Un aporte al balance del paro de CTERA

Escribe Mauro Triulzi

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El paro nacional convocado por CTERA este lunes tuvo un alto acatamiento en la provincia de Buenos Aires, particularmente en los distritos del conurbano.

Sin embargo, en gran cantidad de escuelas hubo compañeros que se han pronunciado por no adherir al mismo, aun cuando manifiestan su malestar por la pérdida de poder adquisitivo del salario y el deterioro general del sistema educativo público.

La no adhesión constituye un fenómeno novedoso ya que, en gran parte, se trata de compañeros que han adherido sistemáticamente a los paros convocados durante 2023 e incluso se opusieron a la oferta a la baja realizada por el gobernador Kicillof para el mes de febrero (9% cuando la inflación supera el 20%) y a la quita de los fondos nacionales por parte del gobierno nacional de Milei, que constituyen alrededor del 10% del salario total de los docentes.

Lo descripto anteriormente evidencia una contradicción, ya que son docentes que se oponen al ajuste nacional y provincial pero no adhieren al paro. La explicación radica en la actuación de la dirección Celeste de SUTEBA y de CTERA los últimos años. Mientras gobernaron los Fernández, CTERA prácticamente no realizó acciones (una huelga en 2022 y otra en 2023) a pesar de que existieron enormes luchas como la de los docentes jujeños y santacruceños, por citar algunas, evitando unificarlas en un plan de acción nacional en el marco de su política colaboracionista tanto con el gobierno nacional como con los gobiernos provinciales.

Por su parte, la conducción Celeste de SUTEBA ha renunciado a realizar cualquier acción de lucha desde que Kicillof asumió como gobernador en 2019, aunque las condiciones edilicias y de infraestructura de las escuelas son críticas, el salario docente fue pulverizado por la inflación y la pobreza no ha parado de crecer. Fueron los paros convocados por los SUTEBA Multicolor los que han vehiculizado el descontento general de los docentes, con acatamiento masivo en toda la provincia, proceso que se agudizó en 2023, a punto tal que motivó que el gobernador apelara a una política reaccionaria de descuentos y aplicación de faltas injustificadas, que lo colocó en el mismo campo que su predecesora María Eugenia Vidal. La dirección provincial Celeste no hizo absolutamente nada frente a esto, ni siquiera en los casos más arbitrarios.

En conclusión, mientras los docentes han protagonizado y llevado adelante diversas acciones de lucha contra el deterioro salarial, las condiciones edilicias y de infraestructura, y el proceso de empobrecimiento general que afecta a nuestros estudiantes y sus familias, las direcciones de CTERA y SUTEBA se han colocado en sintonía con los gobiernos responsables de esta situación. En esta colaboración consiste su carácter burocrático, pero de ninguna manera esto puede ser motivo para rechazar un paro bajo las actuales circunstancias.

Sobran razones para el paro nacional convocado por CTERA y por eso lo hemos impulsado hasta el final, pero advirtiendo la necesidad que darle continuidad a través de un plan de lucha. Sin embargo, también sobran razones para impulsar un paro y un plan de lucha en provincia de Buenos Aires.

Llamemos al conjunto de la docencia a rechazar la paritaria a la baja de Kicillof-Baradel y a desarrollar autoconvocatorias, asambleas y congresos de base para darle continuidad al paro e impulsar un plan de lucha, con la perspectiva de la huelga general como condición para derrotar el ajuste de Milei y los gobernadores.

LEER MÁS:

Primer balance del paro nacional docente de CTERA Por Emiliano Fabris, 26/02/2024.

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