Por bombas o por hambre, Israel y Estados Unidos avanzan con el genocidio palestino

Escribe Olga Cristóbal

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El gobierno de Israel celebró las vísperas de Navidad con el asesinato de más de dos centenares de civiles en Gaza y Netanyahu dijo que estaban “intensificando” su campaña. Según el ejército sionista, unos 200 objetivos fueron alcanzados en un período de 24 horas.

Los ataques aéreos y bombardeos de artillería en algunos casos exterminaron cuatro generaciones de una misma familia. Se concentraron en barrios residenciales como Bureij y Deir el-Balah, y los campos de refugiados Nuseirat y Jabalia.

El ataque aéreo dirigido a una casa en el campo de refugiados de Jabalia provocó el asesinato de decenas de civiles y heridas a muchos otros.

En los barrios de Sheikh Radwan y Shejaiya, los ataques tuvieron como objetivo viviendas residenciales. Un día antes, un ataque aéreo israelí mató a 76 miembros de una familia extendida, dijeron funcionarios de rescate.

Los bombardeos y los disparos ininterrumpidos dificultaron la llegada de los equipos médicos. Las víctimas fueron trasladadas al Hospital de los Mártires de Al-Aqsa. Los heridos -la mayoría mujeres y niños- yacen en el suelo y son operados sin anestesia ni analgésicos.

Israel aseguró el viernes que controla casi totalmente el norte de la Franja, pues sus tropas se encuentran en "las etapas finales del control operativo", según el criminal de guerra y portavoz militar Daniel Hagari. Además mantienen la ofensiva en el sur de la Franja, en ciudades como Jan Yunisy.

Muchos asesinatos tienen carácter selectivo: desde octubre han eliminado más de 300 miembros del personal médico, 32 oficiales de protección civil y 96 periodistas. En tanto, 42 trabajadores de la salud -incluidos directores de hospitales- y ocho periodistas fueron detenidos por las fuerzas israelíes.

Alrededor de 1,9 millones de habitantes de Gaza, aproximadamente el 82% de la población, están desplazados. Más de 20.000 palestinos han sido asesinados desde octubre y por lo menos otras siete mil personas están bajo los escombros. De los 53.000 heridos, 5.000 morirán en los próximos días por falta de atención médica adecuada, afirma el Ministerio de salud gazatí.

No hay hospitales operativos en el norte de Gaza, y sólo nueve centros sanitarios de todo el país funcionan parcialmente.

Entre 20.000 y 25.000 muertos en una población de poco más de 2 millones significa que más de uno de cada cien gazatíes fue asesinado en los últimos dos meses y medio. Esto equivale a 3,3 millones de personas en Estados Unidos (WSWS 24/12). La campaña sionista en Gaza, dicen los expertos, es la más mortífera y destructiva de la historia reciente y supera el bombardeo aliado en Alemania en la Segunda Guerra Mundial.

El genocidio cuenta con la intensa colaboración militar y política de Estados Unidos y la Unión Europea, y la complicidad de los países árabes y el “concierto de las naciones”, para usar una expresión cara a la ONU. Con la honrosa excepción de Yemen.

Estados Unidos remite 4 millones de dólares anuales en ayuda militar a Israel. Desde octubre, aumentó de semana en semana sus envíos de armas. Le ha suministrado más de 5.000 municiones MK-84, un tipo de bomba que el Ejército sionista utiliza contra la población civil, según un análisis de evidencia visual que publicó The New York Times el viernes.

Hasta el momento Israel ha lanzado 53.000 toneladas de bombas sobre la minúscula y superpoblada Franja de Gaza. Las bombas de una tonelada arrasaron toda la Franja, incluyendo la zona del sur, a la que Israel había ordenado que se desplazaran los civiles con el pretexto de darles seguridad.

El periódico informó que escaneó imágenes de satélite del sur de Gaza en busca de cráteres resultantes de este tipo de bomba, de 13 metros de diámetro o más. La investigación identificó 208 cráteres de más de 13 metros “aunque es probable que muchos casos no hayan sido capturados”.

Las Naciones Unidas han tolerado solo en las últimas tres décadas el asesinato de miles de palestinos, el bombardeo en distintas oportunidades de la población civil, la implantación de un sistema de apartheid, la construcción de un muro de más de 700 kilómetros y la extensión de la ocupación ilegal de territorio palestino, con demolición de viviendas, anexión de tierras y construcción de asentamientos. En 1993 había 247.000 colonos israelíes; en la actualidad son 700.000.

El viernes, la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, demorada largamente por Estados Unidos, retiró la frase “cese del fuego” y se limita a solicitar “medidas urgentes para permitir inmediatamente el acceso humanitario seguro y sin obstáculos, y también para crear las condiciones para un cese sostenible de las hostilidades”. Una licencia para avanzar en el exterminio.

Netanhayu admitió ayer que por lo menos 156 soldados israelíes -15 la última semana- han muerto en territorio gazatí, una información que coincide con las cifras informadas por las milicias palestinas, fuertes en el combate callejero.

A pesar del masivo apoyo de los habitantes de Israel a la política de limpieza étnica, el creciente número de bajas y la ratificación de la muerte de más rehenes movilizó a varios miles de personas que pidieron el sábado a la noche la destitución del primer ministro, en Tel Aviv (LN; 25/12).

Por las bombas o por el hambre

Israel utiliza otra arma de guerra tan mortífera con los bombardeos, que es la hambruna y el bloqueo. Las condiciones en las que sobreviven las embarazadas y las que recién parieron son dantescas. La Nochebuena, una joven con su hija de una semana en brazos, explicó a Telesur que ni ella ni la bebé habían podido bañarse después del parto, que los olores son insoportables. La muchacha dijo que estaba hambrienta pero que lo que necesitaba era agua para ella y su hija.

Esta situación está generalizada. Un informe de Naciones Unidas afirma que en Gaza “hay una ducha por cada 4.500 personas y un inodoro por cada 220”. Estas condiciones promueven la propagación de enfermedades infecciosas. El documento menciona más de 100.000 casos de diarrea, 50.000 en niños menores de cinco años, una tasa 25 veces superior a la que existía antes del ataque de Israel. El Ministerio de Sanidad palestino dijo que 50.000 mujeres embarazadas y unos 900.000 niños están gravemente desnutridos. “El hambre está asolando Gaza, y se espera que aumente la enfermedad en toda la Franja, más agudamente entre los niños, las mujeres embarazadas y lactantes, y las personas mayores”, escribió la ONU en un informe.

La ONU informó que el 93% de la población se enfrenta a 'niveles de crisis de hambre', mientras que uno de cada cuatro hogares se encuentra en 'condiciones catastróficas' de inanición. El viernes, el secretario general Antonio Guterres reconoció que “cuatro de cada cinco de las personas más hambrientas de cualquier parte del mundo están en Gaza”.

Arif Husain, director del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, dijo que la hambruna masiva en Gaza es la peor que ha visto en su vida. “No hay nada peor. Nunca he visto algo a la escala de lo que está ocurriendo en Gaza. Y a esta velocidad.”

Esta semana, parte del gabinete israelí pidió explícitamente el vaciamiento de la Franja para instalar allí nuevas colonias judías. El ex primer ministro Olmert, en cambio, dijo que destruir a Hamas es inviable y pidió la imposición de una fuerza multinacional. Netanhayu huye hacia adelante.

La Nochebuena, cientos de miles de personas se movilizaron en todo el mundo en solidaridad con Palestina, incluido Berlín, Irlanda, Escocia, Japón, Sudáfrica, Bangladesh y numerosas ciudades norteamericanas. En Holanda, 8000 pares de zapatitos fueron colocados en memoria de los niños asesinados. En la India, la policía reprimió una marcha de mujeres que denunciaba el genocidio. En Marruecos, varios cientos de miles marcharon exigiendo la ruptura de relaciones con Israel. En Finlandia, los manifestantes bloquearon barcos que llevaban armas a Israel mientras miles desfilaban en las congeladas calles de Helsinski.

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