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Algunos medios le atribuyeron el avasallamiento de Agustín Rossi a manos de Villarruel apenas a una cuestión de personalidades. Pero una lectura adecuada del debate revela que Rossi fue arrasado por razones estrictamente políticas.
En la primera confrontación posterior a la primera vuelta, Rossi no fue capaz de endilgarle a la candidata de LLA la cooptación de su lista por parte de Mauricio Macri. Probablemente, temía que Villarruel recordara la colaboración sistemática de Sergio Massa con el gobierno macrista. En el “mientras tanto”, Massa conversa con otro macrista, Melconian, la posibilidad de un desdoblamiento cambiario precedido por una fuerte devaluación de la divisa oficial. Una ofensiva de Rossi, en esa línea, chocaba con el gobierno de “Unidad nacional” que pergeñan con Gerardo Morales y otros.
En la agenda de defensa y seguridad, Rossi `levantó la cuestión de Malvinas, sin detenerse un segundo en la cuestión de fondo –la militarización del Atlántico Sur, en medio de un escenario mundial signado por las guerras de la OTAN. Es que Rossi, y el propio Massa, han anudado todos los compromisos del caso para el alineamiento del estado argentino con el imperialismo. Frente a los ataques de Villarruel por las “relaciones con China”, Rossi se limitó a ser portavoz del capital agroexportador.
Cuando Villarruel le preguntó por la crisis palestina, Rossi cerró filas con Milei-Villarruel (y por supuesto también con Massa) en la caracterización de Hamas como organización terrorista. Fue el único momento del debate en que se mostró enérgico –o sea, cuando asintió con Villarruel en el argumento usado por el Estado sionista para consumar un genocidio.
Rossi naufragó también en el punto supuestamente perfecto para hacer leña de la candidata mileísta –la cuestión de los derechos humanos. El vice de UxP hizo una reseña manipulada de “los derechos humanos y la democracia”, donde olvidó incluir al punto final y la obediencia debida de Alfonsín y los indultos de Menem. La cuestión de los juicios posteriores, que Rossi se los atribuyó al kirchnerismo, vino en cuentagotas y con genocidas octogenarios o nonagenarios. Naturalmente, la reseña “democrática” de Rossi excluyó a los casos de gatillo fácil de la democracia; a los apaleados y asesinados por las burocracias sindicales y, de un modo más general, a la convalidación del orden jurídico y económico de la dictadura (deuda externa) desde 1983 a esta parte.
Rossi hizo “memoria”; pero cuando Villarruel se prometió perseguir a los piquetes y movilizaciones en caso de llegar al gobierno, el vice nacional y popular no abrió la boca. Los nuevos spots de Sergio Massa exigen que “los maestros estén en la clase”, un slogan antihuelga que el ministro-candidato le copió a Patricia Bullrich.
Mientras Rossi buscaba empatizar con la agenda Villarruel, la vice de Milei se despachaba denunciando todas las miserias del repertorio “nacional y popular”, desde los bolsos de López hasta Insaurralde.
El debate mostró el desbande conceptual y personal de los “Unidos por la Patria”, y su compromiso con la agenda del gran capital. Los que van a votar a Massa para ponerle un “cerco democrático” (sic) a Milei se enfrentarán con un colador o serán parte de su derrumbe –de todos modos, ya lo saben.
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