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En la Casa Blanca como sede, los presidentes de EEUU y Méjico discutieron días atrás un temario que tuvo a la migración entre las prioridades de su agenda.
Actualmente en EEUU hay cerca de 11 millones de indocumentados en el país y en función de regularizarlos, existe una reforma migratoria que sigue estando trabada para su tratamiento en el Congreso. En este contexto, recientemente se registró la tragedia más grave desde los últimos en EEUU en la que fueron encontrados 53 migrantes muertos adentro de un camión abandonado.
En la reunión, López Obrador le reclamó a Biden que permita entrar a más migrantes con visas de trabajo temporales, entre ellos obreros, técnicos y profesionales de distintas disciplinas, ante el persistente tránsito de latinoamericanos hacia EEUU que podría aportar la mano de obra necesaria ante el presente escenario de crisis, según afirmó el presidente mejicano.
Por su parte, Biden destacó que su gobierno llegó a cifras récord el año pasado al emitir 300.000 visas H-2 (destinadas a personas sin intención de inmigrar permanentemente) para trabajadores mexicanos. Al mismo tiempo, señaló que su administración “está haciendo inversiones históricas en la modernización de la infraestructura” a través de los más de 3.000 km de frontera común, con el objetivo de enfrentar el tráfico ilegal de fentanilo (un potente opioide sintético) y de personas.
Sin embargo y durante el tiempo que Biden lleva de gobierno, cada mes más de 200.000 personas que intentaron entrar en EEUU fueron mandadas de vuelta, invocando el programa Quédate en México. En ese sentido, el presidente mejicano también se reunió con la vicepresidenta Kamala Harris, que tiene a su cargo resolver “las causas fundamentales de la migración”
Con respecto a la imparable inflación que se verifica a escala mundial, producto de la guerra imperialista, AMLO prometió “garantizar al doble el abastecimiento” de combustible para asistir a los estadounidenses que cargan en México, donde es más barato, hasta que bajen los precios en Estados Unidos. También puso “a disposición de su gobierno más de 1.000 km de gasoductos” a lo largo de la frontera para transportar gas por un volumen capaz de abastecer de energía eléctrica a unos tres millones de personas.
Previo a la reunión entre Biden y AMLO, el gobernador de Texas, Greg Abbott, autorizó a la Guardia Nacional de Texas y al Departamento de Seguridad Pública (DPS) del estado a detener a los migrantes que habían cruzado a los EEUU y trasladarlos de regreso a la frontera con México. Abbott afirmó que hubo 5.000 detenciones de inmigrantes solo en Texas durante el fin de semana del Día de la Independencia.
Mientras que los republicanos, como el gobernador de Texas, afirman que los demócratas persisten en una política de “fronteras abiertas”, Biden está, de hecho, haciendo cumplir la política ilegal del “Título 42” impuesta por Trump en marzo de 2020 que ordena la expulsión sumaria de los solicitantes de asilo en la frontera sur, con el pretexto de una emergencia de salud pública causada por la pandemia de COVID-19.
La acción llevada a cabo por el gobierno de Abbot implica una expansión significativa de los poderes de las fuerzas del orden de Texas. Por ley, la “seguridad” fronteriza y la política de inmigración son dominio exclusivo del gobierno federal. Hasta ahora, las autoridades estatales se han limitado a entregar a los migrantes a los agentes de la Patrulla Fronteriza de los EEUU y realizar miles de arrestos por cargos estatales de allanamiento. El anuncio de Abbott se produjo dos días después que ex funcionarios de Trump, en condados escasamente poblados del sur de Texas, pidieran al gobernador que declarara que el estado se enfrenta a una “invasión” y utilizara poderes de emergencia reservados para la guerra.
El año pasado, los legisladores de Texas reorientaron casi mil millones de dólares en ayuda federal para la pandemia para pagar la Operación Lone Star, la campaña para arrestar a cualquiera que cruce la frontera. La campaña está actualmente bajo investigación por posibles violaciones de los derechos civiles.
El norte para los miles de migrantes que huyen de la violencia y la pauperización, está en la perspectiva revolucionaria, cuya organización será la que conduzca a la victoria al conjunto de la clase obrera, derrotando al imperialismo.