dejan al descubierto la necesidad de organizarnos estudiantes y docentes para discutir una salida a la “virtualidad” que se nos ha impuesto en condiciones lamentables. Coordinemos los sectores a través de “foros de debate” para recoger todas las necesidades y resolver acciones frente a la situación de precarización, y para debatir los métodos de evaluación de un tipo de educación, en estas condiciones, repleta de limitaciones.
La virtualidad y la garantía de las cursadas deben implicar un total respeto de las condiciones laborales docentes, que se encuentran sobre exigidos con un “aula virtual” sin tope máximo de estudiantes por comisión, ni horarios estipulados, trabajando las 24 horas del día. El Estado debe garantizar las capacitaciones en servicio, así como el aumento de la planta docente y un salario igual a la canasta familiar.
Vamos por la triplicación del presupuesto para la educación; plan integral de infraestructura y comisiones de seguimiento de docentes, estudiantes y familias; triple banda horaria y más comisiones; equipamiento correspondiente para garantizar las cursadas; pago en tiempo y forma a todos los docentes, salario igual a la canasta familiar; límite de estudiantes en las comisiones “virtuales”; capacitaciones en servicio para todos los docentes.