La Convención Demócrata en Estados Unidos

Escribe El Be

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“La Convención Nacional Demócrata (CND) es un acto de coreografía para hacer que la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos parezca el concurso del queso rodante de Gloucester”, sostuvo el Financial Times a principios de esta semana. El despliegue demócrata de cuatro días fue una gran escenificación con pretensiones de demostrar unidad de partido y dar por superada la crisis que rodeó la declinación de la candidatura de Joe Biden para una reelección. La participación de los asistentes al United Center, el lugar principal de la convención que tiene una capacidad para más de 20.000 personas, estaba circunscripta a delegados, suplentes e invitados acreditados. La lista de oradores fue el resultado de una intensa negociación tras bastidores en la cúpula del partido, que no terminó de cerrarse sino hasta el último día de la convención.

La CND comenzó el lunes en Chicago con la participación de 57 delegaciones que sumaron un total de 5.000 delegados y suplentes. El objetivo declarado era aprobar la plataforma electoral del partido y que la vicepresidenta Kamala Harris y el gobernador de Minnesota, Tim Walz, aceptaran las nominaciones del partido como candidatos a presidente y vice, respectivamente. La aceptación de las candidaturas fue una mera formalidad. Harris había conseguido los delegados suficientes como para convertirse en la candidata presidencial demócrata a principios de este mes, luego de una vertiginosa campaña de dos semanas que se inició cuando el presidente Biden anunció su declinación a la carrera presidencial. Biden respaldó a Harris y el partido no tardó en cerrar filas en torno a la vicepresidenta, quien nombró a Walz como su compañero de fórmula.

Entre los oradores de la Convención estuvieron el presidente Biden; los ex presidentes Barack Obama y Bill Clinton; la ex secretaria de Estado y ex candidata presidencial Hillary Clinton; el gobernador de Illinois, JB Pritzker; el líder de la mayoría del Senado, Charles E. Schumer; el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries; el senador Bernie Sanders; y la congresista del Bronx y Queens, Alexandria Ocasio-Cortez; entre muchos otros. Todos los discursos, incluyendo los de la llamada ala ‘izquierda’ o ‘progresista’ (Sanders, Ocasio-Cortez), estuvieron encuadrados en el apoyo a la candidatura de Harris, en alabanzas al saliente presidente Biden y en críticas al candidato presidencial republicano, Donald Trump. Las intervenciones carecieron de contenido político y fueron más bien parte de la coreografía armada por la convención destinada a disimular las crisis relacionadas con la masacre de Israel en Gaza y los choques internos que desató la carrera por la candidatura presidencial.

El discurso de Kamala Harris, como cierre de la convención, no se salió del carácter que tuvo el conjunto del encuentro. El Wall Street Journal (23/8) señaló en un artículo firmado por su Consejo Editorial que Harris “ofrece un 'nuevo camino a seguir' a base de clichés”, indicando que “su presentación fue muy parecida a la de la convención demócrata de esta semana: bien presentada, segura y optimista, y en su mayor parte carente de contenido político”. Según este editorial sobre el discurso de Harris, “su falta de sustancia deja una abertura para Donald Trump”. En un discurso de 40 minutos en el horario estelar en la última noche de la convención, Harris optó por ofrecer un discurso ‘emotivo’ haciendo referencia a su historia personal y familiar y criticó a Donald Trump por ser un candidato “poco serio”.

La política internacional ocupo un espacio pequeño y un lugar menor en el discurso de Harris. Ratificó la importancia de las relaciones con los aliados 'tradicionales' de Estados Unidos, la promesa de “fortalecer, no abdicar” el liderazgo global de Estados Unidos y la de “mantenerse firme junto a Ucrania y nuestros aliados de la OTAN”. También sostuvo que, como presidenta, se aseguraría de que “Estados Unidos, no China, gane la competencia por el siglo XXI”.

Harris se privó, sin embargo, de especificar cómo se propone ganar esa ‘competencia’. Mientras que la actividad manufacturera en Estados Unidos se contrajo a un ritmo más rápido que el del año pasado y la producción registró su mayor caída en 14 meses, algunos periódicos señalan un ‘relanzamiento’ de la guerra comercial con una fuerte ofensiva china en el mercado mundial de manufacturas (WSJ, “¿Por qué China está iniciando una nueva guerra comercial?”, 14/8). Según este artículo, “China está poniendo en marcha nuevamente su gigantesca maquinaria exportadora, y esta vez no hay lugar donde los competidores puedan esconderse”. Aunque había criticado anteriormente los planes de Trump de aumentar aún más los aranceles contra China, se sobreentiende que Harris no levantará aquellos que mantuvieron tanto la administración de Trump como la de Biden. La derecha acusa al vice de Harris de ser prochino y el 16 de agosto los republicanos de la Cámara de Representantes iniciaron una investigación sobre su “relación prolongada y acogedora con China”, aunque los medios calificaron la maniobra como un *bluff *sin sustento.

Los analistas especializados en economía no ocultaron su decepción en los medios por la falta de definiciones de Harris acerca de la política económica para Estados Unidos. Los medios internacionales se debaten acerca del alcance de las turbulencias de la economía norteamericana y una eventual recesión. El desempleo pegó un salto al 4,3 % en julio. El “plan económico” esbozado por Harris tiene como principal medida la de prohibir la “especulación con los precios” de los alimentos. Estos precios aumentaron alrededor de un 25 % desde marzo de 2020, mucho más rápido que los salarios. Las otras propuestas refieren a un aumento de impuestos a las grandes empresas del 21 % al 28 % para financiar créditos fiscales y un apoyo de 25.000 dólares para el pago inicial de las viviendas para familias que compran por primera vez. Ninguna de estas medidas marcan un camino de salida para la crisis económica norteamericana.

Según una encuesta del Financial Times, el costo de la vida es, con diferencia, el factor más importante que la gente menciona a la hora de decidir su voto para presidente y “tres de cada cinco (la respuesta más popular por un amplio margen) dicen que ‘las grandes corporaciones que se aprovechan de la inflación’ son las principales responsables de los aumentos de precios”. El articulista del FT le da la razón a los encuestados, asegurando que “las ganancias del sector [productores de alimentos] están cerca de máximos históricos”. Harris ha construido una narrativa de lucha contra la llamada ‘greedflation’ (inflación generada por la codicia).

Los medios aseguran que el ‘entusiasmo’ despertado por la candidatura de Harris la impulsó por encima de la intención de voto de su competidor. Según un promedio de encuestas, Harris estaría superando a Trump por casi 3 puntos porcentuales a nivel nacional y estaría marginalmente por delante en la mayoría de los estados clave. Harris, por otra parte, recaudó cuatro veces más dinero que Donald Trump en el mes de julio (204 millones contra 48 millones), aunque parte del disparo de las recaudaciones podría explicarse por el dinero que los aportantes mantenían contenido como método de presión para bajar la candidatura de Biden. El dato destacable según las encuestas es el aumento de los aportes en pequeñas cantidades.

Por otra parte, casi todas las direcciones sindicales importantes de Estados Unidos respaldaron su candidatura en cuestión de días, desde que anunció que competiría por la presidencia, incluyendo el UAW (trabajadores del automóvil), la AFL-CIO, United Steelworkers, la Federación Estadounidense de Maestros y el Sindicato de Tránsito Amalgamado. Aún falta definirse uno de los sindicatos más poderosos, la Hermandad Internacional de Camioneros (con 1,3 millones de afiliados), cuyo presidente, Sean O'Brien, habló en la Convención Nacional Republicana de julio, mantuvo reuniones con Donald Trump en la propiedad del expresidente en Mar-a-Lago y realizó la primera donación importante del sindicato a los republicanos en dos décadas. En 2020 el sindicato había respaldado la fórmula de Joe Biden y Kamala Harris.

La Convención Demócrata proclamó la candidatura de Kamala Harris eludiendo cualquier definición sobre un programa para abordar la guerra mundial, la masacre en Gaza y la crisis económica norteamericana. A pesar de encabezar por estrecho margen las encuestas, los medios aseguran que existen diferentes amenazas que pueden arruinar su carrera presidencial. Entre ellas, “la agitación en Medio Oriente, una desaceleración del crecimiento del empleo en Estados Unidos y las persistentes preocupaciones de los votantes sobre la inflación”. Se espera que la carrera por la Casa Blanca sea la más costosa de la historia, superando los 1.000 millones de dólares de Biden y los 775 millones de Trump de 2020.

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La masacre de Gaza y la Convención Demócrata Por El Be, 24/08/2024.

Del atentado contra Trump a la renuncia a la candidatura presidencial de Biden La decadencia de Estados Unidos y el fascismo. Por Comité Editorial, 21/07/2024.

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