Municipales San Isidro: Por el pase a planta permanente de los trabajadores

Escribe Juan Luis Linarello

Tiempo de lectura: 2 minutos

Los trabajadores municipales de San Isidro se encuentran atravesando un 2025 con un deterioro mayor de sus condiciones laborales respecto a lo que fue el 2024. Como ya hemos denunciado en este espacio, el intendente Ramón Lanús, desde que asumió, ha tenido una actitud en sintonía con el gobierno nacional. Paritarias a la baja y casi nulo diálogo que llevó a los trabajadores municipales a realizar medidas de fuerza esporádicas pero que marcaron un quiebre. Hoy vuelve a efervescer un clima de malestar, ya no solo por un salario golpeado por la inestabilidad que genera el gobierno nacional sino porque el intendente se resiste a discutir condiciones laborales. Entre ellas, una enorme deuda histórica (que incluye al anterior intendente Gustavo Posse, con más de 20 años de gestión) y es el pase a planta permanente de un enorme porcentaje de los trabajadores en diferentes áreas.

En el caso de los hospitales municipales, un lugar que ha concentrado duras críticas en los últimos años, reflejo de una baja del presupuesto que es tendencia en la última década, hoy tiene a los trabajadores de la salud vivenciando condiciones deplorables en materia laboral. A un salario también atrasado se le suman problemas de infraestructura en las instalaciones (baños en malas condiciones, ascensores rotos, falta de pintura, etc.), aumento de la demanda de pacientes, presión laboral de superiores y también, una gran demanda por el pase a planta permanente (más del 50% del personal total). Lo mismo ocurre con trabajadores de espacio público que no cuentan en ocasiones con herramientas adecuadas, donde su salario cae ante la avanzada inflación y reclaman el pase a planta, lo cual les perjudica también salarialmente.

La exigencia por el pase a planta permanente debe ser tomada con fuerza, porque su concreción es un triunfo sobre la estabilidad y condiciones laborales. Los trabajadores municipales, muchos de ellos con seis a ocho años trabajando a la espera del pase, atravesando una pandemia con toda la precarización y riesgo, contando en muchas ocasiones con escasos recursos y herramientas, deben tomar la posta, incluso por encima de cualquier actitud burocrática del sindicato local. El año pasado hubo un amague de lucha y en el 2025 no se convoca como corresponde ante semejantes atropellos. Un reflejo de la pasividad de la CGT a nivel nacional. Llegar a esto no es solo responsabilidad del intendente saliente y entrante sino de una conducción sindical que, teniendo un convenio colectivo de trabajo firmado desde 2015, permite que estos ataques sigan pasando.

Es la discusión y la lucha por el pase a planta, junto a un aumento que represente un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, lo que debe convocar a todos los trabajadores de las diferentes áreas. Toda esta precariedad ha sido una herramienta desde el Estado en todos sus niveles para achicar el gasto público a través de la explotación de los trabajadores, generando un ahorro en los salarios de pobreza y esquivando cualquier obligación que conlleve una mejor estabilidad laboral. Además, los trabajadores de planta transitoria o contratados por tiempo determinado también son víctimas de un disciplinamiento patronal. Debemos ir por una lucha que abarque un proceso de asambleas constantes, movilizaciones y paros hasta derrotar todas estas políticas ajustadoras contra nuestras condiciones de vida.

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