El régimen sionista relanza el genocidio palestino

Escribe Olga Cristóbal

El régimen sionista relanza el genocidio palestino

Tiempo de lectura: 6 minutos

Amir Rabee, un chico de 14 años, fue asesinado en Turmusaya, una pequeña localidad en Cisjordania. Dos balas en el corazón, dos en la cabeza, dos en la espalda. Profesionales, los genocidas. También hirieron a dos de sus amigos, de 15. El crimen sucedió el lunes, en medio de la huelga general en solidaridad con Gaza que paralizó todo en Cisjordania menos a los soldados y a los colonos.

“Trump permite lo que está pasando. Apenas asumió el cargo eliminó las sanciones que su país había impuesto a los colonos”, dice el padre de Amir que, como su hijo, tiene doble nacionalidad palestino-norteamericana.

El 22 de marzo, Cisjordania fue informada de la muerte en prisión de Walid Ahmed, un chico palestino-brasileño de 16 años. Cuando lo secuestraron en su propia casa, en setiembre, Walid era un deportista con numerosos trofeos en Cisjordania y en el exterior. La primera causa posible de la muerte es la inanición; la autopsia dice que “presenta signos de falta de alimentos, pérdida de masa muscular y grasa, colitis y sarna”. Lo acusaron de tirar piedras a los soldados, una muletilla frecuente para detener menores. Nunca permitieron que su familia lo visitara, y en seis meses lo mataron de hambre. “Distintas organizaciones humanitarias tanto israelíes como palestinas dan cuenta de esa realidad en las prisiones en Israel y en los territorios ocupados a diario”, informa El País (6/4).

Según el rastreador en vivo de Al Jazeera, desde que comenzó el genocidio en Gaza, hace 18 meses, más de 61.709 palestinos han sido asesinados, incluidos 17.492 niños, 111.588 heridos y 14.222 desaparecidos y presuntamente muertos.

Las cifras no incluyen los muertos por inanición, desnutrición o falta de atención médica, ya que la mayoría de los hospitales de Gaza fueron destruidos por Israel.

El Ministerio de Sanidad gazatí advirtió que por lo menos 600.000 niños corren el riesgo de sufrir parálisis o discapacidades crónicas por la falta de vacunas, que están bloqueadas.

En tanto, los bombardeos son diarios y el ejército sigue enviando nuevas órdenes de evacuación para más tarde bombardear las zonas supuestamente seguras a las que envía la gente. Utiliza vehículos con bombas trampa a los barrios densamente poblados y los detona a distancia.

Tras las múltiples evidencias, Tel Aviv tuvo que cambiar su versión sobre el asesinato a mansalva de 15 trabajadores humanitarios el 23 de marzo cuando fueron eliminados mientras intentaban socorrer a las víctimas de un bombardeo previo.

Un video recuperado del celular de uno de los muertos y publicado por la Media Luna Roja Palestina muestra a trabajadores uniformados, ambulancias y camiones de bomberos claramente identificados, con las luces encendidas, atacados por los soldados.

Desde que Israel canceló la tregua, el 18 de marzo, ha matado a 1.350 personas en la Franja, 490 de ellos niños. El Ejército israelí ha destruido el 90% de las viviendas de Rafah, una zona de unos 60 km2. La dejó aislada del resto de la Franja. En Rafa habitan unas 300.000 personas. "Los hospitales fueron bombardeados por la ocupación, las calles fueron arrasadas, los edificios fueron destruidos, las mezquitas, los mercados y las plazas públicas fueron completamente arrasados", informó el alcalde de Rafah, Ahmed Al Sufi, en un comunicado.

Los sionistas también han destruido 22 de los 24 pozos de agua, “lo que ha privado a decenas de miles de familias de agua potable, y el 85% de sus redes de alcantarillado, lo que facilita -denuncia- la propagación de epidemias y enfermedades” (El País 6/4). Además, 320 kilómetros de carreteras quedaron completamente destruidos y arrasados, dice el comunicado.

Los países árabes

La complicidad de los países árabes “fluye en dólares y en sangre”, señala Mondoweiss (6/4) y hace el siguiente recuento: el 7 de marzo de 2025, Newsweek informó que Arabia Saudí planea invertir 1,3 billones de dólares en EE.UU. Y los Emiratos Árabes habían acordado invertir 1,4 billones de dólares en la economía estadounidense tras una reunión con Trump en la Casa Blanca.

Según Global Firepower, Turquía, Pakistán, Irán y Egipto se encuentran entre las 20 principales fuerzas armadas del mundo. Arabia Saudí ocupa el puesto 24 y tiene el mayor presupuesto militar de los países musulmanes, con 55 600 millones de dólares. Docenas de países musulmanes tienen una considerable capacidad militar y económica. Lo que no tienen es la menor intención de romper lanzas con el imperialismo.

En Washington

Mientras Cisjordania velaba a su niño, el carnicero Benjamín Netanyahu se reunió en Washington con el presidente Donald Trump. Le traía una ofrenda: antes eliminó todos los aranceles a las importaciones procedentes de Estados Unidos. El equipo de Netanyahu se había jactado de que “sería el primer líder nacional en apelar al corazón de Trump y convencerlo de suavizar el golpe de los aranceles (Haaretz 8/4).

No funcionó: Trump estableció un impuesto del 17 % sobre los productos israelíes y no se privó de recordarle a su cómplice que Estados Unidos le da a Israel unos 4.000 millones de dólares anuales y debería estar agradecido. También lo exhortó a ser “razonable” con el régimen de Erdogan en Turquía y anunció que estaban en curso negociaciones directas con Irán. Por lo tanto, el sionista tampoco obtuvo respaldo inmediato para bombardear las instalaciones nucleares de Irán.

Aunque la prensa israelí calificó la reunión como gélida, The New York Times destacó que hay un punto de acuerdo inconmovible: Trump no se refirió a la ruptura del cese del fuego en Gaza, ni al asesinato de enfermeros ni al asesinato de hasta un centenar de niños en un solo día.

Sí volvió a hablar de Gaza como una ubicación privilegiada para el desarrollo inmobiliario que Estados Unidos debería “controlar y poseer”. Cuando le cedió la palabra a Netanyahu, éste confirmó: “Tener una fuerza como Estados Unidos allí, controlando y poseyendo Gaza sería una cosa buena”.

El resultado, dicen observadores de adentro y de afuera de Israel, es un Netanhayu envalentonado, “desatado, con menos barreras que limiten sus acciones en Gaza, Líbano y Siria”, incluida la reforma del sistema judicial de su país (NYT 8/4).

Al borde del colapso

Sin embargo, las estadísticas muestran “al país al borde del colapso”. Según indicadores fechados al 21 de marzo de 2025, Israel enfrenta pérdidas militares por 34.000 millones de dólares y pérdidas económicas totales por 67.000 millones de dólares con el mayor déficit presupuestario de su historia: 40.000 millones de dólares.

Durante 2024 cerraron 60.000 empresas, lo que provocó una pérdida masiva de puestos de trabajo y el sector turístico disminuyó un 70 %, lo que provocó una pérdida de 5.000 millones de dólares. En el caso de las construcción, cerraron más de 70 constructoras y las pérdidas son de 4000 millones de dólares (BBC 12/11/24).

Muchas empresas tienen falta de personal porque el ejército convocó a más de 360.000 reservistas al comienzo del conflicto. Si bien desde entonces han desmovilizado a muchos, fueron convocados nuevamente para las campañas en El Líbano y Siria.

Por lo menos 143.000 israelíes han huido de sus hogares en la frontera norte y en los asentamientos cercanos a Gaza y se niegan a regresar mientras otros 82.000 israelíes se han marchado a otro país.

Los indicadores de salud mental no son mejores: 900.000 israelíes sufren trastorno de estrés postraumático (TEPT), una cifra récord, el consumo de alcohol aumentó un 25 % y la venta de somníferos se han disparado un 180 %, lo que significa que los israelíes ya no pueden dormir sin ayuda médica.

Israel se encuentra en medio de su “mayor crisis de salud mental desde su creación”, en 1948, dijo el ministro de Salud, Uriel Bosso en setiembre.

Las enfermedades mentales, agregó, se convirtieron en la primera prioridad de su Ministerio por lo que se duplicó el presupuesto de la cartera para tratar esos padecimientos.

“Israel registra aproximadamente 500 casos de suicidio anuales (400 de ellos de varones), así como unos 6.000 casos de intento de suicidio. Son cifras inimaginables”, opinó Bosso. El suicidio es la segunda causa más común de muerte de los varones israelíes en edad militar, entre los 18 y 25 años, de modo que cerca del 20 % de las muertes en esta franja etaria son resultado del suicidio (https://www.swissinfo.ch 10/9/24).

Tal vez es uno de los costos de haber convertido a gran parte de la juventud israelí en criminales de guerra. La única alternativa es levantarse contra los genocidas y hacer causa común con los palestinos.

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