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El desarrollo de la guerra durante el año en curso muestra una aceleración de los ritmos.
En términos generales, se demuestra una situación en constante empeoramiento para los ucranianos, expresado en problemas crecientes para generar nuevas fuerzas. Hay dificultades cada vez mayores tanto en materia de reclutamiento -a pesar de una reforma draconiana para la movilización de la población en edad militar- como en el aprovisionamiento de material. Esto se traduce en una aceleración de los avances rusos en todos los frentes. Hay una admisión generalizada entre la prensa occidental de que el frente ucraniano se está “desmoronando” (The Telegraph, 30/10).
La dinámica en el frente puede describirse como una alternancia cíclica entre fases sucesivas de desestabilización y estabilización: durante una cantidad de tiempo, que a veces puede extenderse por varios meses, los rusos aplican presión sobre un frente, desgastando a las unidades ucranianas e intentando eliminar blancos de alto valor que los apoyan en esa dirección hasta que finalmente una parte del frente cede. Desde ese momento, los rusos explotan la brecha hasta el límite de las posibilidades. Esto es, el desgaste de sus propios recursos y las capacidades logísticas, por un lado, y la velocidad con la que los ucranianos desvían refuerzos de otros sectores para frenar el avance y estabilizar las nuevas líneas del frente. Esta alternancia, que se observa desde muy temprano en la guerra, persiste. Lo que cambió es el ritmo, el tiempo que les lleva a los rusos desestabilizar un frente en particular y la disminución de la capacidad ucraniana por volver a estabilizarlo.
Operacionalmente, lo más relevante que sucedió en el año fue la conquista de la ciudad-fortaleza de Avdiivka. Su caída tuvo un efecto dominó que permitió el avance ruso a lo largo y ancho de todo el sector, fuertemente defendido, y empujó a las unidades de artillería ucraniana fuera del rango de fuego de la ciudad de Donetsk. La profundidad del avance ruso desde entonces fue de unos 40 kilómetros por 30 de extensión. Dentro quedaron varios otros pueblos y posiciones fortificadas. Más importante: este avance deja a los rusos a las puertas de Pokrovsk, una ciudad de importancia crucial para el sostenimiento de las operaciones ucranianas en el Donbass ya que es uno de los principales -si no el principal- nodos logísticos. Su caída en 2025 -o su neutralización- va a afectar muy negativamente la capacidad de combate de las unidades ucranianas en el resto de los sectores de la región. La toma de Avdiiva había sido facilitada por una maniobra rusa distraccionista cerca de la ciudad de Járkov, que forzó al mando ucraniano a redirigir unidades fuera del Donbass.
Muy consciente del peligro que significa el avance hacia Pokrovsk, el mando ucraniano realizó una apuesta. Envió el grueso de sus brigadas de maniobra de élite que conservaban capacidad de combate o la estaban restaurando, en una ofensiva sorpresa en la región rusa de Kursk, que estaba pobremente defendida por las fuerzas rusas, como ya sucedió en otras oportunidades en años pasados. El objetivo era doble. En lo inmediato, forzar a los rusos a remover unidades desplegadas en el Donbass para contraatacar en Kursk, debilitando de esa manera la ofensiva en territorio ucraniano. En el largo plazo, de cara a cualquier proceso de negociaciones, cualquier territorio dentro de Rusia puede ser usado como moneda de cambio. No obstante, este ataque en Kursk se da en una dirección tan alejada a los frentes principales que no constituye ninguna amenaza contra los nodos logísticos ni centros estratégicos rusos. Es una ofensiva hacia la nada. Los rusos no mordieron la carnada, se retiraron a terrenos ventajosos en Kursk y rodearon a los ucranianos usando unidades que no estaban comprometidas en el Donbass. Incluso redoblaron los esfuerzos canalizando más unidades para desarrollar la ruptura desde Avdiivka hacia Pokrovsk. Desde entonces aplicaron el mismo modus operandi: avance paulatino con presión constante desgastando a las unidades ucranianas en un ritmo favorable. Desde el punto de vista ruso, retener tantos recursos ucranianos lejos de las direcciones estratégicas o relevantes desde el punto de vista operacional es sumamente positivo. El mando ucraniano enfrenta hoy un dilema en Kursk. Si se retira para reforzar el frente del Donbass -revelando toda la ofensiva como un sinsentido- corre peligro de que la acumulación de fuerzas rusas en Kursk no se detengan en la frontera y empujen en la dirección de Sumi. Pero si eligen mantener las posiciones en Kursk, siguen gastando recursos más necesarios en otros lados. Al fin y al cabo, el frente se desmorona en varias direcciones, no solamente en dirección a Pokrovsk. Al sur de Pokrovsk se produjo un colapso en el sector de la ciudad amurallada de Vuhledar, que los rusos habían intentado tomar de manera infructuosa y costosa varias veces en años pasados. El debilitamiento de las líneas ucranianas les permitió a los rusos avanzar a un ritmo no visto desde principios de 2022 para 20 kilómetros en dirección al noroeste.
Direcciones generales de los avances rusos en 2024 en el sector Avdiivka-Pokrovsk-Vuhledar. Mapa de Suriyak Maps.
Al norte de Avdiivka, sobre todo en la primera mitad del año, los rusos por fin consiguieron romper el frente en el sector de la aglomeración urbana de Toretsk-Niu York. Esta ciudad-fortaleza era el último punto remanente del frente 2014-2022 en manos ucranianas y se consideraba su sector más defendido. El colapso en el Niu York-Zalizhne fue sorpresivamente rápido y los rusos llegaron hasta el centro de Toretsk.No obstante esta zona perdió prioridad a la luz de los avances en dirección de Pokrovsk. Caso similar con los progresos alrededor de Bajmut, que cayó a mitad del año pasado. Los rusos tomaron los terrenos altos en el perímetro de la ciudad y penetraron dentro de la ciudad cercana Chasiv Yar. De conjunto, los avances en estos sectores preparan el terreno para el acercamiento hacia la medialuna del conglomerado Sloviansk-Kramatorsk (las últimas ciudades importantes de la región) desde el sur.
Direcciones generales de los avances rusos en 2024 en el sector ToretskNiu York-Chasiv Yar. Mapa de Suriyak Maps.
En el extremo norte de la línea del Donbass, el sector que se extiende desde la línea defensiva rusa de Svatove hacia el río Oskol hacia su oeste, los rusos penetraron el frente en varios puntos de norte a sur y lograron llegar a dicho río avanzando desde la dirección Pishane-Kruglyakivka. Con esto cortaron el sector ucraniano efectivamente en dos ya que ellos están peleando con el río a sus espaldas. El aislamiento de varias unidades con respecto a las líneas logísticas establecidas va a acelerar su deterioro y el progreso ruso en este sector en lase semanas y meses que siguen. De manera reciente los rusos lograron quebrar el cinturón defensivo en la ciudad de Kupiansk, que tiene uno de los principales puentes sobre el río. Con la caída de todo ese sector, los rusos luego reorientarán su avance en dirección sur. La toma de todo el terreno en la ribera oriental del Oskol les abrirá la posibilidad a los rusos de retornar a Járkov en dirección de Izium (recuperada por los ucranianos en una de las ofensivas de 2022) y desde allí, avanzar hacia el sector de Sloviansk-Kramatorsk-Sirversk desde el norte. Se entiende entonces que el plan para el 2025 puede ser preparar una pinza gigante contra esas ciudades desde el norte y el sur.
Direcciones generales de los avances rusos en 2024 en el sector Svatove-Oskol. Mapa de Suriyak Maps.
En la medida que los rusos van traspasando las líneas defensivas ucranianas mejor preparadas, su avance se acelera también por el estado de las líneas más recientes, que están peor construidas. Si las tendencias actuales continuaran sin cambios durante el año que viene, no sólo es posible que los rusos se hagan con la totalidad del Donbass sino que incluso vayan mucho más allá, dado que el agotamiento de los recursos ucranianos en hombres, material y posiciones sería mucho más agudo.
A sabiendas de que la guerra se ha vuelto inganable desde el punto de vista ucraniano, Trump tomó este tema de manera demagógica durante la campaña electoral, denunciando esta guerra como otras de las “guerras sin fin” (“forever wars”) libradas por EEUU en el Medio Oriente. No criticaba el propósito estratégico de la guerra sino el derroche de recursos en algo que parece perdido. Esta demagogia no duró ni una semana después de su victoria electoral. El ´Milei del Norte´ no tardó en nombrar como funcionarios en los cargos clave para la política exterior a reconocidos neoconservadores y halcones como Mike Waltz o Marco Rubio, entre otros. Ellos han apoyado la línea del fallido Biden con respecto a Ucrania incluso criticándolo por adoptar un enfoque tibio. Está preparando un gabinete para la Tercera Guerra Mundial, sin rodeos. En esta línea, lo esperable es que se refuerce el curso escalatorio en Ucrania. Sintonizado con esto, Biden ha dado luz verde para el uso de armamento estadounidense en ataques de cientos de kilómetros dentro de territorio ruso no disputado. Aunque por una cantidad de razones incluso esta última jugada cambiará relativamente poco el escenario en lo inmediato, se trata de otro paso hacia la confrontación directa, ya que el uso de ese armamento requiere de asistencia estadounidense en todas las fases que van desde la identificación de blancos mediante satélites, la planificación y programación de las misiones de fuego.
Es posible que Trump ensaye un ultimátum a Putin para una nueva ronda de negociaciones con Kiev a poco de retornar a la Casa Blanca. Las condiciones que se vienen barajando, de todas maneras, son inaceptables para los rusos. Desde el punto de vista global, ciertamente EE.UU. necesita al menos un “congelamiento” del frente europeo que le permita reorientar la presión contra Irán y China. El primero aparece como el eslabón más débil del bloque que conforma con China, Rusia y Corea del Norte. Por lo tanto, aunque lo esperable es que la guerra en Ucrania escale durante varios meses en 2025, no es descartable que EE.UU. acepte una derrota “táctica” (en relación al esquema general) allí para preparar una ofensiva más intensa y con mejores perspectivas en otro lado.
Dos años de guerra en Ucrania Por Leib Erlej, 29/02/2024.