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La huelga docente de 48 horas convocada por la Multicolor, que conduce tres distritos, ha sido un gran avance en la lucha. El SUTEBA, que dirige más de 130 seccionales, ha visto en forma impotente como la docencia se plegaba al paro masivamente. La Multicolor, sin embargo, ¡rechaza toda acción de huelga fuera del marco sindical oficial! En Mar del Plata se registró una altísima adhesión.
Casi en paralelo se conocía un audio en el que la secretaria de Jubilaciones del SUTEBA local expresaba asombro y repudio “al paro trotsko”, en especial en las escuelas técnicas del distrito donde se registró más de un 90%.
La emisora del mensaje declara que “las cartas están echadas y que, pese a hablar con todo el mundo, difícilmente se pudiera volver atrás”. Afirma que “ante la mínima cosa adhieren todos, pese a que están amenazados con que les van a descontar”; y que “no les importa nada!”. Pero los partidos de la Multicolor asignan un gran ‘reflujo’ a las masas.
Tras proferir otros insultos a los docentes y al propio A. Fernández, sigue la línea del comunicado: acusar a los trabajadores y a los ‘trotskos’ de estar favoreciendo a Milei y Bullrich. Esos ‘trotskos’, sin embargo, se esfuerzan por que sus posiciones no sean confundidas con el tigrense.
La dirección del SUTEBA, por su parte, se niega a reconocer que los docentes van a una huelga porque los salarios quedaron pulverizados por el gobierno de Yasky y Baradel. Los salarios en cuotas son pactados a espaldas de la docencia.
La burocracia está desbordada y su gobierno en pánico.
Al revés de la conclusión de la conducción de SUTEBA, quien allana el camino a la derecha no es otra que ella misma. Sileoni primero y Massa después afirman que se tienen que terminar los paros docentes. Mientras Carlos Del Bianco, el jefe de asesores de Kicillof declara que “la huelga de Suteba en Bahía, no es un paro, sino una medida ilegal” (la nueva.com, 7/9). El SUTEBA y su gobierno ejecutan de manera anticipada la receta de Grindetti, el candidato a gobernador de Bullrich, quien ya anunció su intención de declarar a la educación como servicio esencial y por ende la supresión de toda medida de protesta de los trabajadores.
