Desde El Bolsón: desidia estatal, auto-organización popular

Escribe Mali Quintillán

Tiempo de lectura: 2 minutos

El incendio iniciado el jueves 30 de enero en la zona de Mallín Ahogado de El Bolsón continúa activo. Arrasó con casi 3000 hectáreas, produjo pérdidas totales a cientos de familias, un vecino falleció defendiendo su casa, familias evacuadas, pero la organización de una red de solidaridad autoconvocada intenta cubrir el vacío que dejan las políticas oficiales.

Desde que el fuego comenzó, corre el firme rumor de la intencionalidad del incendio, junto al reclamo frente a la pobre respuesta del gobierno y la falta de medidas de prevención.

El 30 de diciembre, el Gobierno pretendía finalizar el contrato a brigadistas del organismo provincial de Manejo del Fuego. Si no lo hizo, fue porque estaban afectados a un incendio que se había desatado hace más de un mes en el lago Los Manzanos, al sur del Parque Nacional Nahuel Huapi. Ese otro incendio ha consumido hasta la fecha más de 8000 hectáreas y sigue activo. A esos brigadistas les renovaron los contratos sólo por tres meses.

Los partes oficiales hablan de la presencia de varios organismos dedicados al manejo del fuego, precisan la cantidad de efectivos y el uso de tres aviones y dos helicópteros en las zonas críticas y altas. Pero nada dicen de la falta de indumentaria e insumos que esos brigadistas padecen, o de la inestabilidad laboral de muchos de ellos.

La colaboración de cientos de voluntarios acompaña a los brigadistas en los lugares más bajos. Además, cuentan con la protección de las casas de la zona y el suministro solidario de botines, guantes, machetes y palas, provistos por la población.

Las altas temperaturas, los vientos fuertes y el inmenso bosque permitieron que el fuego se propague rápidamente por lo que el primer día se quemaron muchas chacras. Y cuando se dice que se quemó una chacra, ello significa: vivienda, galpones, corrales, animales, siembra, herramientas.

La respuesta de la población fue inmediata. Ya en el segundo día de incendio había, en cada chacra en riesgo, decenas de vecinos y vecinas autoconvocados limpiando la zona, regando, evacuando niños y mascotas.

Rápidamente se organizaban en el pueblo vecinas y vecinos en los centros de evacuado, en casas y en centros comunitarios la recolección de ropa, calzado, herramientas, guantes y la preparación de comida para brigadistas y familias afectadas.

El reclamo de la población también está orientado hacia la falta de controles en el desarrollo urbano y del turismo. No existió iniciativa estatal para la instalación de un refugio en la montaña, y el incendio permitió ver que no cuentan con una motobomba -que equivaldría al matafuego en un local comercial-. Tampoco hay control respecto del cúmulo de caminantes por día.

Al respecto, es necesario tener en cuenta el proyecto autorizado por la provincia para que un empresario qatarí, junto al extenista Gastón Gaudio, construyan tres centrales hidroeléctricas en la cordillera entre Bariloche y El Bolsón para autoabastecimiento de su complejo turístico. Tampoco debe olvidarse que no existe restricción para la venta de tierras y el negocio inmobiliario está fuertemente instalado en la Cordillera.

Los incendios intencionales en la Patagonia dejan dudas y certezas, pero lo que debe quedar muy claro es que no es el fuego, es el capitalismo.

Y contra el capitalismo y sus representantes debemos organizarnos, para derrotar al incendio y sus consecuencias. Pero, principalmente, para derrotar a sus responsables políticos y empresariales y cambiar al mundo de manos.

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Incendios en El Bolsón Por Patricia Urones, 05/02/2025.

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