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Compañeras y compañeros, en este modesto acto en el parque Lezama estamos realizando la única actividad de la clase obrera este Primero de Mayo en contra de la guerra imperialista.
Las guerras de opresión y las guerras imperialistas han sido siempre el desafío máximo de lucha para la clase obrera mundial, porque las guerras imperialistas esencialmente son una convocatoria a los trabajadores de cada país y de todos los países a matarse entre ellos en beneficio del capital. Es detrás de una lucha de poderes enfrentados, de naciones imperialistas pugnando por un nuevo reparto del mundo; detrás de esto, esencialmente la destrucción de la clase obrera. No hay ninguna otra manifestación en el desarrollo de la sociedad capitalista que comprometa a este extremo el futuro del proletariado y el futuro de sus objetivos históricos, como es la revolución socialista.
Las guerras imperialistas han inaugurado, debido a esta naturaleza, el periodo de agotamiento histórico del capitalismo. Se cierra aquella fase de desarrollo ‘pacífico’, de colonización de la periferia capitalista, de unificación del mercado mundial. Con ello cumple el capitalismo el objetivo histórico a partir del cual representa regresión, reacción, opresiones nacionales. Es un cambio histórico fundamental porque expresa efectivamente que una formación social histórica ha entrado en su periodo de decadencia. Nosotros, en este Primero de Mayo, vivimos el pleno desarrollo de una guerra mundial. De una guerra mundial que alimenta un desarrollo militar más grave y todavía más agudo, a través de la acentuación de las guerras comerciales y financieras. El financiamiento del costo de todas estas guerras comerciales y de todas estas guerras financieras recae sobre los hombros de las clases trabajadoras.
La guerra entre la OTAN y Rusia por el control de Ucrania, por el control del espacio euroasiático, no ha concluido y no va a concluir como consecuencia de la oferta de Trump a un acuerdo con Putin en el que le cede concesiones territoriales. Se acaba de manifestar con claridad en las últimas 48 horas, cuando frente a un gobierno acosado, Donald Trump le arranca al gobierno de Ucrania la cesión de sus reservas más importantes de minerales, de tierras raras, de gas y de petróleo. A través de esta maniobra, en nombre de la ‘paz’ toma el control efectivo de Ucrania. Le dice a Zelensky ¿vos querés seguridad contra los rusos? Bueno, ¿qué mayor seguridad que yo venga a enriquecerme a costa de Ucrania, metiendo inversiones? Y con las inversiones vienen los agrupamientos paramilitares que acompañaron, por ejemplo, la guerra de Irak, que es la privatización de la guerra de en manos de grupos como Blackwater y otros emprendimientos belicistas, que se hacen cargo de las funciones de represión y masacre. Este avance militar y paramilitar va a agravar las condiciones de la guerra mundial. Las condiciones de la guerra mundial van a ser agravadas porque acá no hay una solamente guerra arancelaria. Porque cuando la suba de aranceles alcanza el 150 % contra un país, eso constituye un bloqueo económico y el bloqueo económico es una declaración formal de guerra. Esto es lo que ha aplicado Trump a China y, precisamente en el mes de abril, las importaciones de Estados Unidos desde China han caído a cero. La guerra con China está claramente planteada. Los aranceles a China y la respuesta de China, los aranceles a Estados Unidos, constituyen una declaración de guerra recíproca.
En el día de hoy, Primero de Mayo, acá en Argentina, levantamos una tribuna contra la guerra imperialista. ¿Hay alguna tribuna que se levante contra la guerra imperialista? Debido al desfasaje horario, ya sabemos cómo fueron las manifestaciones en Europa. La burocracia sindical y los partidos socialistas de Europa salieron a conmemorar el Primero de Mayo, apoyando el rearme europeo y el rearme alemán, un rearme que estaba prohibido y censurado durante mucho tiempo para que no vuelva a emerger la potencia que, bajo el mandato de Hitler, provocó las mayores masacres a la humanidad. Hoy, Alemania se está rearmando a todo vapor para preparar una guerra contra Rusia, como fue la Primera Guerra Mundial, como fue la Segunda Guerra Mundial y como se prepara para una Tercera Guerra Mundial.
¿Por qué la burocracia sindical no lo denuncia? Porque está sometida al capital. Por sus intereses sociales, dependen del capital.
Naturalmente que en estas manifestaciones de hoy han aparecido banderas palestinas, porque los trabajadores que concurren a ellas no son tan ingenuos como para no entender que esta es la ocasión para protestar y movilizar contra la masacre de todo un pueblo como no se ha visto desde la época del holocausto contra el pueblo judío. Hoy en Gaza se están armando campos de concentración y se ha creado un ministerio, en el Estado de Israel, extragabinete, encargado de la logística de la expulsión integral, primero de los palestinos de Gaza y después de los palestinos de Cisjordania. Por lo tanto, los horrores de la guerra, a diferencia de la última guerra, los tenemos cuando todavía la guerra no ha alcanzado un carácter universal. Es un preparativo. Y este preparativo ha sido convalidado por todos los centristas del mundo, por todos los reformistas.
Ustedes observen lo ocurrido en el debate del otro día por la Ciudad de Buenos Aires. Fue un debate que claramente demostró el corrimiento a la derecha, a la ultraderecha y al fascismo del espectro político capitalista en Argentina. Insultos de Adorni, un llamado de Marra a la limpieza étnica del pobrerío en la capital federal. Con otros argumentos y otras manifestaciones, lo mismo hicieron algunos candidatos que no sé de dónde salieron, uno del deporte, otro de no sé dónde, todos carreristas que se adaptaron a hacer en la ciudad de Buenos Aires una variante de lo que el imperialismo está haciendo a escala mundial: la expulsión de los inmigrantes. Para estos candidatos, un trabajador pobre en la ciudad de Buenos Aires tiene que ser ‘deportado’ al Gran Buenos Aires. Hay que expulsarlo de la ciudad de Buenos Aires. Son los métodos salvajes, los métodos criminales del imperialismo. Nadie ha hecho esa asociación, menos en el debate del otro día, donde nadie respondió a los insultos y agravios de la ultraderecha denunciando que se levantaba en la Ciudad un bloque de cuatro o cinco diputados fascistas para controlar la legislatura de Buenos Aires y que hay que dar la batalla contra el fascismo en la legislatura de Buenos Aires, por medio de un planteo socialista; nadie ha hecho ese planteo el otro día. Nadie lo escenificó, lo caracterizó, lo ilustró, contando con la ventaja de tres horas de debate. La cobardía es tal que cuando tienen tres horas de debate se lamentan porque tienen que hablar dos minutos por vez. Dos minutos en un debate de tres horas es un discurso larguísimo. Si tiene coherencia, si tiene objetivo, si tiene método, termina machacando en la cabeza de los asistentes que acá hay un bloque de fascistas que quiere controlar la Ciudad con el apoyo de otros elementos derechistas y que la batalla contra el fascismo es levantar la bandera del socialismo contra esta banda de criminales de la clase capitalista.
En la maniobra de Trump con Rusia hay un secreto muy guardado. El primer secreto muy guardado es que la población ucraniana no quiere continuar con la guerra. Trump advierte que no quiere continuar con la guerra y toma el control de esa aspiración queriéndole imponer a Rusia concesiones o apropiándose él de esas concesiones. Y si el pueblo ruso tuviera la oportunidad de votar en forma libre y democrática, repudiaría a Putin y a su guerra, porque en la masa del pueblo ruso el sentimiento contra la guerra tiene una consistencia histórica terrible. La Revolución de Octubre nació de la primera masacre imperialista y la Unión Soviética sobrevivió al hitlerismo a través de una lucha tremenda y sacrificada de las masas de Leningrado, de Moscú, de Stalingrado, que aplastaron la máquina criminal, militar, más poderosa de la historia. Entonces el fervor de una lucha antibélica está presente. Inclusive en Israel, en nombre de la defensa de los rehenes que aún tiene Hamás bajo su control, hay manifestaciones contra la guerra. Incluso en una población completamente colonizada al chovinismo sionista ha penetrado la idea de que la guerra es un fenómeno criminal. No saldrán grandes conclusiones por parte de esta población, pero nosotros tenemos que ver en ellas este hecho dinámico, profundo, extraordinario.
En el día de hoy, cuando las centrales obreras europeas apoyan al rearme militar, no emergieron manifestaciones antagónicas de significación. Pero hay dos países que no celebran el Primero de Mayo. Uno es Estados Unidos, el otro es Inglaterra. Interesante esto. En la nación de los mártires de Chicago está prohibido el Primero de Mayo y por una razón muy lógica: para que las generaciones norteamericanas de trabajadores no sepan que son los descendientes de los mártires de Chicago, que son los descendientes de Sacco y Vanzetti. Por eso, porque hoy, cuando no es Primero de Mayo en Estados Unidos, es tremendamente significativa la ola de huelgas y manifestaciones en el oeste de Estados Unidos en celebración del Primero de Mayo por primera vez en la historia. Claramente, lo que impulsa esas huelga y esas manifestaciones, es la guerra. Porque viven en la metrópoli que fabrica la guerra, porque sufren las consecuencias de la guerra y porque advierten que la premisa de la guerra y la consecuencia de la guerra es la emergencia de Estados fascistas. De estados que deportan a personas de otros países, a pesar de estar legalmente establecidas en su país de adopción, inclusive con familias originales, ciudadanos nacidos, digamos, en el mismo Estados Unidos, donde hay un atropello fenomenal a toda la asistencia social, en particular a la población discapacitada, como acá en la Argentina. Como acá en la Argentina, los gobiernos de Trump y de Milei, bajo la batuta de Sturzenegger y de Elon Musk, coinciden en que la asistencia a la población discapacitada es un gasto parasitario. Que el cuidado de las poblaciones discapacitadas tiene que ser privado. Que hay que desarrollar la industria del cuidado, que es la industria del futuro, que son los beneficios del futuro, porque hay, como consecuencia del aumento de la expectativa de vida, una tendencia a que la población mayor crezca proporcionalmente en el conjunto de la población de cada país. En la Feria del Libro del año pasado, uno de estos académicos de la burguesía dijo abiertamente que el problema principal de la sociedad es la dificultad para atender a los adultos mayores. Y cuando yo le contesté ¡qué confesión de la bancarrota capitalista, que vea un ‘problema’ en el aumento de la expectativa de vida y en los adultos mayores, con un crecimiento extraordinario de la tecnología y la productividad!, tuvo una reacción airada Esta sociedad está podrida y tiene que desaparecer porque los viejos no son un problema, sino representan la acumulación de una experiencia decisiva para las nuevas generaciones.
Entonces, la guerra está ligada con toda la descomposición histórica del modo de producción capitalista. El secretario de la OTAN, Rutte, no tuvo ningún empacho en salir a la televisión y decir lo siguiente: tenemos comprometida la seguridad y la defensa nacional, no es dramático, entonces, que le saquemos un poquito a los jubilados, un poquito a la educación, un poquito a la salud, un poquito a los salarios, un poquito a esto y un poquito al otro y hagamos un gran fondo militar para prevenirnos del imperialismo ruso. Es decir, entre la guerra, el ajuste y el sacrificio de las poblaciones trabajadoras hay un vínculo directo, que finalmente es la guerra de exterminio de los trabajadores de un país contra los trabajadores de otro país. Por eso nuestra consigna es la fraternización de los trabajadores en armas que luchan por la defensa de su burguesía contra la otra burguesía. Que fraternicen entre ellos y se levanten contra sus respectivas burguesías y de ahí la consigna de este acto “el enemigo está en nuestros propios países”.
Pero naturalmente, la guerra es un estadio de la crisis económica del capitalismo. Acaba de salir un artículo del editor principal del Financial Times, que es muy sugestivo, porque dice lo siguiente: Estados Unidos puede derrotar a China en una guerra comercial, pero al costo de quebrar a los Estados Unidos. Por lo tanto, hay que abandonar esa guerra comercial. ¿Cuál es el costo de romper todas las cadenas de valor, de producción, con China, con otros países, etcétera, etcétera? Que el sistema financiero norteamericano se venga abajo. En medio de la crisis que ha habido con esta guerra comercial y que obligó a Trump a recular y a postergar por 90 días los aranceles a diversos países, se desató una crisis esencial, existencial, con la deuda pública norteamericana. La deuda pública norteamericana es más impagable que la deuda pública de Argentina. Son 36 billones de dólares, completamente impagables, con una tendencia al aumento por las subas de las tasas de interés, y con una característica fundamental: que los acreedores internacionales que tienen una parte de esa deuda se retiran del mercado norteamericano. Tenemos una implosión de los Estados Unidos, una decadencia de los Estados Unidos, un derrumbe de los Estados Unidos. De ahí la agresividad del imperialismo norteamericano. Y, naturalmente, del despertar de las clases trabajadoras norteamericanas. En Estados Unidos ahora se quejan por el precio de los alimentos. Bienvenidos, bienvenidos norteamericanos a la preocupación por el precio de los alimentos. Es saludable. Unifica a todo el mundo en una misma preocupación. Esto es absolutamente decisivo. En la CGT, en la marcha de la CGT, no se habló -naturalmente- de la guerra. Pero tampoco se habló de los trabajadores. Perón ha dicho que el Primero de Mayo es la fiesta del trabajo, es decir que tenemos que festejar y celebrar nuestra condición de explotados, pero se le olvidó un detalle a Perón (que el otro día lo retomó Daer y la CGT) al rebautizar al Día Internacional de los Trabajadores como Día del Trabajo: porque no hay trabajo, hay desocupación. Los capitalistas no pueden desarrollar entre los trabajadores una conmemoración de su propia explotación porque no tienen dónde ir a laburar. Y el trabajo se ha precarizado enormemente y aquello que era considerado como emprendedurismo se ha transformado claramente en lo peor del trabajo precarizado. Por lo tanto, en la perspectiva de Política Obrera, en la perspectiva de los socialistas, hay un horizonte que ningún militante consciente puede desconocer. Es un horizonte de lucha de clases terrible. De tendencia al fascismo. De tendencia a la supresión de las libertades públicas. De crisis constitucionales. De formación de bandas armadas. De guerra mundial. Nadie lo puede desconocer. La clase obrera no se puede acomodar al desarrollo de este escenario. No hay cómo adaptarse a este escenario. El choque es violento. Por eso, nuestra fuerza es la única, y lo digo en forma clara y rotunda, es la única que puede jugar un rol en esta situación histórica porque tiene una política revolucionaria. Es la única que lo puede hacer. Acá no se trata de cuántos militantes tiene cada uno, ni cuántos fueron los votos de la última elección, porque eso es inútil. No hay votos que rescaten a ninguna corriente incapaz de enfrentar la situación histórica que vive la humanidad.
Ahora, esto a nosotros, los militantes de Política Obrera, nos plantea una enorme responsabilidad. El trabajo político de nuestro partido debe ser tan claro, tan minucioso, capaz de unir los elementos dinámicos que hay dentro de la clase obrera. Por pequeños que sean esos espacios, articularlos a través de tareas aparentemente modestas y proceder a un reclutamiento abierto de trabajadores para una alternativa socialista. Con la misma claridad que podemos diseñar las perspectivas históricas y las contradicciones mundiales, con esa misma claridad tenemos que abordar el mismo trabajo cotidiano, que ya no es el viejo trabajo cotidiano porque reclutar hemos reclutado siempre, pero para circunstancias históricas bastante diferentes a las actuales. Y esta labor nuestra es una labor intransferible. Y ustedes lo ven. En una época pertenecíamos al Partido Obrero. Fundamos el Partido Obrero. Y pertenecíamos al FITU y luego se produjo una crisis que nadie entendió. Pero ahora que el FITU y el Partido Obrero hacen un bloque con un sector del Partido Justicialista y son el Frente de Izquierda Nacional y Popular en el Parlamento, está claro en qué consistía esa crisis. Está claro qué era lo que estaba motivando ese derrumbe. Dentro de ese partido, palpitamos la amplia degeneración que desarrollaba la izquierda argentina en su adaptación al capitalismo, llevada ahora al extremo. No quiero referirme ya al voto al plan de Netanyahu y Trump en su momento, sobre que cualquier crítica al Estado de Israel que pasara ciertos criterios era antisemitismo. Lo votó por unanimidad, menos un voto. La legislatura, entre los votos favorables, estuvieron los de Gabriel Solano y Miriam Bregman. Hoy tienen a Vanina Biasi juzgada por un juez ‘progresista’, por antisemitismo, por su denuncia contra las masacres del pueblo palestino. Está claro que acá nadie se salva del proceso histórico. Uno se empieza a adaptar en ciertos términos, descubre que se quedó corto y que no alcanzó los objetivos de esa adaptación. Va más lejos en la adaptación, y ahora acabo de leer un artículo de Prensa Obrera que se felicitan de la brillante maniobra que hicieron por haber evitado su exclusión de una comisión, sin decir que esa brillante maniobra consistió en formar un Interbloque con el Partido Justicialista, con la patronal, con los enemigos históricos del proletariado. Porque como he dicho más de una vez, el peronismo quiere muchísimo a los obreros. Por eso se hizo popular. Los ama, pero mientras no actúen en forma independiente, mientras sigan las reglas y sigan los métodos y los carriles de la burguesía nacional y del aparato del Estado capitalista. Si levantan la cabeza, Cristina ya denunció a un obrero de Gestamp que en medio de una huelga se subió a un guinche como modo de protestante. Aprovechó el hecho para denunciar que estaba pretendiendo hacer la revolución bolchevique; a esos obreros Cristina no los quiere nada. Es la independencia de clase. El trabajador actuando con su propia voluntad, con su propia determinación.
Este plan económico no tiene futuro. Eso tiene que quedarle claro a cualquiera. Lo prueban todos los discursos que escuchamos hoy aquí. Desde la juventud de Haedo, los estudiantes, los jubilados, a la cerámica Alberdi. Es decir, eso es un sacrificio innecesario que sufre el pueblo y que va a llevar a la rebelión. Como va a llevar a la rebelión y está llevando a la rebelión al pueblo de Estados Unidos. Efectivamente, mañana ustedes van a ver en los diarios las manifestaciones y huelgas el Primero de Mayo. Ellos celebran el Labor Day, el día del trabajo, creo que es el primero de septiembre. Lo trasladaron a septiembre, ¿no es cierto? Hicieron el fin de semana largo para septiembre. Pero traicionando, para traicionar la memoria de los mártires de Chicago. Entonces nuestro partido tiene que enfrentar esto con la osadía que corresponde a los pronósticos y a las previsiones que este propio partido ha desarrollado en función de su experiencia histórica. Porque es en función de una determinada experiencia que ha nacido esta comprensión que tenemos de los hechos. Y esto tiene que adoptar un carácter metódico, sistemático.
Por eso saludo a los compañeros docentes de la universidad que presentaron lista propia en las elecciones de docentes universitarios. Saludo a los compañeros telefónicos que presentaron lista propia en telefónicos. Y saludo a Política Obrera de Salta y a su dirigente, Violeta Gil, por estar desarrollando la mejor campaña electoral que ha habido en Salta en los últimos tiempos. Con coraje, con claridad, con fuerza, sin ambigüedades, con esta consigna: ““Metamos una socialista en la legislatura de Salta”.
Por lo tanto, tenemos un plan de acción. Ese plan de acción hay que desarrollarlo. Quiero también que señalar que valoramos enormemente la edición de un periódico diario. La valoramos porque quien lo siga verá el despliegue de articulistas que escriben como cuadros de la Cuarta Internacional permanentemente, que son capaces de dar un enfoque de conjunto de los problemas internacionales, sociales, nacionales, sobre una base casi diaria. Nuestro partido está formando los cuadros que la izquierda argentina ha querido destruir. Por lo tanto, es una labor extraordinaria la que está realizando y los frutos están a la vista. Y nos saludamos, evidentemente, desde acá, porque ya lo he dicho en alguna otra oportunidad: el que no aprecia sus propios progresos no puede progresar. Y nosotros apreciamos estos progresos que son progresos sustanciales en el conjunto de este desarrollo.
De manera que, como perspectiva del Primero de Mayo, simplemente señalo lo siguiente: la Primera Guerra Mundial dio paso al surgimiento de la Tercera Internacional. La Segunda Guerra Mundial puso en pie a la Cuarta Internacional. En este ambiente de guerra nosotros tenemos que reconstruir la Cuarta Internacional, porque solo el internacionalismo de la clase obrera desarrolla y forma en la clase obrera una conciencia de clase. Porque dice que el obrero no tiene fronteras. El obrero brasileño, el argentino, el chileno, es la clase obrera. Rompe la división nacional, rompe la masacre entre naciones, abre una perspectiva humanitaria única. Entonces el internacionalismo no es un moco de pavo. Y el internacionalismo existe bajo una forma organizada. En este acto reafirmamos, frente a esta crisis histórica de la humanidad, nuestra lucha por la reconstrucción de la Cuarta Internacional.
Muchísimas gracias.