Escribe ECM (Salta)
La falsa “opcionalidad” y la extorsión invisible a los estudiantes. Las cosas como son.
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En el marco de la cuarentena, hace más de 45 días, que rige la imposición de las clases virtuales en la Universidad. Decimos “imposición” porque no se ha discutido de forma democrática cómo vamos a enfrentar esta crisis en la educación. Esto no hace más que repetir el patrón de desigualdad, que se desarrolla a nivel nacional desde hace años. Los que pueden y tienen, cursaran y, los que no, no hay solución.
La “opcionalidad” de presentar trabajos prácticos o de asistir a clases virtuales, que plantean los docentes en la UNSa, es totalmente FALSA. Coloca a los estudiantes frente a una extorsión directa para mantener la cursada, sin siquiera discutir las pésimas condiciones que antes de la pandemia ya arrastrábamos y, mucho menos ahora, que se visibiliza en su máxima crudeza la precariedad de la educación.
Por su parte, los docentes se ven obligados a implementar una “virtualización” de las clases, tienen que ir improvisando herramientas y recursos para poder cumplir con un objetivo….pero, ¿cuál es el objetivo? ¿Cuál es el proceso de aprendizaje que se plantea o sólo se trata de un paliativo para pasar el tiempo o auto engañarnos de que seguimos cursando? Con el pasar de los días nos damos cuenta que es un fracaso, que los docentes se ven sobre explotados y saturados, así como los estudiantes. ¿Cuál es el aprendizaje?
Esto no es casual ni mucho menos ingenuo, esto es parte de una política nacional, que no discute ni delibera frente a las reales necesidades. Pero esto no es por la pandemia, esto ya lo vivíamos. La falta de recursos, la explotación laboral, la falta de salarios, la precarización educativa, la desigualdad de condiciones, la imposición en las cátedras, las extorsiones invisibles, la falta de discusión y deliberación del movimiento estudiantil. Todo esto igual pero ahora sumado lo virtual y en su máxima expresión.
La liberación de datos: otra lavada de cara del gobierno
El 18 de marzo del corriente año, desde el gobierno se lanzó un parte de prensa diciendo: “La Unidad de Formación, Investigación y Desarrollo Tecnológico –UFIDet– informó a la comunidad que en virtud de las medidas adoptadas por el Gobierno Provincial para resguardar a los salteños del Covid-19, los planes de estudio continuarán dictándose, a través del uso de herramientas tecnológicas, con el fin de asegurar la distribución de contenidos de manera totalmente virtual”.
Lo que el Gobierno tapa y no explica en ese parte de prensa es cómo hacen los estudiantes que no cuentan ni siquiera con los servicios básicos y la enorme pobreza a la cual están sometidos la mayoría.
El “acceso” no depende de liberar datos o de si cuentan con artefactos tecnológicos. El acceso depende de si tienen para comer, de la situación de vivienda, de la economía familiar, etc. La desigualdad está planteada y nadie discute sobre eso. El Gobierno nos quiere hacer creer que aquí podemos seguir como si no pasará nada y que los parches que dan son suficientes.
¿Quién gobierna en la UNSa?
Las camarillas universitarias han elaborado cada una su propio régimen para la continuidad de las clases por medios virtuales y estos han sido validados por el rector Claros, pero en ningún caso los pusieron a discusión de los docentes y estudiantes. Queda expuesto una vez más que el actual "cogobierno universitario" es la mascarada de un gobierno de camarillas.
La Universidad Nacional de Salta cuenta con más de 80 mil estudiantes y desde rectorado se estableció una especie de beca para acceso a internet solo a 3 mil estudiantes. Otra lavada de Claros para hacer creer que eso ayuda a alguien. No se toman medidas de fondo y un plan en conjunto para enfrentar esta crisis.
El rol de la juventud ante la violencia hacia las mujeres
La crisis y el aislamiento ha incrementado los casos de femicidio y de violencia hacia las mujeres. El aparato Estatal con las fuerzas de seguridad reproduce y perpetúa la violencia.
El caso de la docente Rosa Sulca que ha llamado pidiendo auxilio ante un hecho de violencia solo demuestra que la policía no nos protegió nunca y nunca lo hará. No pueden garantizar la seguridad de nadie. Entonces, ya es hora que discutamos una organización independiente, un consejo autónomo de mujeres que debata y delibere una salida ante la pandemia del femicidio.
En la UNSa, será la juventud organizada de forma independiente la que ponga en pie de lucha un programa contra la violencia de género.
La organización del movimiento obrero estudiantil es la única salida.
Es imperiosamente importante que discutamos lo que tenemos que discutir. Que se deje de pensar en el “estudiante” como un sujeto dentro de un sistema de educación alienante. Un estudiante es parte de la sociedad oprimida y explotada, parte de una familia que no tiene los recursos básicos para sobrevivir hoy, parte de la población estudiantil que pasa hambre, que tienen aulas super pobladas y que no tiene los recursos para mantener su cursada, por más precaria que esta sea.
El proceso de aprendizaje está quebrado y es discriminatorio. No podemos seguir avalando estos métodos impositivos ni someternos a las cursadas de esta forma.
Desarrollemos un programa político que responda a las verdaderas necesidades de los estudiantes.
Un plan de acción, de debate y toma de decisiones de conjunto con los docentes de cada carrera.
Asambleas por carrera que discuta un plan integral con el movimiento obrero estudiantil.
Organicemos un consejo autónomo de mujeres.