La aviación sionista bombardea Rafah

Escribe Olga Cristóbal

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El domingo a la noche, el ejército sionista bombardeó el campo de refugiados Tal Al-Sultan, en Al Masawi. Allí se apiñan unas 100.000 personas, parte de las 900.000 que ya huyeron de Rafah por indicación de Israel. Decenas de palestinos, niños, mujeres, ancianos fueron quemados vivos en sus tiendas, apenas cubiertas por plásticos.

Las imágenes son indescriptibles. Al Masawi, el campamento bombardeado, fue armado por los sionistas sobre arena sin agua potable ni alimentos ni sanitarios para que se desplazaran allí quienes estaban en Rafah. Las ONG habían advertido que tienen vedado el acceso a esa supuesta “zona humanitaria” (BBC 26/5).

Ante la masacre, Hamás llamó este lunes a “escalar las manifestaciones públicas de rabia y presión para parar la agresión y la guerra genocida”.

La magnitud del crimen obligó a pronunciarse a jerarcas socios directos del imperialismo, con un ojo puesto en las enormes movilizaciones en favor de Palestina que tienen en casa. Qatar advirtió que el bombardeo, al que tildó de “peligrosa violación del derecho internacional”, podría “obstaculizar” las negociaciones para un alto el fuego (sic). Egipto denunció un “ataque contra civiles indefensos” y llamó a que la comunidad internacional obligue a Israel a acatar las resoluciones de Naciones Unidas. Jordania acusó a Israel de cometer “crímenes de guerra” y Emmanuel Macron se declaró indignado. Hasta el fascista contrariado del ministro de Defensa de Italia, Guido Crosetto, manifestó su horror (sic) y señaló que Israel está “sembrando un odio” que en el futuro “afectará a sus hijos y nietos”.

Al margen del parloteo, los bombardeos por cielo y tierra contra Rafah no cesan desde inicios de la semana, en abierto desafío a la orden de Naciones Unidas de detenerlos. La BBC muestra cómo, cerca del cementerio de Rafah, jaurías hambrientas, que alguna vez fueron mascotas, desentierran cadáveres para comérselos.

Solo en las últimas 24 horas, el ejército de ocupación israelí bombardeó más de diez centros de desplazados en Yabalia, Nuseirat, Gaza y Rafah, a donde ellos mismos habían ordenado que se desplazaran los palestinos, designándolos como zonas seguras.

Los pasos terrestres permanecen cerrados, lo que permite que Israel agrave las ya mortíferas condiciones de hambruna y epidemias. En la última semana, menos de un centenar de camiones de ayuda entraron a Gaza y solo a través de un muelle, construido por Estados Unidos en la costa con el deliberado propósito de excluir a Hamas y a las organizaciones humanitarias independientes de la distribución de alimentos. Pero el oleaje se llevó el muelle, que terminó destrozado unos 40 kilómetros más al norte.

El refuerzo de la limpieza étnica por todas las vías es la respuesta israelí a la Corte Internacional de Justicia, el máximo tribunal de UN, que el viernes le ordenó detener “las operaciones militares que pudieran llevar a la destrucción total o parcial de la población palestina en Rafah”; reabrir el paso fronterizo a las caravanas humanitarias y permitir que sus funcionarios entren a Gaza para reunir pruebas en la causa por genocidio.

La masacre tiene proporciones homéricas. Han sido asesinados más de 36.000 palestinos, el 70 por ciento niños y mujeres. Hay 80.420 heridos prácticamente con el sistema sanitario paralizado y miles de víctimas que permanecen bajo los escombros, aún sin identificar. Por lo menos 17.000 niños deambulan famélicos después de haber perdido a su familia.

La jurista italiana Francesca Albanese, relatora de Naciones Unidas sobre los territorios palestinos ocupados, ha llamado este sábado a que los Estados intervengan directamente: “Israel no detendrá esta locura hasta que NOSOTROS hagamos que se detenga. Los Estados miembros deben imponer sanciones, embargos de armas y suspender las relaciones diplomáticas/políticas con Israel hasta que cese su ataque”, exigió Albanese, a quien Israel le prohibió el ingreso a los territorios ocupados desde mucho antes del 7 octubre por un informe sobre las espeluznantes condiciones en las que tenía prisioneros a casi 10.000 palestinos, un 10 por ciento niños muy pequeños.

El fallo de la CIJ había culminado “una semana de repudio internacional a Israel” (WSJ 24/5). El lunes anterior, la Corte Penal Internacional acusó por crímenes de guerra al primer ministro Benjamín Netanyahu y al ministro de Defensa Yoav Gallant. El fiscal Karim Khan “pidió el lunes a los jueces que emitieran una inédita orden de arresto contra ambos”. Alemania, el principal aliado europeo de Israel y uno de sus proveedores principales de armamento, aclaró que no desobedecería su obligación legal de arrestar a Netanyahu o Gallant, si se diera el caso. “Esta semana, el primer ministro israelí se unió a la fila de líderes mundiales que integran la lista de parias internacionales”, informa la CNN.

Por otra parte, Noruega, España e Irlanda reconocerán esta semana un Estado palestino independiente. Netanyahu calificó la decisión de «recompensa al terrorismo» y retiró a los tres embajadores. La fuga hacia delante de Netanhayu empieza a incomodar a los países europeos, que temen que la extendida solidaridad con Palestina potencie el malestar de sus pueblos por los agravios locales.

El martes, la agencia estadounidense de noticias The Associated Press (AP) denunció que Israel le cortó su transmisión en vivo de la Franja de Gaza y le confiscó un equipo de cámaras, con los mismos argumentos con los que cerró el canal de televisión Al Jazeera.

“Desde el punto de vista internacional, Israel se encuentra en la peor crisis en la que ha estado nunca desde su creación hace 76 años», afirmó Barak Medina, profesor de Derecho de la Universidad Hebrea de Jerusalén, quien añadió que los fallos de UN “se suman a las crecientes peticiones de boicot académico al país y podría afectar a la cooperación internacional de la que depende Israel, desde proyectos de investigación hasta suministros de armamento” (WSJ 24/5).

El domingo a la madrugada, las brigadas de Hamas atacaron Tel Aviv “con una importante andanada de cohetes en respuesta a las masacres sionistas contra civiles”. Por otra parte, la resistencia palestina difundió videos en los que muestra la captura de soldados israelíes en una emboscada en Jabalía.

La tensión llegó a la frontera con Egipto. Según el diario Haaretz, un soldado egipcio ha muerto y varios resultaron heridos en un tiroteo con fuerzas israelíes cerca del paso fronterizo de Rafah, que controlan los sionistas.

La crisis política le pisa a los talones a Netanhayu también en su casa, donde “se multiplican los llamamientos” para que el gobierno renuncie. Entre los que exigen un cambio están los reservistas que han regresado de Gaza (NYT 27/5). El domingo a la noche, miles de israelíes salieron a la calle en Tel Aviv y otras ciudades para pedir la renuncia de Netanhayu y el regreso de los rehenes. Según una encuesta difundida el jueves por la televisión pública, un 48 por ciento de la población ya no cree que la destrucción de Rafah implique una victoria definitiva de Israel. La policía terminó reprimiendo con camiones hidrantes y detuvo a varios manifestantes.

Mientras tanto, la crisis política se agudizó después de que figuras de la derecha compartieron el video de un soldado encapuchado -que parece estar en Gaza- llamando a no cumplir las órdenes del ministro de Defensa Gallant, quien se opone a que el Ejército permanezca en Gaza cuando termine la invasión.

“Los soldados de la reserva no tenemos intención de entregar las llaves a ninguna Autoridad Palestina. No puedes ganar la guerra, no puedes mandarnos, renuncia. Solo seguiremos al primer ministro (Netanyahu). Les mostraremos cómo ganamos los verdaderos judíos”, alegó el soldado. El Ejército anunció la apertura de una investigación contra “grave violación” a la disciplina militar.

Sin embargo, el hijo de Netanyahu y otros prominentes derechistas lo defendieron con el argumento de que “un soldado, un ejército, que anuncia que en tiempos de guerra solo obedecerá al gobierno y al primer ministro no es un rebelde, sino un ejército que obedece la ley”.

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