Luzbelito: el rock yugular de Patricio Rey

Escribe Mauri Colón

Tiempo de lectura: 3 minutos

Luzbelito, publicado el primero de agosto de 1996, fue el séptimo álbum de estudio de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Un trabajo que se convertiría en una obra cumbre del rock argentino y que, además, sería un disco bisagra para la banda, un anticipo del sonido que caracterizará a sus siguientes dos discos -“El último bondi a Finisterre” y “Momo Sampler”- con gran protagonismo de los samplers y la programación, fusionados con el rock característico del tañido ricotero.

En 1996, el modelo neoliberal del peronista Carlos Menem hacía estragos. La creciente desocupación, la pobreza y la represión eran el producto de los años del modelo menemista. Desde los primeros años de los noventa ya se podía ver una férrea resistencia al modelo pejotista. El ascenso de masas que abrió el “santiagueñazo”, en 1993, tendría más episodios en Cutral Co, Plaza Huincul, Tartagal, Mosconi, entre otros. Fruto de este proceso de lucha, nacería un nuevo actor social: el Movimiento Piquetero, actor indiscutible de la rebelión popular de 2001. En este contexto de corte de rutas, asambleas y piquetes, Patricio Rey se convertiría en un fenómeno de masas que, con la salida de este álbum, trasladaría sus “misas ricoteras” por todo el país.

La banda liderada por la troika: Indio Solari (voz), Skay Belinson (guitarra) y la “Negra” Poli (manager) y completada por Walter Sidotti (batería), Sergio Dawi (saxofón) y “Semilla” Bucciarelli (bajo) entró a grabar el material de Luzbelito, luego de tres años de silencio discográfico desde la salida del doble Lobo suelto/Cordero atado.

La banda se decidió por un disco conceptual. El opus gira alrededor de un personaje ficticio, Luzbelito, hijo de un demonio. A través suyo la banda retrata las ambigüedades de las creencias y comportamientos humanos desde distintos puntos de vista.

En lo sonoro recogerá aspectos del clima espeso de la época. Desde el comienzo del disco con Luzbelito y las sirenas podemos apreciar la atmósfera sombría y oscura, hasta si se quiere, por momentos, opresiva de ciertos pasajes. Un sello del disco. En otros pasajes hay momentos más festivos, como los antiguos, pero hasta entonces inéditos, Mariposa Pontiac-Rock del país y el Blues de la libertad.

El resto de las canciones fueron compuestas para Luzbelito. Contiene 11 temas, muchos de los cuales se convirtieron rápidamente en himnos de casi tres generaciones, pero quizás el que más se destaca es Juguetes Perdidos, con su coro para estadios -“banderas rojas, banderas negras, de lienzo blanco en tu corazón”-.

El arte de Luzbelito, nuevamente realizado por el artista platense Rocambole, inseparable colaborador de la banda, destaca en portada el busto del personaje adornado con una vela en la cabeza. Fue el primer álbum de Los Redondos en ser vendido sin la tradicional caja acrílica de los CD. La edición incluía un minilibro con ilustraciones alegóricas creadas por Rocambole.

Cuando la marea nos quiere tapar

Luego del asesinato de Walter Bulacio, la formación platense renegaba de organizar shows en la Capital Federal. Los constantes enfrentamientos con la policía, las multitudes de seguidores que iban a los recitales, la persecución mediática a la banda habían enrarecido los toques de la banda. Para presentar Luzbelito, la banda organizó una gira nacional. En el marco de la presentación de este trabajo, la banda sufrió la censura del intendente de la ciudad bonaerense de Olavarría, Helios Eseverri, lo que dio lugar a una inédita y única conferencia de prensa de la banda.

Este asunto está ahora y para siempre en tus manos

Con casi 30 años bajo el brazo, Luzbelito tiene una vigencia extraordinaria y es considerado uno de los discos preferidos de los seguidores de la banda.

Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota le puso música a miles de voces desangeladas por el frío, por el hambre y la marginalidad del menemismo. Logra retratar el Infierno, no el de la religión, sino uno real y de carne y hueso: el de la decadencia capitalista. A nosotros los explotados aún nos queda, para resistir, el rocanrol del país.

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