Escribe Camilo Márquez - Partido de los Trabajadores (Uruguay)
Por el triunfo del plebiscito y por una bancada de los trabajadores.
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A diez días de las elecciones que se realizarán el domingo 27 de octubre el escenario político aparece dominado no por la elección presidencial sino por el plebiscito que impulsan un conglomerado de organizaciones populares, el referido al sistema de jubilaciones que plantea la eliminación de las administradoras privadas de fondos de pensión, el aumento de las jubilaciones mínimas hasta la línea del salario mínimo nacional (hoy cien dólares por debajo) y revertir el aumento de la edad de retiro que el gobierno actual de Lacalle Pou llevó, reforma por medio, de los 60 a los 65 años.
El plebiscito se vota en forma simultánea a la elección presidencial por medio de una papeleta que se debe incluir en el mismo sobre junto a la boleta electoral. No existe una papeleta por el NO, así quién no incluye la del SÍ, automáticamente vota negativamente, la abstención no tiene lugar. Por esta razón adjuntar la papeleta junto a la boleta electoral resulta crucial, así como garantizar la existencia en los cuartos secretos el domingo 27 y de puestos de reparto en las inmediaciones de los circuitos durante la misma jornada. Las organizaciones impulsoras de la campaña montarán una amplia telaraña para suministrar la papeleta con un despliegue de militantes y delegados para cubrir los 2.500 circuitos de la capital y los 5.000 del resto del país.
“Fondo de inversión advierte que de aprobarse el plebiscito jubilatorio paralizaría compra de empresa local” (El País 16/10). Estos titulares se repiten en la prensa local desde hace más de un mes. La campaña de miedo y desinformación se incrementa a medida que se acerca la fecha de la elección.
La iniciativa apoyada por el PIT-CNT, Fucvam (cooperativas de vivienda por ayuda mutua) y la FEUU (estudiantes universitarios) ha enfrentado una gigantesca campaña de mediática que no ha cesado nunca: “No importa a qué partido voten; no se puede votar el plebiscito” dijo este miércoles nada menos que el presidente de la república Lacalle Pou durante una visita en Colonia del Sacramento: “Hay algo por ahí que se llama riesgo país, que todo el mundo dice ‘yo no como riesgo país, no voy al almacén y dame medio kilo de riesgo país’. Pero es confianza, y la confianza trae inversiones, que traen construcción, producción, industrialización, y eso da trabajo”. Las inversiones que menciona Lacalle Pou han faltado con aviso, o incluso se valen de los fondos que las Afap manotean del aporte obrero. Con variaciones es la misma línea que ha adoptado el centroizquierdista Frente Amplio. El más jugado en esta contracampaña incluso superando a la derecha ha sido José Mujica. Vale la pena citar textualmente: “Este problema lo tuve con la seguridad social cuando empezó la discusión. Cuando recién amanecía la discusión, le pedí al presidente (Lacalle Pou) para hablar con él. Fue la única vez que le pedí hablar, porque estaba preocupado por el tema (...) La época de cambio que viene tiene tal naturaleza que no podemos definir una ley definitivamente. No se puede decir: esto va a durar 30 años. Tenemos que darnos cuenta de que vamos a tener que estar toqueteando cada tres o cuatro años esto y lo otro. Tenemos que tener un mecanismo flexible.” Ocurre que el plebiscito pretende establecer en la constitución que no se puede aumentar la edad de retiro en el futuro, esto ha despertado la furia de la burguesía y sus candidatos. Lo de Mujica tiene otro nivel, porque busca dar un mensaje no solo de “seguridad jurídica” a los capitalistas sino de desmoralizar a la clase trabajadora en el sentido de que no esperen nada de un más que probable gobierno del FA. En necesario detenerse en otra afirmación de Mujica, que constituye un mensaje a sus aliados dentro del FA, su ala izquierda a los que llama al orden: consultado por el periodista del diario El Observador sobre su sector político, el Movimiento de Participación Popular (MPP) quien le señala que se ha vuelto el más moderado dentro del Frente Amplio, responde: “Durante nueve años fuimos la fuerza más grande, si hubiéramos querido poner palos en la rueda… por favor. Lo que pasa es que tenemos fama, pero la fama a veces es puro cuento...
Y lo soportamos. Cuando fui gobierno me inventaron lo de “gobierno en disputa”. Hay que laburar, dejate de gobierno en disputa. Pero, bueno, la vida es una lección política permanente.” (El Observador 10/10)
Huelgan las palabras. Lo del "gobierno en disputa" fue la tesis de un economista sobre la que se montó el Partido Comunista del Uruguay en el debut de la administración de José Mujica. Hay dos "proyectos" de país en disputa, el del "bloque de poder" y el "bloque político y social de los cambios" entre los que estarían el movimiento sindical, estudiantil y el propio PCU. Tras manifestarse insatisfecho con lo realizado bajo Tabaré Vázquez en su primer gobierno (2004-2009), la dirección del PCU impulsó un acuerdo con el MPP para llevar a Mujica a la presidencia, bajo la ilusión de un ‘giro a la izquierda’. Mujica se cura en salud. Nadie levanta hoy en día esa tesis, ni el PCU se ha presentado como un contrapeso dentro del FA. El ala izquierda del FA no ha alzado su voz ante el anuncio del candidato presidencial Yamandú Orsí quien nombró como futuro ministro de economía, a un hombre de los organismos internacionales de crédito, Gabriel Oddone. Cuando se trataba la ley jubilatoria de Lacalle Pou en el parlamento, Oddone aconsejó al Frente Amplio que la votara. Consultado por el plebiscito y que pasaría en caso de que se aprobara, hizo gala de un cinismo refinado: “Quiero comprarme ese problema, pero deseo que no”. El futuro ministro de Orsi tiene programado un viaje a Estados Unidos para reunirse con el Fondo Monetario y el Banco Mundial, para tratar entre otras cosas cómo se manejaría en caso de un triunfo del plebiscito de la seguridad social. Los militantes del FA que van a fiscalizar la papeleta del SI, al mismo tiempo que el voto por Yamandú Orsi deben reflexionar sobre esta contradicción.
Según la última encuesta de la consultora Factum el 47% de la población asegura que es “seguro” o “probable” que el próximo 27 votará a favor del plebiscito, con un 10% de indecisos. Otras consultoras estiman números disímiles, lo cual relata una enorme manipulación. Las encuestadoras son una pieza esencial de la maquinaria de presión que se ha puesto en movimiento en el último tramo de esta pelea, en las que los variopintos detractores no han ahorrado recursos.
El Frente Amplio mantiene una adhesión por arriba de los 40 puntos, pero lejos de la cifra requerida para ganar en primera vuelta. Para que ello ocurra debería alcanzar el 50% más uno de los votos. Los partidos actualmente en el gobierno se presentan en forma separada, al igual que la elección anterior. Entre los cuatro suman una cifra similar a la del FA. Esta circunstancia explica que ambos bloques tengan como objetivo concentrarse en lograr la mayoría parlamentaria, cosa que a priori aparece lejana para ambos. En el sistema político uruguayo la mayoría parlamentaria se obtiene por relación matemática y depende de la cantidad de partidos (lemas) que finalmente accedan al parlamento. La opinión calificada indica que la mayoría el FA podría obtenerla con un 48% de los votos válidos o 47% si se excluyen los en blanco o anulado. Para los partidos del oficialismo este umbral es más alto porque se presentan en forma separada. Como fuera, si nos guiamos por los distintos estudios, es muy probable que ninguno alcance este objetivo, es decir, 50 diputados en 99 y 16 senadores en 30.
Desde el Partido de los Trabajadores hemos unido la campaña por el triunfo del plebiscito y el voto a la papeleta con la pelea por el voto a la lista del PT. Hemos comparecido por primera vez en nuestra historia en forma conjunta junto a otras organizaciones de la izquierda por fuera del FA. Los puntos de convergencia sobre los que erigimos la alianza electoral denominada Unidad Popular – Frente de Trabajadores fueron la pela por el triunfo del plebiscito y el rechazo y denuncia de la masacre del Israel contra el pueblo Palestino. Esto, que a primera vista puede parecer limitado, se reveló decisivo para delimitar posiciones en el llamado “campo popular”. Es que el Frente Amplio sumó a su boicot al plebiscito, el rechazo a denunciar el genocidio sionista. No solo faltó con aviso a las movilizaciones en solidaridad con el pueblo palestino, sino que su candidato Yamandú Orsi se mostró gustoso en cada uno de los eventos organizados por el Comité Central Israelista y la B'nai B'rith, a la vez que etiqueta a la resistencia palestina como terrorista, pero no a quien lleva más de 40 mil civiles asesinados en la Franja de Gaza. El asunto cobró una relevancia fundamental porque desnudo el nivel de compromiso que ha alzado el centroizquierdismo con el imperialismo. Tanto la guerra imperialista como las reformas jubilatorias y laborales tienen un origen común, y es la descomposición del régimen capitalista, que demanda arrasar con viejas conquistas obreras para aumentar la tasa de ganancia de los explotadores, y a su vez impone un enfrentamiento entre potencias por el control del marcado mundial. Uruguay se ha colocado en el campo del imperialismo yanqui en esta confrontación, y en esto no hay diferencias sustanciales entre Lacalle Pou y Yamandú Orsi. El candidato del Frente Amplio está en todos estos temas incluso a la derecha de otras experiencias “progresistas” latinoamericanas, como la de Petro o el propio Lula. Orsi se ha alineado sin fisuras con el sionismo en el genocidio que perpetra en Gaza, que es el prólogo a una guerra en todo Medio Oriente.
Bajo el alero de la UP-Frente de Trabajadores nos presentamos cinco “sublemas” cada uno con un número de lista (boleta). El PT estableció un acuerdo junto a otra organización para presentarnos conjuntamente lo que acrecienta la posibilidad de pelear por una banca en el parlamento en caso de que finalmente se conquiste ese objetivo. La probabilidad de ingresar existe según varias encuestas. En tal sentido las últimas semanas hemos centrado nuestros esfuerzos en propagandear nuestra boleta, que encabeza Rafael Fernández a la cámara de diputados por Montevideo, con el número 1917565, e incrementar la presencia mediática de nuestros candidatos, entre ellos Andrea Revuelta candidata a vicepresidenta, quien también encabeza la lista al senado, y Natalia Leiva, dirigente del importante sindicato docente de Montevideo.
Este lunes 21, damos un último impulso al voto por nuestra lista, con un acto donde hará uso de la palabra además de Rafael, Federico Kreimerman, dirigente del Frente de Trabajadores en Lucha, y segundo candidato a diputado y Karina Sosa, presidenta del sindicato de trabajadores de la Seguridad Social, el sindicato que impulsó el plebiscito que está en el centro de la campaña electoral.
El domingo 27 vamos por el triunfo del plebiscito del pueblo, y a preparar las luchas que se acercan.
Uruguay: el plebiscito por las jubilaciones concentra un potente conflicto de clases El frente Unidad Popular-Frente de los Trabajadores es la única lista presidencial que defiende el Sí en el plebiscito. Por Jacyn, 08/10/2024.