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La empresa del Grupo Techint anunció a la UOM un esquema de suspensiones rotativas que se extendería por lo menos hasta mayo. En la planta de Savio, ubicada en Ramallo, se esperaban producir 160 mil toneladas inicialmente para marzo. Pero las expectativas de producción bajaron drásticamente, según la empresa, al calor de los movimientos en el mercado del acero (levantamiento de aranceles a la importación en Argentina, nuevos aranceles a la exportación argentina a Estados Unidos). Los trabajadores perderán, en promedio, el 25 % de los salarios.
Hace menos de un mes atrás, Techint anunció que no iba a pagarles a los trabajadores de la planta de Ternium el premio anual. La empresa propone reemplazar el Premio por Resultados Positivos (PRP) por un bono de 400 mil pesos, que significa una cifra mucho menor.
El ataque a los trabajadores siderúrgicos no se limita a las suspensiones y a la pérdida de conquistas. Las empresas siderúrgicas han congelado la paritaria desde hace nueve meses, explotando la inmensa parálisis de la dirigencia de la UOM. Internamente, tanto Techint como Acindar vienen otorgando pequeños aumentos a cuenta de la paritaria, lo que equivale al reemplazo de la paritaria de rama por los acuerdos por empresa.
La política de la UOM de Abel Furlán, de señalar a las empresas metalúrgicas como víctimas de la política económica del Gobierno, busca colocar a los trabajadores detrás de los intereses de los capitalistas. La UOM está paralizada frente una reorganización completa de las relaciones laborales, en beneficio de los planes de la patronal siderúrgica y en perjuicio de las condiciones de trabajo y de los salarios de los trabajadores. Furlán se bajó de cualquier lucha por los salarios, aun cuando las patronales han congelado la paritaria del acero. En Siderca Campana, la seccional de la UOM suscribió un acta acuerdo para habilitar las suspensiones como “dispensa de trabajo”.
En 2024, Ternium-Techint ganó arriba de 100 mil millones de pesos, aun habiendo despachado 513 mil toneladas menos de acero que en 2023. Es evidente que el costo de los cambios en la producción puede ser asumido por las ganancias del capital, pero no por las familias de los trabajadores, con suspensiones y salarios congelados. Ante la crisis, hay que oponerle a las políticas patronales el reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario, a costa de las superganancias de Techint y los demás capitales de la rama.