José C. Paz: balance de las elecciones de delegados del SUTEBA

Escribe Sebastián Chirino

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Del lunes 8 al viernes 12 de abril se desarrollaron las elecciones de delegados en todas las seccionales de SUTEBA. Su difusión fue casi nula. A lo sumo, en algunas seccionales giró un mensaje en algunos grupos de WhatsApp.

En la seccional de José C. Paz ni siquiera se difundió por los grupos de delegados o afiliados, ni en la página oficial de Facebook. La clandestinidad de la convocatoria a las elecciones respondió a la intención de la burocracia del SUTEBA por evitar que se abra una deliberación en las escuelas acerca de que tipos de delegados y políticas necesita la docencia, en momentos donde el ajuste de Milei y los gobernadores se está profundizando. Mucho menos cuando, en la misma semana, la conducción de SUTEBA se aprestaba a aceptar una propuesta salarial a la baja. En las escuelas del distrito, desde el día que se conoció la propuesta del gobierno, fue rechazada de forma masiva por la docencia.

Las elecciones de delegados en José C. Paz permiten sacar algunas conclusiones. En un distrito donde hay aproximadamente 130 establecimientos, como mínimo de dos turnos en cada uno, corresponderían un delegado y un subdelegado por turno. Es decir podríamos contar con un cuerpo de delegados de 520, pero la elección arrojó un total de 207, aunque aún faltan las elecciones complementarias. De este total, en un principio, el 70% está en mayor o menor medida en la periferia de la conducción y el 30% restante corresponden a las distintas agrupaciones de la oposición e independientes con algún grado de ligazón a estas. En principio este nuevo cuerpo de delegados no diferirá mucho del elegido en 2023, en cuanto a cantidad y composición política. En las pocas reuniones de delegados ordinarias convocadas por la conducción, nunca hubo más de 45 delegados, menos de un 25% del cuerpo. En las asambleas de afiliados la participación es aún más raquítica, menos del 10% del padrón distrital.

En las escuelas donde se informaba, por parte de los candidatos opositores o independientes, de la realización de la elección la participación de la docencia, afiliada y no afiliada fue masiva, y si era para desplazar a delegados ligados a la conducción más aún. Un ejemplo de esto fue el caso de la EEST N1, donde parte de la comisión directiva distrital interrumpió de forma unilateral el desarrollo de la elección del turno vespertino, al enterarse que la elección había arrancado por iniciativa de una candidata opositora a la conducción. Con el argumento de que no estaban sus candidatos al momento del inicio de la elección, en vez de sumarlos, como correspondía, rompieron la planilla, vaciaron la urna, y comenzaron de nuevo la elección. Esta patoteada generó un repudio general de los docentes en una de las escuelas más importantes del distrito, que resultó en una derrota aplastante de los representantes de la conducción distrital.

Mas allá de la experiencia la directiva del SUTEBA José C. Paz interpreta que la “falta de participación” de la docencia en la vida del sindicato corresponde a una apatía reinante, que de fondo vinculan con el voto masivo a Milei. Es un reflejo histórico de la burocracia sindical, que intenta disfrazar su papel como correa de transmisión de las patronales, en este caso del gobierno de la provincia, diciendo “las bases no dan”. Un ejemplo de esto surgió en un debate en la última reunión de delegados; en su intervención, la secretaria de Derechos Humanos del SUTEBA (provincia) expuso que la carpa blanca, reivindicada como un “hito histórico de lucha” por la Celeste, fue una estrategia porque “la docencia no paraba”. Este argumento lo traen también al presente, aun cuando los docentes pararon masivamente el año pasado en los paros autoconvocados, impulsados por las seccionales opositoras, y que la dirección del SUTEBA (provincial y locales) carnereó en primera instancia para luego directamente impulsar junto con el gobierno de la provincia de Buenos Aires los descuentos y las injustificadas, intentando dar un mensaje ejemplificador para intentar doblegar la tendencia a la huelga de la docencia bonaerense.

Este razonamiento y accionar oculta que el vaciamiento consciente del sindicato, tanto a nivel provincial como distrital, intenta blindar a un aparato del repudio masivo de la docencia, que lo identifica como una de las partes responsable y necesaria de la degradación sistemática de los salarios, de la precarización y de las desjerarquización de la profesión. Un botón de muestra de esto fueron las consultas sobre la aceptación de la propuesta salarial del mes de abril. En muchas escuelas, se hicieron consultas mediante encuestas de WhatsApp, en absolutamente todas el rechazo fue total, a contramano de la aceptación “por absoluta mayoría de los secretarios generales”.

Otro argumento que expone metódicamente la conducción distrital es poder llevar “la lucha en la más absoluta unidad” aunque no se refieren a la absoluta unidad en la lucha de la docencia o de la clase obrera, sino en la absoluta unidad de los aparatos sindicales. Por eso no cuestiona ni critica a la CGT en su estrategia colaboracionista con el gobierno de Milei que implica dejar pasar una reforma laboral reaccionaria. Cabe aclarar que esa reforma laboral incorpora la esencialidad de la educación, es decir la eliminación del derecho a huelga. Al momento de escribir este artículo, ni CTERA ni SUTEBA han sacado un comunicado ni una convocatoria a parar o movilizarse contra la votación de la Ley BASES en Diputados que se realizará el lunes 28/4.

Desde Tendencia Docente Clasista, nuestra agrupación sindical, hicimos un esfuerzo, que repetiremos en las complementarias, para que en las escuelas del distrito se elijan delegados que den una batalla para defender una política sindical independiente del gobierno provincial - y nacional- y para organizar la lucha por un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, por la defensa del derecho a huelga y el conjunto de los reclamos docentes, sin dejar de explicar que la conducción actual es incompatible con este programa por su orientación política. Por eso las exigencias de que se pongan a la cabeza de un plan de lucha real no son más que dilatorias para organizar una respuesta de conjunto de la docencia.

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