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Mientras Milei abrazaba en Israel al genocida Netanyahu, responsable de la masacre de más de 52 mil palestinos, la Corte Suprema en Argentina proscribía y condenaba a prisión, a la principal dirigente opositora CFK, o al menos a la que reúne más votos y voluntades.
¿Democracia? Las pelotas. Estamos ante un régimen fascistizante contra el cual la clase obrera necesita organizarse, en forma independiente de los políticos burgueses y burócratas sindicales.
La organización clasista es menester para poder enfrentarlo en el terreno político y también en el económico, luchando contra las penurias a las que somete a la población, que la CGT y el kirchnerismo dejan pasar.
La burguesía y sus políticos NUNCA dieron una pelea consecuente contra el fascismo, porque este surge de sus propias entrañas. Los empresarios, banqueros, mineros y terratenientes que ayer apoyaban a CFK, hoy apoyan a Milei. Por ello el llamado de un sector de la izquierda (NMas y el FITU) a que CFK o la CGT "resistan", además de ser un acto de subordinación, está destinado al fracaso.
Los dirigentes políticos de la burguesía le tienen más temor a las posibilidades revolucionarias de un levantamiento obrero, que al fascismo, impulsado por quienes en definitiva son sus mandantes para otros tiempos.
Se trata de un fenómeno histórico: Como ejemplo tenemos al propio Perón, quien, contando con el apoyo masivo de la población, e incluso de un sector de las FFAA, en lugar de enfrentar el golpe de 1955, llamó a "desensillar hasta que aclare" y marchó al exilio. Dejando el campo orégano a "La Libertadora" para que hiciera su tarea antiobrera.
Sobran ejemplos en la historia. En particular en América Latina, desde el golpe contra Arbenz en Guatemala (1954), hubo numerosas claudicaciones de sectores burgueses más o menos "nacionalistas" o “populares” contra el fascismo. En Nicaragua, Bolivia, Ecuador...
Ese fue también el camino de Allende en Chile, pagando dramática y finalmente con su propia vida. Sin embargo, hasta el último minuto desde el Palacio de la Moneda llamó a la población a quedarse en sus casas, antes había nombrado a Pinochet como Comandante en Jefe del Ejército de Chile, y autorizó la requisa de las casas obreras en busca de armas, reprimiendo los cordones obreros.
En muchos casos se esgrimió como justificativo para llamar a la parálisis y la inacción, "evitar un baño de sangre", ya sabemos cuál fue el resultado: terribles baños de sangre contra generaciones enteras del activismo trabajador.
En los casos en que hubo resistencia o esta triunfó, fue justamente desobedeciendo la claudicación que bajaba desde los partidos burgueses atacados. Como el gran pueblo venezolano ante el intento de golpe contra Chávez, cuando éste ya estaba "desensillando". O en el caso cubano, generándose una ruptura de la dirección (del Movimiento 26 de julio) con la burguesía cubana, al resolver la primera armar a la población.
Por otro lado, las posiciones abstencionistas, que pretenden la “neutralidad”, en vista del carácter burgués y reaccionario de los proscriptos, tampoco son una salida de nada, implica aislarse de las masas obreras, y un aval vergonzante a la Corte Suprema y al propio régimen. Quien ante una proscripción es “neutral”, en los hechos la apoya.
La respuesta socialista ante la condena a CFK no puede ser "llamar" a que "resista" ella, el PJ o la CGT. Esto desarma a los trabajadores y asegura el fracaso. Tampoco fingir demencia y asumir una supuesta “neutralidad”.
La tarea es luchar y pronunciarse claramente contra la proscripción e impulsar la organización obrera clasista, plenarios obreros y estudiantiles, autoconvocatorias, asambleas, y medidas de acción y de defensa para enfrentar al régimen fascista y defender las libertades democráticas, así como los derechos e intereses obreros que este viene a atacar.