Netanyahu echa a un millar de reservistas porque exigen el fin de la guerra mientras planea borrar Rafah del mapa

Escribe Olga Cristóbal

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En el mismo día que un bombardeo israelí ha matado al menos a 29 personas, entre ellas varios niños, al este de la Ciudad de Gaza, y que distintos sectores del ejército reclaman el fin de la guerra para que vuelvan los rehenes, trascendió que el gobierno de Israel prevé borrar Rafah del mapa. Esto es, desalojar por completo el sur de la Franja e incluso destruir lo que queda de la ciudad de Rafah, en la frontera con Egipto (Haaretz 11/4). La superficie afectada por este nuevo plan equivale a unos 75 km2: el 20 % de los 365 de extensión total Gaza.

De esta forma, Rafah y sus barrios, una zona donde antes de la guerra vivían unas 200.000 personas, “entrarían a formar parte del anillo de seguridad que el ejército lleva semanas construyendo dentro de Gaza, en paralelo a la valla que lo separa de Israel”. El propósito sería, según las fuentes que informaron a Haaretz, “mantener bajo absoluto dominio israelí la frontera entre Gaza y Egipto”. Posiblemente sean demolidos todos los edificios que quedan en pie.

Hace una semana el gobierno de Netanyahu anunció que se proponía anexar amplias zonas de Gaza y dividirla en compartimientos separados. Como parte de ese plan están construyendo un nuevo corredor de un kilómetro de ancho, denominado Morag –nombre de un antiguo asentamiento judío evacuado en 2005–, que aislará el sur del resto de la Franja. Con esa zona de seguridad y los otros dos corredores -Netzarim y Filadelfia- “se reduciría en forma considerable el territorio para los palestinos” (ElPaís 11/4).

Los planes de Netanyahu vuelven cada vez más remotas las negociaciones para el final de la guerra y el regreso de los rehenes. Y chocan con el creciente malestar de amplios sectores de la población israelí. El jueves se publicó una carta firmada por 970 reservistas de la Fuerza Aérea, altos oficiales y pilotos, en la que pedían dar prioridad absoluta a la devolución de todos los rehenes, incluso a costa de poner fin a la guerra.

Tras la publicación de la petición, el jefe de Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel, Eyal Zamir, y el comandante de las Fuerzas Aéreas de Israel, el general de división Tomer Bar, anunciaron que van a expulsar del ejército a todos los reservistas que firmaron.

La intimidación falló: el viernes, más de 250 reservistas y exalumnos de la unidad de inteligencia 8200 publicaron una nueva carta sumándose al llamamiento de los reservistas y exsoldados de la Fuerza Aérea.

“Nos identificamos con la afirmación de que, en este momento, la guerra sirve principalmente a intereses políticos y personales en lugar de a intereses de seguridad», escribieron. «La continuación de la guerra no contribuye a ninguno de sus objetivos declarados y conducirá a la muerte de rehenes, soldados de las FDI y personas inocentes”, escribieron.

Netanyahu, con pedido de captura del Tribunal Penal Internacional por genocidio, afirmó, en un comunicado de respuesta a las cartas, que “fueron escritas por un pequeño grupo de extremistas, dirigidos por organizaciones financiadas desde el extranjero con un único objetivo: derrocar al gobierno de derechas” (Haaretz, 11/4)

“El público ya no se traga sus mentiras propagandísticas que se repiten en los medios de comunicación”, añadió: “Esto no es una ola. No es un movimiento. Es un grupo pequeño, ruidoso, anarquista y desconectado de jubilados, la mayoría de los cuales no han servido en años”.

En la carta, los firmantes de la inteligencia militar destacaron el empantanamiento militar del sionismo señalando “el control de Hamas sobre la Franja de Gaza y el reclutamiento de nuevos operativos en sus filas, mientras que el gobierno no presenta un plan convincente para derrocar a la organización”. Añadieron que los rehenes «languidecen en las mazmorras de Hamas tras un año y medio de presión militar que agotó a los reservistas y a sus familias, pero que no logró su liberación total».

Y dicen que “se niegan a aceptar una realidad en la que el escalón político da por sentada la continuación de la guerra sin revelar su estrategia para lograr los objetivos de la guerra”.

También afirmaron que “el gobierno no ha asumido la responsabilidad del desastre, no admite que carece de un plan o una solución para la crisis, y mucho menos por medios militares. Como se ha demostrado durante el último año y medio, solo un acuerdo puede traer a los rehenes a casa sanos y salvos”.

Se espera que otros exalumnos añadan sus firmas a la carta más tarde hoy.

También se publicó otra carta con el mismo espíritu, firmada por empresarios, inversores y empleados del sector de la alta tecnología israelí.

Más de 1.500 personas han sido asesinadas en Gaza desde que Israel rompió el alto el fuego. El gobierno de Netanyahu desconoce la potestad del Tribunal Penal Internacional pero tampoco aceptó que una comisión investigue las responsabilidades de su gobierno en el llamado “fallo de seguridad” que permitió que las milicias palestinas entraran a Israel. Una comisión que permitiría averiguar, por ejemplo, cuántos de los 1.200 israelíes muertos que le adjudican a Hamas en realidad fueron víctimas del ejército sionista por la aplicación de la Doctrina Hannibal.

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