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El Gobierno ha puesto en marcha la privatización del Belgrano Cargas como consecuencia de la sanción de la “Ley Bases", donde quedó establecida como una de las firmas "sujetas a privatización". El gobierno nacional ya adelantó que habrá despidos en la nómina de 4.400 trabajadores.
La privatización de las cargas ferroviarias arrastra varios fracasos en Argentina: hubo concesiones, primero al grupo Pescarmona y luego a la empresa América Latina Logística (ALL). Las dos concesiones terminaron abandonando ramales y dejando caer la infraestructura de vías y talleres, llevando a que resultara inviable el transporte. Ello afectó brutalmente a las economías regionales que dependían de este sistema de transporte.
Hoy la privatización requiere de una inmensa inversión por el deterioro del parque rodante y las vías. El Belgrano funciona en tres líneas ferroviarias que cubren un total de 7.600 kilómetros, pero no existen oferentes para concesionar la totalidad del ferrocarril. Por eso el Gobierno ha ideado un proceso de siete concesiones. Según el vocero presidencial, habrá "una concesión por la vía, con derecho a cobro de peaje que incluirá el traspaso de los empleados afectados a la misma; dos concesiones de locomotoras que permitirá incentivar la competencia; dos concepciones de vagones; y dos concesiones de talleres que incluyan a los empleados asociados".
Aunque el Gobierno se ilusiona con que todas "todas las vías quedarán concesionadas ", primero debe haber oferentes para cada una de las concesiones. De no cubrirse alguna de ellas, el tren no puede funcionar.
La aplicación de la Ley Bases en la privatización del Belgrano aún mantiene las tierras y vías como propiedad del Estado; algo que los oferentes no apoyan. El uso de las tierras ferroviarias para uso comercial es un pedido al que se ha accedido en algunas privatizaciones ferroviarias de trenes de pasajeros.
La única certeza de la privatización del Belgrano Cargas es una ofensiva de despidos que prepare las mejores condiciones posibles para los que quieran concesionar. Milei va por las migajas que sobraron de las privatizaciones del menemismo. Si esta privatización no funciona, el Belgrano Cargas se encamina al desguace. Pero los burócratas de la Unión Ferroviaria y de La Fraternidad “saludan” la privatización en nombre de una estructura “moderna” del transporte. Para la burocracia, perder dos mil afiliados es un “servicio” al “progreso de la patria”.
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