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Cerca de 100 millones de mexicanos participarán mañana en la elección presidencial, la cual se gana por mayoría simple (en una sola vuelta). En los comicios, calificados como la elección más grande de todos los tiempos, también están en juego nada menos que 20.000 cargos locales, contemplando las 628 bancas del Congreso (Senadores y Diputados) y 32 gobernaciones, incluyendo las de Ciudad de México, Chiapas, Veracruz, Yucatán. Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla y Tabasco. Se trata de una elección particular, ya que el triunfo de la candidata del partido oficialista, Claudia Sheinbaum, se da por descontado, según todas las encuestas. La cuestión a dirimir sería si el margen de la victoria será suficiente para que el oficialismo logre un margen de maniobra que le permita hacer frente a distintas crisis abiertas. Entre otras cosas, se propone una reforma constitucional. La candidatura opositora más importante, la de Xóchitl Gálvez, se ha ido desinflando desde el año pasado, cuando emergió como otra de las 'outsiders' presidenciables de la región. Su candidatura hoy se encuentra sostenida por una coalición hace un tiempo impensada de los partidos tradicionales de México: los derechistas PAN y PRI, y el viejo partido de López Obrador, el PRD.
La ventaja de Sheinbaum se apoya en la popularidad del actual mandatario, Andrés Manuel López Obrador (AMLO, como se lo conoce por sus iniciales), debido a los números que arrojan las estadísticas de su sexenio de gobierno. El País asegura que “en cifras absolutas este Gobierno puede presumir la disminución más importante de la pobreza en los últimos 22 años” y que “de 2018 a 2022 más de cinco millones de mexicanos salieron de la condición de pobreza”. A eso se estarían sumando las mejoras en los ingresos laborales, con el alza consecutiva de más del 20 % en el salario mínimo durante este sexenio. “Cómo el presidente de México se ganó a la clase trabajadora”, titula un artículo el Financial Times para explicar sus índices de popularidad. Con esa base de apoyo, y al no estar habilitada la reelección en el país, AMLO impulsó la candidatura de Sheinbaum, con la cual intentará ampliar la mayoría simple que tiene en ambas cámaras legislativas y defenderá su bastión en Ciudad de México con la candidatura de Clara Brugada, que enfrenta al derechista Santiago Taboada.
La endeble coalición opositora buscará abrirse paso con una campaña de “mano dura”. Especulan con obtener apoyo entre los sectores que han sido más golpeados en el último período, debido a que “las personas que salieron de la pobreza no fueron los que estaban al fondo de la tabla, de hecho, en este último escalón la cifra se elevó en 400.000 personas” (El País, 27/5). A pesar de su disminución, las cifras de pobreza siguen siendo alarmantemente altas: 46,8 millones de mexicanos pobres, el 36,3 % de la población total, con estados como Chiapas o Oaxaca con casi un 70 % y un 60 % de sus habitantes en esta condición, respectivamente. La situación de los sectores de menores recursos también se ha agravado con la crisis del servicio de salud que estalló con la eliminación del Seguro Popular para el acceso a la salud.
El actual presidente mexicano ya había hecho una elección histórica en 2018, cuando ganó con el 53 % de los votos y obtuvo la victoria en todos los Estados con excepción de Guanajuato (dos hechos nunca visto en la historia reciente mexicana), aunque tuvo un leve retroceso en 2021. Durante su mandato, México desplazó a China como el primer socio comercial de Estados Unidos. Esto, advierten algunos analistas, no es más que una pantalla, ya que China utiliza a México como "puerta trasera" para ingresar sus productos en EEUU, debido a que decenas de compañías chinas se trasladaron a parques industriales en el norte de México para exportar desde allí, evadiendo así los aranceles y sanciones que los yaquis imponen al país asiático en el marco de la guerra comercial mundial. La relación triangular entre Estados Unidos, China y México es conocida con la terminología de 'nearshoring' o deslocalización cercana. “Se considera que la deslocalización cercana le está proporcionando a la economía mexicana un estímulo importante: para junio del año pasado, el total en exportaciones de México subió un 5,8 % comparado con el año anterior, equivalente a US$52.900 millones” (BBC, 01/05). A medida que la guerra entre China y Estados Unidos escala, cosa que podría agravarse si Trump gana las elecciones norteamericanas, la relación entre EE.UU. y México podría tensarse. Los yanquis comenzaron a migrar sus plantas industriales a México para intentar desplazar a las empresas chinas. El mercado de los autos eléctricos (plantas automotrices, de baterías, etc) es uno de los sectores en mayor disputa. Un analista de la BBC sostiene que “México está colgando un gran anuncio para China que dice: ‘¡Bienvenidos a México!’. No se necesita tener un doctorado para saber que esto no va a terminar bien para las relaciones bilaterales entre EE.UU. y México en el mediano plazo”.
Algunos analistas mexicanos aseguran que el nearshoring representa una vía muerta para el desarrollo económico del país, que se sumirá en una depresión cuando el sistema se agote. López Obrador ha planteado que busca el desarrollo de un plan industrial más vasto, como es el de la llamada “soberanía energética”. Hasta ahora, el intento por sacar a flote la petrolera estatal Pemex ha sido un fracaso, y la compañía aún adeuda casi 9.000 millones de dólares a proveedores y contratistas. Para continuar con ese proyecto, el partido oficialista debería conquistar en estas elecciones una mayoría suficiente como para permitirle llevar adelante una reforma constitucional.
El caballito de batalla de la campaña opositora es la cuestión de la violencia callejera y la inseguridad, en una tendencia a imitar al presidente salvadoreño, Nayib Bukele (como tantos otros candidatos de la región), proponiendo la construcción de cárceles de máxima seguridad. Lo cierto es que la campaña electoral ha sido calificada como la más violenta de la historia. Unos 36 candidatos a cargos públicos fueron asesinados en el último año, más de 60 si se toman en cuenta también a los familiares directos de candidatos, aunque los ataques superan los 500 atentados. Los crímenes están vinculados a los cárteles de la droga que operan en territorio mexicano. Sus 'hazañas' criminales incluyen métodos de terror, como fue el desmembrado de un candidato a regidor de ayuntamiento y su esposa.
Analistas internacionales afirman que (ninguna novedad) “los asesinatos mostraban que los grupos de crimen organizado estaban protegidos por funcionarios locales corruptos o intimidados”. Las víctimas forman parte tanto de partidos oficialistas como opositores y los crímenes incluyen guerras entre bandas, como es el caso de Guanajuato, donde los cárteles de Santa Rosa de Lima y Jalisco Nueva Generación se disputan el territorio para vender metanfetamina. Pero algunos de estos asesinatos son atribuídos a los propios partidos, como es el caso de la alcaldía de Villacorzo, en Chiapas, donde atentados contra candidatos “responden a una pugna entre Morena y el Partido Verde. Aliados a escala nacional, ambas formaciones mantienen una pugna en la localidad”. Como resultado de todo esto, ha sido más que cuestionado el carácter 'democrático' de la campaña electoral. Muchos candidatos han decidido bajarse de la contienda debido al nivel de violencia. Algunos partidos se retiraron de la campaña callejera, para limitarse a una difusión de su material por redes sociales.
La ola de asesinatos se suma a una plaga que ya es una trágica costumbre en México, como es la desaparición de personas, que no están contabilizadas entre los homicidios. La tasa de desapariciones se ha vuelto tan grande que existe una campaña en estas elecciones, encabezada por colectivos de desaparecidos (familiares, amigos, etc.), llamando a “votar por los desaparecidos”, es decir, colocar en el sobre electoral la figura de una de las más de 100.000 personas que se encuentran desaparecidas en México. “En el portal Vota por las personas desaparecidas se asignan los nombres a los que se les perdió el rastro por cada distrito electoral para que los electores lo puedan apuntar en el apartado de la boleta que dice: 'Candidato no registrado'. Eso obliga a los funcionarios de casilla del Instituto Nacional Electoral (INE) a registrar el nombre y visibilizar sus desapariciones” (El País 01/07).
La oleada criminal y el crecimiento del narcotráfico se produjo bajo un reforzamiento del aparato militar mexicano, en parte con un despliegue descomunal para frenar la migración en la frontera hacia Estados Unidos, pero también con la intervención del ejército en toda la vida social del país. El Financial Times lo definió como “la militarización de la economía de México”, destacando cómo crece “el poder económico y político de las fuerzas armadas de México, con líderes militares no electos supervisando a más de 350.000 empleados de tiempo completo, incluidos guardias nacionales, e ingresos anuales de decenas de miles de millones de dólares”, y agrega que “los críticos se preguntan si el presidente está creando un monstruo que él y sus sucesores no podrán controlar” (FT, 02/08/23).