Fiscal israelí niega que haya habido violaciones y abusos el 7 de octubre

Escribe Silvina Yoga

No se han reunido pruebas para la acusación judicial.

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Moran Gaz, una funcionaria encargada de las cuestiones de seguridad en la Oficina Fiscal del Distrito Sur de Israel y miembro del “Equipo 7.10”, que se encarga de los palestinos capturados en el asalto de Hamas en esa fecha, la tiene clara: “no tienen derecho a la vida”. Esta palestinófoba incuestionable acaba de declarar al sitio israelí Ynet que “a pesar de haber investigado durante catorce meses la acusación del gobierno israelí de 'violaciones masivas y sistemáticas' el 7 de octubre, su Departamento no ha encontrado evidencias de ninguna clase de violaciones ni violencias, por lo que no ha abierto ningún caso de procesamiento”. Esta bomba política no ha sido recogida, sin embargo, por ningún medio importante de comunicación. Textualmente: “Al final, no tenemos ningún reclamo. Lo que fue presentado en los medios comparado con lo que eventualmente recojamos será completamente diferente… Nos hemos dirigido a las organizaciones de derechos de la mujer para pedir cooperación. Nos contestaron que ninguna mujer se acercó a ellas con reclamos” (Skawawkbox, 5.1); tampoco en forma confidencial. Sin piezas de acusación, señala Mora Ganz, un procesamiento “encontraría dificultades”. Lo mismo ocurre con la denuncia de descabezamiento de bebés.

Desde estas páginas hemos señalado esto mismo desde el comienzo, con el agregado de que las víctimas del atentado fueron causadas todas por el ejército sionista, en aplicación de la “doctrina Hannibal” (usada en 1941 por Hitler), que ordena disparar contra cualquier acción de secuestro, para no tener que lidiar posteriormente con las presiones por canjes y concesiones políticas. Nunca ha habido una investigación pública de los hechos. La “masacre” y las “violaciones” del 7 de octubre se transformaron enseguida en el centro de una repetida e insistente campaña mediática internacional para justificar la masacre y el genocidio del pueblo palestino, dando paso a lo que ocurre en la actualidad: la destrucción del Líbano y la ocupación de Siria por la OTAN (Turquía, Estados Unidos) e Israel. Las organizaciones feministas internacionales estuvieron ausentes en el desenmascaramiento de esta patraña y de la defensa del pueblo palestino.

En Argentina, el PTS y el FITU se desmarcaron de la masacre que se imputó a Hamas, alegando la defensa de los derechos humanos. La lucha contra la opresión sólo es admitida si cumple con ciertas reglas. El imperialismo se mofa de estos cuidados y ejerce la barbarie contra pueblos indefensos. La milicia palestina recurrió a los secuestros para canjearlos por sus compañeros detenidos, incluso sin proceso, en las mazmorras sionistas. El gobierno de Netanyahu ha prolongado la detención como rehenes de decenas de secuestrados israelíes, en condiciones naturalmente inhumanas, mediante el rechazo al cese del fuego y el retiro de la Franja, para poder seguir justificando los crímenes de guerra que ejecuta en Gaza y el propósito de anexar el conjunto de los territorios palestinos.

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