Un episodio criminal de la aparatocracia

Escribe Diego Rojas

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La movilización convocada a la secretaría de Trabajo, el viernes 30 de agosto, que contó con el impulso y la participación activa de la Tendencia del Partido Obrero, fue el escenario para un episodio muy significativo: la dirección del Partido Obrero trató de impedir que la columna de la Tendencia del PO participara del acto central. Mediante un cordón de seguridad compuesto por compañeros y compañeras del Polo Obrero, la dirección oficialista se ocupó de seguir paso a paso el trayecto de la militancia de la Tendencia desde que comenzó la marcha, incluso se mantuvieron vigilantes cuando un grupo de activistas del SUTNA se sumó con sus banderas a nuestra columna y a nuestros cánticos y consignas. El momento cúlmine de la acción orquestada por el oficialismo se produjo al llegar a la Secretaría, cuando el cordón de seguridad se abigarró codo contra codo para no permitir que la Tendencia se sumara a las columnas que participaban del acto. Objetivamente, el propósito era generar una situación de violencia para impedir que la Tendencia hiciera valer el derecho de participar de la moviización. El cuadro represivo impulsado por la dirección del Partido Obrero montado en el espionaje, las expulsiones y el cierre con candados de los locales para impedir la participación de la militancia de la Tendencia en su partido, entre otros hechos, dio un salto cualitativo al apelar a la expresión física, en la forma del uso de una “valla humana”, de esa política incompatible con una organización socialista. Fue, también objetivamente, una acción funcional al macrismo, contra cuyo gobierno iba dirigida la movilización.

La maniobra represiva de la dirección oficialista, que intentó apartar a la Tendencia de la política de “Frente Único” que se desarrollaba en el acto, por medio de la violencia, no prosperó debido al tesón y decisión de la militancia. Sin embargo, el haber realizado esta acción muestra claramente el derrumbe sin principios del oficialismo del PO. La teoría de la “dirección homogénea” que busca instalar la aparatocracia (y que ha instalado efectivamente) concluye con el desarrollo de los métodos violentos típicos del aparato. Ningún dirigente del Polo vino, sin embargo, a poner la cara y a justificar la acción – operaron desde el anonimato, aunque todos conocen sus nombres. Todo esto sólo puede terminar en el fracaso y el desmoralizamiento, y en el pasaje de mayor número de militantes a la Tendencia, que hoy supera con holgura los mil miembros. Los militantes del SUTNA, entre ellos su secretario general Alejandro Crespo, se acercaron en estas circunstancias a la columna de la Tendencia a confraternizar con los militantes y dirigentes obreros de nuestra columna, que no son sino sus compañeros cotidianos de lucha.

Los compañeros y las compañeras del Polo Obrero deben rechazar que se los use como fuerza de choque contra luchadores, y deben denunciar la extorsión que se ejerce contra ellos cuando el aparato los amenaza con el retiro de ‘los planes. . La responsabilidad de la transformaciòn de una organizaciòn de lucha en un vallado humano para enfrentar a luchadores le cabe exclusivamente a la dirección oficialista, que se anota así un punto más a una deriva sin principios.

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