Escribe Daniel Blanco
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De acuerdo a los datos actualizados oficialmente, ya se han producido más de 260.000 casos (si se considera que el año epidemiológico para dengue comenzó en agosto del año pasado), distribuidos en 19 jurisdicciones (provincias) del país. Los casos graves actuales totalizan 389 y las muertes ya llegaron a las 130.
En todos los casos ya superan los registros de todos los años que habían sido los mayores de las 4 epidemias que ha sufrido el país desde su reemergencia, en el año 1997.
Contabilizados como registro para la misma fecha, hay seis veces más casos registrados que en 2023, un crecimiento geométrico de la epidemia.
Con este escenario, los principales especialistas han coincidido en que el dengue en la Argentina ha pasado a ser una enfermedad endémica, o sea que la epidemia va a seguir una curva donde los contagios van a descender en los meses de invierno para reaparecer con la suba de temperatura, a diferencia de los otros brotes que reaparecían cada 4 o 5 años.
Según todos los especialistas, por cada caso registrado por dengue hay tres contagios asintomáticos no registrados, con lo cual solo en la epidemia de este año los afectados actualmente, entre registrados y no registrados, oscilarían entre un millón y medio y los dos millones de infectados.
La ausencia de una política de testeos masivos para corroborar estos datos tiene una importancia descomunal, pues una persona contagiada genera inmunidad por el serotipo con el que fue infectado, pero en toda América Latina ya están en circulación los 4 serotipos del dengue, y en 21 países están en circulación en simultáneo dos serotipos.
En el caso de Argentina ya circulan tres serotipos; en los últimos 10 años tuvo prevalencia el DEN 1 y ahora prevalece el DEN 2 (un 70 y 30 % de los casos respectivamente); más localizados, en Córdoba también circula el DEN 3.
Esta situación, por el peligro de reinfecciones con serotipos diferentes, eleva el riesgo de manifestaciones severas de la enfermedad (dengue grave) que. en sus formas más extremas. puede llevar a la muerte como ya está ocurriendo en todo el continente triplicando los fallecimientos en relación a los decesos en fechas similares.
Hay una coincidencia generalizada entre los científicos en que los cambios en las condiciones socioambientales y climáticas han favorecido el crecimiento explosivo de los casos. Esto no es una novedad. Ya en 2023 y años anteriores se destacó que estos fenómenos iban a traducirse no solo en el dengue, sino también en una expansión de otras epidemias.
Esto obligaba a definir políticas dirigidas a enfrentar la situación, tanto en materia de prevención como cuando los casos ya se presentan para ser atendidos.
El doctor Ricardo Gurtler, investigador del Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires, que depende del Conicet y la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, comentó a Infobae: “Hubo un derrame desde Brasil, que tiene una alta incidencia de casos de dengue, hacia otros países del Cono Sur y hacia otras regiones de América. Pero también hay que considerar que la Argentina tiene un intercambio muy fuerte con Paraguay y Bolivia. Allí hubo brotes epidémicos este año y eso también impacta en nuestro país”.
“Una cuestión clave es que, desde la primera epidemia de 2009, los diferentes gobiernos nacionales han descargado su responsabilidad a los individuos o a los hogares. El Estado (tanto a nivel municipal, provincial como nacional) se fue retirando de realizar acciones de promoción y prevención del dengue. También ocurrió en otros estados de América Latina. Ahora, se habla de la vacuna como si fuera la única medida, pero debería ser considerada como parte de un control integrado”, afirmó Gurtler.
A su vez, Carolina Ocampo Mallou, investigadora del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la Universidad Nacional de San Martín y el Conicet, y del Grupo de Filosofía de la Biología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, había comentado a Infobae en un artículo publicado el 11 de febrero que solo “se ha puesto el eje en el criadero de mosquito del domicilio, pero debería haber más trabajo del Estado en los espacios públicos para que se mejoren las condiciones ambientales de los barrios. Se debería salir de la lógica individual”.
Precisamente, en estas dos opiniones se desenmascara la política de vaciamientos de los sistemas públicos de salud y las políticas públicas a escala continental, descargando la principal responsabilidad de la lucha contra el dengue en los individuos y sus familias.
Existe una experiencia, quizás la única en nuestro continente, en la que se logró erradicar el mosquito, no con el propósito de una lucha contra el dengue, sino contra la fiebre amarilla, que tiene al Aedes aegypti también como vector, o sea, transmisor. Frente a la emergencia, a mediados del siglo pasado en Brasil se volcaron a miles de agentes sanitarios y, con una acción en la que se volcaron recursos y personal, se logró erradicar el mosquito de Brasil, que luego retornó cuando ea partir de 1964 se instaló, por medio de un golpe de Estado, un régimen dictatorial que vació la política de salud y, por lo tanto, liberó nuevamente para que reapareciera el mosquito. Hoy Brasil es la capital mundial del dengue con millones de casos registrados y muertes multiplicadas y es el gran escenario, por la circulación de personas, de presión y migración del mosquito en todo el continente.
La vacuna fue aprobada por la ANMAT hace casi un año. Sus potenciales beneficios, avalados por la Comisión Nacional de Inmunizaciones (Conain) y publicados la última semana, parecen ser superiores hoy a ciertas dudas que aún genera el fármaco y que esos expertos también expusieron.
A su vez, la Conain recomendó al Gobierno vacunar de manera focalizada en determinadas poblaciones y segmentada por edad.
Frente a distintos interrogantes que se argumentan para no darle curso a un proceso de vacunación, el laboratorio japonés que las produce realizó una serie de aclaraciones, pero lo que aparece hoy como argumento más contundente es el planteo resuelto por los científicos de la Conain, avalado en el hecho de que la ANMAT aprobó la vacuna, "siguiendo la aprobación de la autoridad regulatoria de alta vigilancia como lo es la europea. Entre otras cosas ya se habría demostrado una eficacia para la prevención de las hospitalizaciones a los 54 meses del esquema completo de 84%”, finalizaron.
El ministro de Salud de Tucumán ha señalado que ante la evolución de la epidemia quizás para agosto o setiembre se incorpore, con el criterio de la Conain, la vacuna al calendario anual.
En unos de sus últimos programas, Mirtha Legrand en medio del brote histórico de dengue, se dirigió a uno de los invitados, el Dr. Mario Rossetti, simpatizante del gobierno de Milei, y señaló su preocupación por la propagación de la enfermedad y reclamó más acción oficial. “El gobierno no nos está cuidando”, dijo.
La conductora afirmó que está "muy asustada" por la situación sanitaria que atraviesa el país con la enfermedad.
Es una política criminal. El gobierno se mantiene completamente inactivo mientras los contagios y las muertes se multiplican. Los mismo ocurre con el Congreso, la Justicia y los gobernadores.
Todos son responsables del avance de esta catástrofe sanitaria. Ninguno está “cuidando los intereses populares, los sufrimientos y las muertes que vienen de la mano de esta epidemia, todo ello en el altar de sostener el superávit fiscal. El gobierno vació a las provincias y los gobernadores a los municipios.
Los trabajadores de la salud, sobrecargados de trabajo, con guardias saturadas, por medio de autoconvocatoria tienen que salir a reclamar lo elemental: salario y más personal. En segundo lugar, se deben impulsar asambleas escolares para suspender las clases si dentro de las escuelas y sus entornos no se reúnen las condiciones para evitar los contagios. Iniciativas similares se debe adoptar en las barriadas y en las zonas de cosechas, como ahora con la del limón en Tucumán. Se debe asegurar la provisión gratuita de los repelentes más efectivos.
Y de conjunto se debe impulsar una campaña por la vacunación gratuita y el testeo de toda la población, siguiendo los criterios planteados por la CoNaIN.
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