Estados Unidos y la guerra de la OTAN: qué reveló la filtración de documentos

Escribe Jacyn

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Una nueva filtración masiva de documentos clasificados del Pentágono ha expuesto el compromiso estratégico de Estados Unidos en la guerra de la OTAN contra Rusia. La información fue difundida entre finales de febrero y principios de marzo a través de los servicios de mensajería Discord y Telegram y circularon profusamente por Internet, pero recién cobraron publicidad hace pocos días, cuando The New York Times reveló que había una investigación oficial en curso.

Los documentos sacaron a la luz la existencia de una amplia red de espionaje sobre enemigos y aliados de los propios EE. UU., tanto por medio de la intercepción de comunicaciones como a través de la presencía de informantes. También revelan un sofisticado y extendido aparato de espionaje satelital de última generación, hasta ahora desconocido, que le permite al Pentágono obtener imágenes nítidas de la presencia de tropas y maniobras sobre el terreno.

El bochorno podría costarle caro al alto mando de la OTAN. La información revela, por un lado, el gran desgaste ruso y su estancamiento en la región de Donbás, pero también pone en duda la capacidad del ejército ucraniano para llevar adelante la ´contraofensiva´ prevista para la primavera boreal. Ucrania ya habría alterado algunos de sus planes militares debido a la filtración, dijo a CNN una fuente cercana a Zelensky (CNN, 10/4).

Según uno de los documentos, las fuerzas rusas habían sufrido entre 189.500 y 223.000 bajas hasta febrero, incluidos hasta 43.000 soldados muertos en acción. Mientras tanto, Ucrania habría sufrido entre 124.500 y 131.000 bajas, con hasta 17.500 muertos en acción, dice el informe. Es la primera vez que se filtran cifras tan precisas provenientes, supuestamente, de un documento oficial.

Los documentos filtrados revelan la gran penetración de los servicios yanquis en el alto mando ruso e incluso entre los mercenarios del Grupo Wagner, de gran protagonismo en la guerra. Este habría hecho contactos para comprarle armas a Turquía, un país miembro de la alianza atlántica, para utilizar en Ucrania. Entre sus aliados, los documentos ponen en evidencia la presencia de informantes en el entorno de Zelensky, en la cúpula del Mossad y la intercepción de comunicaciones en el máximo nivel del gobierno de Corea del Sur, entre otros. Exhiben, por ejemplo, las vacilaciones de Seúl para abastecer de municiones a las tropas ucranianas, como le exigía Estados Unidos. Los funcionarios surcoreanos barajan la posibilidad de triangular con Polonia la entrega de suministros, para no aparecer involucrados de manera directa en la guerra y sortear una posible crisis política. También quedaron expuestos los trabajos de inteligencia sobre los países que integran con EE. UU. la ´comunidad de información´ Five Eyes, Canadá, Nueva Zelanda, Reino Unido y Australia.

Algunos de los documentos habrían sido adulterados parcialmente, aunque su veracidad parece estar fuera de duda. Los funcionarios ucranianos, de todos modos, relativizaron su alcance, probablemente porque también ponen de relieve tensiones entre ambos gobiernos. Se afirma, por ejemplo, que Zelensky a fines de febrero “sugirió atacar los lugares de despliegue rusos en la región de Rostov de Rusia”, utilizando vehículos aéreos no tripulados. Hasta ahora, Estados Unidos se ha negado a entregar a Ucrania misiles de largo alcance por temor a que los usen para atacar dentro de Rusia. Otro informe de inteligencia dice que China podría usar los ataques ucranianos contra objetivos en territorio ruso “como una oportunidad para presentar a la OTAN como el agresor” y “aumentar su ayuda a Rusia si considera que los ataques fueron significativos” (CNN, 10/4).

De todos modos, los voceros ucranianos ratificaron su “plena confianza” en el gobierno yanqui, que es su sostén excluyente en la guerra. Precisamente, lo que demuestra palmariamente el material filtrado es el dominio completo del imperialismo yanqui en todos los episodios de esta guerra, no sólo contra Putin, sino también en la manipulación y control de sus propios aliados. Esta presencia excluyente de los Estados Unidos derriba definitivamente las pretensiones de quienes aluden a una guerra por la “autonomía de Ucrania”.

El Pentágono sufre nuevamente una filtración crítica de documentación clasificada, como ya ocurrió antes con los “leaks” (fugas) de Julian Assange, Edward Snowden y Chelsea Manning.

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