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Los diarios del domingo no sólo dan por hecho la media sanción de la Ley Bases en Diputados. También ven, de parte del gobierno, “una transición a un pragmatismo explícito”. Para Jorge Liotti, de La Nación, Milei, además, “entendió que su gestión nunca tendría sustentabilidad”. Ignacio Zuleta, en Clarín, va más lejos que sus colegas: “la capacidad de gobernar de(l) Congreso es más fuerte que un Ejecutivo invertebrado y débil”. La Marcha Universitaria protagonizada por centenares de miles de personas habría logrado invertir la ecuación política que se manifestó en el inicio del Gobierno, que habría pasado a un intento de régimen de poder personal y de mega DNUs, a otro de colaboración parlamentaria o, más sencillamente, de parlamentarismo.
Zuleta atribuye este giro a la emergencia de un bloque “bisagra”, en referencia al grupo de Hacemos que comanda Miguel Pichetto. Se trata, por cierto, de un bloque variopinto que reúne a diputados del fenecido ex JxC. El secretario del grupo es presidente del Pro de Córdoba, pero no integra el bloque que preside Ritondo. El trío Milei-Posse-Caputo pasaría, en cierto modo, a cogobernar con un bloque minúsculo, lo cual no califica para hablar de un sistema parlamentario. El periodista señala que, luego de la aprobación, todavía incierta, de la Ley Bases en Diputados, Hacemos pretende imponer una agenda legislativa correctiva de la política oficial. Es así que pretende derogar exenciones impositivas (Gastos Tributarios) por el equivalente al 2 % del PBI lo que significaría unos 9 mil millones de dólares Pide, asimismo, hacer pública la Separata, que clasifica a la totalidad de los beneficiarios de estas exenciones, que se estiman en el 5 % del PBI –por 20 mil millones de dólares- . Este reclamo atraería el apoyo de la UxP, de modo que la ‘bisagra’ ampliaría su capacidad de abrir puertas. Entre las novedades figura también aumentar los impuestos a los Juegos de Azar. Este ejercicio explícito de musculatura parlamentaria, con iniciativas propias de proyectos de leyes, pretende, aunque no lo dice, suplantar la “motosierra” de Milei y confrontar con los planes fiscales del Gobierno –al menos a partir de finales de este año cuando debe aprobarse el Presupuesto 2025-. Coincide con Milei en confiscar el Fondo de Sustentabilidad de ANSES, pero discrepa con el destino del dinero, que lo reserva para el pago de sentencias judiciales a favor de jubilados y una “mejora” del 8 % de los haberes jubilatorios.
Es claro que la Marcha Universitaria dejó al desnudo una crisis de poder – inminente o potencial. Esa crisis de poder está presente desde que el ex FdT y el ex JxC perdieron siete millones de votos en las parlamentarias de 2021 –a la salida (aún sanitariamente precaria) de la pandemia-. Se acentuó con el Rodrigazo del nuevo gobierno, al potenciar la inflación y la confiscación de salarios y jubilaciones camuflada, sin trazos de vergüenza, como una “licuación”. Desde un punto de vista político, la Marcha Universitaria fue la primera reacción de masas contra el intento de confiscar los ingresos de las universidades, de los docentes y no docentes, y de los alumnos. Para imponer un sistema de cogobierno entre el Congreso y el Ejecutivo, los parlamentarios van a votar una delegación de poderes al Ejecutivo, o sea al gobierno de la uniformidad personal. El resto de la agenda son la Reforma Laboral, las privatizaciones, el impuesto al salario y, bajo cuerda, la supervivencia del DNU/70 en la mayor parte de sus atropellos. La parlamentarización del régimen político y la cogobernabilidad son subterfugios para ocultar la cooptación -y división- del Congreso por parte del gobierno liberticida.
Nicolás Wiñazky, el conocido periodista de TN, describe con mayor extensión esa cooptación. El acuerdo para homologar la paritaria de Camioneros una vez reducidos a la baja los aumentos de salarios. Allí donde Jorge Liotti señala que el secretario de Trabajo, Cordero, le dijo a la CGT “díganme lo que quieren”, para que la burocracia apoye la Ley de Bases, Wiñazki agrega que Cordero “busca consensos para obtener victorias legislativas” y deschava que, en una disertación organizada por el Estudio Marval-O’Farrell-Mairal, Cordero advirtió: “quiero hablar maravillosamente bien del sindicalismo”. No se refería, por supuesto, al Sindicato Obrero del Aceite, que acaba de declarar una huelga indefinida contra la Ley Bases y contra el impuesto al salario, que afecta en masa a sus afiliados. Milei ha logrado cooptar, aunque todavía de un modo incompleto, a la burocracia sindical. Quien no ha advertido esta cooptación generalizada es el FITU, que irá como furgón de cola al acto de la CGT en Azopardo, dejando “la Plaza de Mayo vacía el 1° de Mayo”, en medio de una guerra mundial, masacres, censuras y una ofensiva brutal contra los trabajadores en Argentina. La cooptación incluye a los gobernadores, que el 25 de Mayo irán a firmar un pacto con el gobierno liberticida. Esperan a cambio que el gobierno mantenga los fondos que incentivan a los capitalistas de la pesca, a los usufructuarios de obras públicas grandes y hasta la exportación de limones. “Quen nao da, nao recebe” dicen en Brasil. Los gobernadores entregan la autonomía política de las provincias y los derechos sociales de los trabajadores, a cambio de negocios de alcance relativo para sus pueblos.
El “pragmatismo” que la prensa atribuye al gobierno no es más que un conjunto de maniobras para reforzar el régimen de gobierno personal o camarilla en función de una gran confiscación económica y política de los trabajadores.