A sesenta años de “Perón no vuelve”: una nueva usurpación del aparato del PO

Escribe Jacyn

Al final, no aprendieron nada.

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En la saga sobre la fundación mítica de Política Obrera -que, según el dislate de Gabriel Solano, fue el resultado de “un grupo” que se desprendió “de otro grupo”, sin nombres propios ni programa, para finalmente autoproclamarse, “en un acierto”, como trotskista- el aparato del PO ha publicado otra grosería, esta vez referida a la posición de PO -y no “del PO”, como reza su título- frente al frustrado retorno de Perón, del año 1964, cuando el avión que lo traía de Madrid fue detenido en Río de Janeiro para ser remitido nuevamente al exilio. El aparato, sin pudor, se atribuye a sí mismo el planteo de Política Obrera, en esa ocasión, el planteo de que Perón no volvería a la Argentina porque la burguesía no tenía necesidad de ello, dado que no había una situación revolucionaria a ser contenida y desviada. El planteo fue elaborado y escrito por Jorge Altamira en colaboración con el grupo Baluarte, encabezado por Carlos Lima. El planteo se hizo público cuando Perón atravesaba el Atlántico en un avión de Iberia. El retraso obedeció a una discrepancia con Luis Torres (Claudio Perinetti). El compañero sostenía que debíamos plantear, ante los trabajadores, que Perón no volvería si no lo impulsaba una movilización popular. El peligro del planteo es que nos involucraba, involuntariamente, en una posición favorable al retorno. Como el autor designado por el aparato para ocultar el pasado de Política Obrera y del Partido Obrero desconoce los hechos (para eso hubiera debido hablar con Altamira), no menciona la divergencia ni puede, por lo tanto, ahondar en ella. No puede reflexionar que nadie fue expulsado por una divergencia, y que el debate concluyó cuando la llegada de Perón a Barajas, el aeropuerto de Madrid, no permitía más dilaciones. No puede, por último, decir una sola palabra acerca de un grupo de luchadores veinteañeros (Altamira 22 y el resto abajo de esa edad, salvo Torres, 34) que sale a volantear Perón no Vuelve, mientras el avión estaba cruzando el Atlántico. Sin necesidad de información reservada, un análisis marxista había llegado a la conclusión de que el imperialismo norteamericano no lo dejaría llegar. Brasil, en 1964, estaba gobernado por un gobierno militar pro-yanqui. El mismo Perón debió haber descontado que la peripecia no llegaría a buen término.

El acontecimiento fue el bautismo de Política Obrera, porque salía a la palestra con una posición muy fuerte; porque, de otro lado, fue un anticipo de lo que plantearíamos luego, en 1969/72, de que la consigna por la vuelta de Perón apuntaba a liquidar la etapa abierta por el Cordobazo, o sea que era contrarrevolucionaria; y porque, por último, fue sostenida sin vacilar cuando ya se había emprendido el vuelo. La posición “Perón no vuelve” chocaba con los planteos del morenismo y el estalinismo de la época, que habían impulsado la orden de Perón de votar a Arturo Frondizi en 1958.

Sin vergüenza alguna, el aparato se atribuye aquella posición; el articulista fue ordenado a omitir al autor político-intelectual de la declaración política, Jorge Altamira, de modo que aparezca como la posición anónima de un aparato. El estilo es el personaje.

El autor se refiere al “fracasado retorno de Perón en 1964” y “la caracterización del PO”, no de (sin ele) Política Obrera, con el único afán de establecer una línea recta “Del ´Perón no vuelve´ al ´Fuera Milei´ de Solano-Pitrola-Belliboni”. Esta “operación aniversario” tiene el exclusivo propósito, naturalmente podrido, de inyectarle una dosis adulterada de ´mística´ a un aparato sin pasado ni futuro. El aparato no consigue poner en palabras su pesadilla, porque la expulsión de la Tendencia Política Obrera fue una operación de aparato, para escalar en el aparato del Estado usurpando un sello revolucionario. Sería el momento de considerar si este tipo de operaciones de falsedad histórica en la prensa de ‘izquierda’, o sea de mentir, no debe ser denunciada ante los sindicatos de prensa y las asociaciones de historiadores.

En un apretado y febril recuento, el autor del artículo de marras encadena distintas luchas y episodios que no tienen ningún vínculo con la posición de Política Obrera en el fallido retorno de Perón -“Un partido que estuvo a la cabeza de la lucha de clases en casi (SIC) toda la democracia”-, y más especialmente a partir de 2018, cuando la máquina de expulsiones funcionaba a pleno en el sigilo y la oscuridad. No solamente está ausente en el repaso la lucha contra la dictadura, sino cuatro décadas de democracia y el memorable llamado a construir Asambleas Populares en las vísperas del Argentinazo.

En el artículo de marras está ausente el balance político del retorno de Perón en 1964, ni más menos. Porque en su esencia es el siguiente: el nacionalismo burgués es, en el marco de contradicciones de mayor o menor envergadura, un instrumento del imperialismo contra el proletariado. El aparato, al contrario, no solamente rechazó el voto en blanco en el último balotaje, para apoyar a Massa, junto al PTS. La última versión de su programa político con el FITU es un amontonamiento de reivindicaciones kirchnerista (desde las retenciones a las exportaciones y otras medidas proteccionistas, hasta la promoción de “movimientos populares”, como se denominan a los frentes de colaboración de clases.

En definitiva, de la vuelta de Perón y de los veinteañeros militantes de Política Obrera, los grandulones del aparato no aprendieron nada.

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