Escribe Patricia Urones
Tiempo de lectura: 6 minutos
Este año, los incendios en Córdoba han devorado cerca de 100.000 hectáreas. La última ronda de incendios lleva más de 15 días. Todavía está ardiendo la zona de la Quebrada de la Mermela, sobre la Ruta Provincial 28, a la altura de Los Túneles. Los incendios han hecho estallar la polémica acerca del rol de las brigadas de ataque al fuego de elite, llamadas ETAC. También ha ganado visibilidad un fenómeno muy novedoso: las brigadas autoconvocadas de ataque al fuego. Medardo Ávila Vázquez es médico pediatra y neonatólogo, Secretario General de la APDH e integrante de la red de pueblos fumigados de Córdoba. Colabora con las brigadas de Sierra Chica y le hicimos un entrevista.
¿Cuál es tu rol en estas brigadas?
Yo soy médico obstetra, soy un militante de la izquierda popular desde hace años. En los temas médicos abordo los conflictos que entran en contradicción con la sociedad. Los temas médicos me llevaron a los temas ambientales hace más de diez años sobre todo por los temas agrotóxicos, que acá en Córdoba hubo mucha lucha en eso. Obligamos a Monsanto a desistir de construir una planta y los compañeros de ustedes nos acompañaron mucho. Entonces estoy involucrado en los temas ambientales, por ahí con una mirada más política.
En este tema del fuego, tanto en Córdoba como en el sur, como en los humedales se enmarca en la política de avance extractivista. En el sur se desplaza a los pueblos originarios para avanzar en el fracking. Acá en la zona de Córdoba o de los humedales hay un choque con el agronegocio. Es un choque más directo, porque por ejemplo acá andan buscando vallecitos para las vacas, para correrlas de las planicies donde tienen soja, o, indirectamente con los rentistas de ese agronegocio que buscan ubicar su dinero en inversión inmobiliaria, en las sierras, en las montañas, en las zonas directas. Y el estado es agente del agronegocio. Y en el tema del fuego, los incendios son cada vez más grandes, son cíclicos y ha quedado muy claro, si bien han creado una gran infraestructura, un gran aparato estatal para “manejar el fuego”, ha quedado claro que no lo apagan. Es parte de todos los negocios, para ellos, del estado. No se si vos viste que todos los autobombas son todos norteamericanos. Es todo un gran negocio: equipar a cada bombero cuesta mil dólares. Y en Argentina los bomberos estaban muy desorganizados. Si bien cada municipio tenía un cuartelito y la provincia tenía un área, esto era para cuando se quemaba una casa, más que para apagar incendios forestales. Con la María Julia y como parte de los compromisos internacionales, los acuerdos de Río, se organiza este sector.
¿Cómo se originan las brigadas?
Acá después de la lucha del 2019, que fue una pelea por una autovía que ellos querían hacer sobre el Valle de Punilla, se bloqueó y el gobierno aceptó sacar el proyecto. Al año siguiente (2020) se quemó toda la sierra por donde iba a ir la autovía. O sea, se quemó durante una semana entera, y nadie la apagaba. Entonces quedó claro que había que hacer algo. Los chicos, los pueblos, empezaron a organizarse.
El antecedente, el Plan de Manejo del Fuego, tenía funcionarios de muy poco nivel intelectual y capacidad técnica. En los incendios del 2014, 2015 quedó muy claro, porque había organizaciones que tenían conocimiento del tema de los incendios, que es todo un campo de estudio y conocimiento: cómo hacer prevención, cómo apagar un fuego en forma inmediata, como apagarlo cuando ya se desencadenó. Entonces toda esa ciencia se conjugó con todos estos grupos que empezaron a surgir, ambientalistas, de defensa del monte. Y se formaron brigadas, bastantes organizadas y coordinadas, con mucha participación, pero mucha participación de las chicas. Esas brigadas, conocen todo el territorio de su zona y a la vez están coordinadas con las brigadas de los otros pueblos, y cuando hay incendios en los otros pueblos se suman y van. En general lo que hago es colaborar llevándolos o ir a buscarlos. Otros vecinos hacen lo mismo. Entonces llevo siete u ocho, que se van sumando con cinco o seis brigadas más de la zona y terminan siendo como cincuenta, que cuando vamos llegando al lugar del fuego, te encontrás con toda la parafernalia del estado: los helicópteros, los camiones, las camionetas y todo lo demás, cuidando que el fuego no queme una zona de barrio… pero el fuego va corriendo.
Entonces vos ves cómo las brigadas (autoconvocadas) se organizan, estudian el terreno, buscan los senderos, los caminitos y van hasta donde está la cabeza del fuego y pelean un día, dos días hasta que lo apagan. Y realmente es así, yo lo he visto. Van y lo apagan, los otros no los apagan. Y la gente de los bomberos (del estado) están ahí, esperando que los manden a apagar, y te miran a vos, que estas trabajando, y vos le decís “¿por qué no nos vienen a ayudar” y te contestan “no, no, porque no nos dieron orden de apagar”. Es una estructura que depende de policía, que depende del Ministerio de Seguridad. No debería depender del Ministerio, debería ser una estructura más elástica, más dinámica.
Acá lo que han hecho es centralizarla cada vez más. Y han creado estas unidades especiales, el ETAC, que son como una gran brigada de élite, con 300 miembros y 80 camionetas bien equipadas, que depende directamente del jefe de policía. Entonces lo que yo veo, acá, en el sur y en los humedales, es que estas estructuras no están orientadas a apagar el fuego. No consideran el monte, los pastizales y los bosques como un bien que hay que cuidar, como lo que necesitamos para mantener la temperatura, la humedad, la biodiversidad. Para evitar la desertificación. Entonces hay una actitud del gobierno en donde solamente se ve al monte y los bosques en función de su instrumentalización mercantilista, exclusivamente, no como algo que es necesario para la vida de todos. Ahí es donde se da la diferencia, porque nosotros deberíamos tener incendios cero. Un gobierno responsable, debería evitar que se prenda, porque ellos dicen “sí, pero hay loquitos que prenden”, bueno, pero hay que apagarlo. Hay que apagarlo en el acto. Tiene que haber prevención y tiene que haber acción inmediata y no la hay. Esta es la diferencia entre este estado, extractivista, neocolonial y los que queremos cuidar el ambiente, reconocemos que estamos en una etapa de cambio climático, que tenemos que, de alguna manera mitigar, disminuir.
¿Cuántas brigadas autoconvocadas hay?
Y, está la de Unquillo, que tiene unas 80 personas, después, en el corredor de las Sierras Chicas, debe haber unas ocho o nueve brigadas, del otro lado, en Punilla debe haber unas 10 y en Traslasierra siete más. Hay un conjunto de brigadas grande, muchas. Mirá que yo soy un tipo grande, tengo 65 años, y este es un fenómeno que nunca he visto. Me alegra y me sorprende, porque nos costó seis, siete años de frustraciones hasta que se produjo en todos lados. Impresionante. En general son todos chicos de 25 a 35 años los que están participando muy seriamente, muy responsablemente… están haciendo una experiencia impresionante. Y hacen sus encuentros y discuten sus experiencias.
¿Hay una coordinadora?
Hay una coordinadora sí. Es más, han sacado un comunicado hoy porque han prendido fuego de nuevo en San Marcos Sierra. En un valle enorme, que tiene árboles de más de quinientos años. Un valle enorme, de más de 100 kilómetros, una cosa criminal están haciendo ahí.
¿Cuál es la relación con los bomberos y la ETAC?
Hasta ahora es relativamente buena. Ellos tienen su táctica y las brigadas la suya. Pero en este último incendio hubo problemas. El lunes a la noche me llamaron brigadistas de Villa Giardino, porque la policía los estaba persiguiendo para meterlos presos. Lo que pasó es que ellos estaban trabajando y cuando se dieron cuenta tenían fuego atrás. Volvieron hacia atrás y apagaron el fuego. Mas tarde se enteraron que ese fuego lo había prendido la ETAC y se había ido. Pero en el momento ellos le avisaron a la ETAC que habían apagado el fuego, entonces ¡la policía entro a perseguir a los brigadistas para que no le apagaran el fuego! Eso desencadenó el conflicto la semana pasada, el martes, cuando empezó a circular la noticia de que había filmaciones de que la ETAC había prendido el fuego. Lo que pasa es que, claro, el fuego estaba descontrolado, y Llaryora estaba pagando un costo político muy grande. Entonces, si quemaban los pedacitos de monte que quedaban, le quitaban combustible al fuego y el fuego se iba a apagar más rápido.