Universidad de Quilmes: el impasse de la lucha universitaria

Escriben Joaquín Antúnez y Alex R

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La Universidad de Quilmes viene de participar de los paros de no inicio del segundo cuatrimestre, impulsados por los gremios ADIUNQ y ATUNQ. La adhesión masiva a las jornadas de huelga, primero de 72 horas y luego de 48 horas, no fue acompañada por ninguna acción concreta de asambleas, clases públicas, ruidazos o movilizaciones. Ahora, la Mesa Interclaustro (que reúne a las conducciones sindicales y el rectorado) se ha encargado de “convocar” una movilización prevista para el 5 de septiembre a Quilmes centro, con un cronograma y recorrido desconocido para el conjunto de la comunidad universitaria.

La única instancia “abierta” en la cual se debatió sobre la movilización del 5 fue una marginal asamblea del Centro de Estudiantes de Cs. Sociales y Artes (CECSEA), que nuclea en su conducción a La Cámpora, Alianza Universitaria, CEPA-PCR y MUI-PC. Allí, se presentó la movilización como un hecho. Desde Política Obrera planteamos que el CECSEA fuera el impulsor de una nueva asamblea, que incluyera a todos los gremios y claustros, para darle un programa de reivindicaciones y un método democrático a dicha convocatoria. Esto fue rechazado con el argumento de que era organizado “por la Mesa” y no se ponía a debate ni las consignas ni los objetivos de dicha movilización. Desde entonces, la marcha ha desaparecido del radar. Sus convocantes no han dado pasos concretos en su organización.

En este cuadro, Alianza Universitaria (al igual que la Franja Morada en la UBA) ha llamado a elecciones en 2 de los 3 centros de estudiantes de la UNQ para la semana del 26 al 30 de agosto. Los centros que irán a elecciones son el CECyT (Ciencia y Técnica) y el CEEA (Economía y Administración), mientras que el CECSEA no tendrá comicios, debido a que su conducción reformó sus estatutos en plena pandemia, extendiendo su propio mandato por dos años.

La convocatoria a elecciones solo pretende desviar la atención del activismo al plano electoral, en lugar de que debatamos cómo organizarnos contra los ataques de Milei. Asimismo, desfigura el debate entre los distintos departamentos, como Sociales o Artes, que han sido los más movilizados durante el primer cuatrimestre. Alianza sabe que no impulsará la organización estudiantil del segundo cuatrimestre (las asambleas clandestinas no disimulan esto), por eso se apura a renovar sus títulos sin pagar el costo político de esa orientación.

A este operativo de distracciones, se han sumado con beneplácito el FITU y el NMas. Durante la asamblea del CECSEA, se han cuidado celosamente de no proponer acciones o medidas que pudieran entorpecer el calendario electoral y han votado en unidad al PJ-K y la UCR el apoyo a la Ley de Financiamiento Universitario, que busca desarmar la lucha universitaria. De conjunto, estas elecciones tienen un carácter reaccionario contra la lucha del movimiento estudiantil.

Los trabajadores y estudiantes debemos superar los límites que nos imponen las distintas burocracias. El desafío consiste en recuperar la iniciativa de lucha del primer cuatrimestre, con asambleas autoconvocadas, clases públicas y acciones callejeras. Debemos realizar una campaña por una gran Marcha Educativa en reclamo de presupuesto, becas y salarios. Sólo de este modo podremos derrotar a Milei.

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