Escribe Sergio Escalas
Liquida el mayor derecho democrático internacional
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En uno de los ataques de mayor alcance contra inmigrantes y refugiados en la historia de Estados Unidos, el presidente Joe Biden firmó hoy una orden ejecutiva que abolió efectivamente el derecho a solicitar asilo en su país. La medida permitiría a las autoridades deportar a los migrantes que crucen ilegalmente sin tener que procesar antes sus pedidos de asilo y se ampara en un parámetro del punto en que los cruces fronterizos “sin papeles” superen los 2500 diarios, para entrar en vigor.
La iniciativa comenzaría a regir de inmediato, ya que el umbral de 2500 cruces ilegales ya se alcanzó y ahora el promedio supera los 3500 diarios. La frontera se reabriría solo una vez que ese número caiga a 1500. Para los funcionarios de la administración actual, los migrantes que no cumplan con el requisito de “un temor creíble” cuando pidan asilo serán expulsados de inmediato. El decreto tendrá algunas excepciones para los niños no acompañados. El tema surge apenas después del abrumador triunfo en México de la oficialista Claudia Sheinbaum.
El número récord de ingresos de migrantes por la frontera durante la gestión Biden hizo crecer la presión sobre el demócrata, que va detrás de Donald Trump en la mayoría de las encuestas sobre las elecciones del 5 de noviembre. Los republicanos señalaron y acusaron a Biden de adoptar una actitud muy blanda frente a lo que Trump califica como “invasión” migratoria. Un ida y vuelta de maniobras y políticas antiinmigratorias, que se instaló en el centro de la campaña presidencial de EEUU. Este año hay elecciones no solo en EE. UU. y México, sino también en Venezuela, y ya se realizaron en Panamá. De hecho, Mulino, presidente electo de este último país, también acarrea una agenda antiinmigrantes propia, con la promesa de cerrar el “Tapón de Darién”, camino altamente peligroso que emprenden miles de migrantes que se dirigen hacia Estados Unidos.
Más de 2,4 millones de migrantes cruzaron la frontera sur solo en 2023, en gran parte procedentes de Centroamérica y Venezuela, mientras huyen de la pobreza, la violencia y los desastres causados por el cambio climático. El pico se registró en diciembre pasado, con 10.000 cruces por día. Durante el tiempo que Biden lleva de gobierno, cada mes más de 200.000 personas que intentaron entrar en EEUU fueron mandadas de vuelta, invocando el programa Quédate en México, retratando el placebo para la crisis migratoria que representaron las políticas adoptadas por el mandatario estadounidense y López Obrador.
En 2018 la administración de Trump intentó promulgar restricciones fronterizas similares, pero los tribunales la bloquearon. La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles encabezó en aquel entonces la acusación contra el intento de bloquear el asilo. Ahora Biden espera defender la orden ejecutiva en contra de las acciones legales que seguramente se le presentarán. La orden firmada hoy que declara la “emergencia” por los “cruces no autorizados” implementa efectivamente un sistema de cuotas, por primera vez desde la Ley de Inmigración de 1924, que fue marcadamente segregacionista en los criterios de migrantes deseables y no deseables según sus países de origen.
Biden, que hizo campaña en 2020 para proteger los derechos de los inmigrantes y de asilo, ahora está utilizando la misma autoridad presidencial (Sección 212 de la Ley de Inmigración y Nacionalidad) invocada por el entonces presidente Donald Trump para instituir su “prohibición musulmana”. No hay duda de que esta medida anunciada provocará más muertes y privaciones a lo largo de la frontera, cercenando el derecho al asilo a los trabajadores y sus familias, que en muchos casos huyen de países devastados por la pauperización, la desigualdad, la falta de oportunidades y la carencia de inversión en educación, salud y gastos sociales, buscando seguridad en Estados Unidos.
La defensa de los derechos democráticos de los migrantes, el derecho de los trabajadores a vivir y desarrollarse en cualquier país que elijan, con la plenitud de sus derechos ciudadanos, es inseparable de la lucha contra la guerra imperialista y el genocidio. Esta lucha debe ser dirigida por la clase obrera unida a través de todas las fronteras nacionales.
La catástrofe migratoria y la defensa del derecho al asilo Biden y López Obrador militarizan las fronteras. Por Jorge Altamira, 12/05/2023.