Naufragio en Grecia: otro crimen contra los migrantes

Escribe Mauri Colón

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Al momento son 79 personas muertas tras el hundimiento de un barco pesquero a 80 millas de las costas de Grecia, en Pylos. Otro centenar está desaparecido en el Mar Jónico. Se estima que en la precaria nave había 750 personas, que buscaban llegar a suelo europeo. Fueron rescatados sólo 104. El barco había zarpado del puerto de Tobruk, en el este de Libia, con destino a Italia. Sería la peor tragedia de estas características en el mar griego.

Según denunciaron algunos de los rescatados, el pesquero se habría volcado después de que la Guardia Costera de Grecia tratara de remolcarlo con una soga. El portavoz de los guardacostas, Nikos Alexíu, dijo que "nunca hubo ningún intento de amarre” por parte de las autoridades costeras. Sin embargo, unas horas después, el portavoz del Gobierno interino, Ilias Siakandaris, señaló a la televisión pública ERT que los guardacostas sí usaron una cuerda "para sostenerse y para acercarse” al barco (Página/12, 17/6). Este crimen desató la ira contra la guardia costera. Hubo movilizaciones masivas, organizadas por agrupaciones antirracistas, sindicatos y organizaciones políticas en ciudades como Atenas, Tesalónica, Patras, Karditsa y Kalamata y en otros puntos del país.

La tragedia desató una crisis política a menos de dos semanas de la segunda vuelta de las elecciones generales de Grecia, que estaban previstas para el 25 de junio. Se suspendió la campaña y se declararon tres días de duelo nacional.

El gobierno provisional del primer ministro Ioannis Sarmas anunció que el poder judicial tendrá la decisión final sobre la investigación del naufragio y el fiscal de la Corte Suprema, Isidoros Dogiakos, pidió secreto absoluto en esta investigación.

Debido al período de luto anunciado por el gobierno interino, el debate televisado de los líderes del partido fue cancelado luego de que las partes no pudieran acordar una fecha alternativa. Los enfrentamientos entre Nueva Democracia y SYRIZA se han centrado en gran medida en el tema del naufragio de esta semana. La cuestión de la migración y el trato a los refugiados son un tema político central. El gobierno mantuvo hasta ahora una dura política contra los migrantes. Un candidato parlamentario de Nueva Democracia fue expulsado del partido por sugerir que si los que se ahogaron en el naufragio hubieran llegado a Grecia, habrían comenzado a robar. Nueva Democracia afirmó que “el discurso de odio y el racismo no están en el marco de principios del partido”. Por su parte, Nikos Androulakis, del PASOK, descartó una vez más trabajar con ND después de las elecciones.

Crisis humanitaria en el Mediterráneo

Semanas atrás, la cuestión de la inmigracion se discutió fuertemente en Bruselas, sede de gobierno de la Unión Europea. Según el diario español El País, la Unión Europea acordó un mecanismo de reparto entre los Estados miembros de 30 mil personas al año o, en su defecto, un aporte económico a cargo de cada socio. Además, dispuso un endurecimiento de los requisitos para quienes buscan asilo en territorio europeo, también la construcción de nuevos centros de detención. Las recetas antimigratorias de la UE vuelven las costas y las fronteras de los países como Grecia, Italia, España o Francia, es decir, los catalogados “recibidores primarios de inmigrantes”, en verdaderos cementerios a cielo abierto.

Al menos 21.000 personas se han ahogado en el Mediterráneo desde 2014. Solamente en lo que va de año se han producido 1.166 fallecimientos o desapariciones en las rutas mediterráneas. Otras miles más se encuentran en campos de detención en el norte de África o en las islas griegas, donde las Naciones Unidas han encontrado pruebas de crímenes contra la humanidad en los que la UE es cómplice. Otros, mientras atraviesan Europa a pie, son víctimas de la violencia, la extorsión, la humillación y las privaciones patrocinadas por los estados nacionales.

Se estima que, los tres países de origen de los grupos más grandes de personas desplazadas por la fuerza, según el último informe de la ONU son: Siria (6,5 millones), Ucrania (5,7 millones) y Afganistán (5,7 millones). Todos estos puntos geográficos comparten un elemento en común: fueron víctimas de las mayores operaciones militares de Estados Unidos y la OTAN en el siglo XXI.

Es imprescindible la unidad de los trabajadores europeos contra los gobiernos imperialistas y sus políticas antiinmigratorias.

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