Escribe Christian Miguez - Miembro de la Comisión Interna Acindar Villa Constitución
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La patronal multinacional de Arcelor Mittall –propietaria de Acindar en Argentina- anunció el cierre por un mes de sus plantas en la Argentina. La decisión de la empresa ha provocado una conmoción popular en Villa Constitución, una ciudad que orbita en torno a esta gran acería. En la región, se han producido también suspensiones en la carrocera Marco Polo y en múltiples talleres y plantas menores. La producción de la planta Acindar cayó en un 40 % en los últimos meses. La patronal señala que las ventas se desplomaron como consecuencia de la interrupción de la obra pública y la fuerte caída de la demanda privada para construcción.
La empresa no ha convocado a las representaciones gremiales para determinar estas suspensiones, lo que supone que se pagarán los salarios. Es muy claro, sin embargo, que el agravamiento de la crisis nos tendrá a los trabajadores como el pato de la boda.
Acindar cuenta hoy con unos 1200 trabajadores metalúrgicos efectivos y unos 1100 tercerizados. A nadie escapa que una profundización de esta crisis afectará en primer lugar a estos últimos compañeros. Esto ya ha venido ocurriendo en las últimas semanas: aduciendo la caída en la producción, la patronal dio de baja contratos a plazo fijo y se dispusieron también retiros ‘voluntarios’ de unos 30 trabajadores de planta. Desde noviembre, además, se vienen cayendo turnos de trabajo, lo que afecta el nivel de los salarios –ya bastante golpeados por arreglos salariales que vienen por atrás de la inflación-. La crisis industrial, en resumen, se abate sobre una fábrica golpeada por el avance de la tercerización del trabajo, que crea el “colchón” necesario para que la patronal descargue la crisis sobre estos trabajadores.
La UOM local presenta en estas horas a la patronal como una víctima, a pesar de que la patronal de la siderurgia es un pilar de la política de Milei. Espera que la recesión profundice el avance precarizador, contra el que hemos luchado una fracción combativa de delegados y trabajadores de la planta.
En declaraciones a los medios, la patronal de Acindar se ha cuidado muy bien de “quejarse” de la orientación económica oficial, en la cual se apoya contra los trabajadores. En cambio, señalan que quieren sustituir las ventas al mercado interno con mayores exportaciones, para lo cual, dicen, deben “mejorar la competitividad”. En el lenguaje patronal, ello no significa jamás sacrificar beneficios –que vienen siendo cuantiosos desde la salida de la pandemia-, sino reclamar una mayor devaluación, por un lado, y golpear las condiciones laborales, por el otro. No es de extrañar, entonces, que el parate de este mes anticipe una nueva escalada sobre puestos y condiciones de trabajo en la fábrica.
La grave situación de estas horas en Villa coincide con un aniversario relevante: el próximo 16 de marzo se cumplen 50 años del Villazo, la rebelión de los metalúrgicos de Villa en defensa de la organización y la democracia obrera. Honrar esa historia implica hoy prepararnos para una gran lucha en defensa de los puestos de trabajo, las conquistas del convenio y el salario: asambleas de sección y asamblea general para votar un inmediato plan de acción; ningún despido, ninguna rebaja salarial, actualización inmediata de los salarios, que la crisis la pague la patronal, que ha cosechado ganancias inmensas en los últimos años.
Siderurgia: cómo enfrentamos las suspensiones y despidos Por el reparto de las horas de trabajo sin afectar los salarios, 29/01/2024.