Colombia: Petro consigue votar la reforma laboral, entre atentados y el juicio a Alvaro Uribe

Escribe Aldana González

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Gustavo Petro logró aprobar la reforma laboral después de que el Senado la hubiese votado en contra en marzo pasado.

El Senado -seguro de ser derrotado en el referendo con que lo había amenazado Petro y presionado por la movilización popular- terminó votando afirmativamente la ley laboral, no sin antes lograr limarla un poco.

La reforma -que recupera algunos de los derechos que fueron cercenados durante la presidencia de Alvaro Uribe- restablece cierta estabilidad laboral, la jornada de 8 horas, el adicional por trabajo nocturno desde las 19 horas y el pago al 100 % de las horas extras. También regula a los trabajadores de plataforma estableciendo dos regímenes. Uno, donde se los considera totalmente en relación de dependencia, y otro en el que “pueden elegir ” considerarse autónomos, en cuyo caso las cargas sociales corren en un 60 % a cargo del empleador.

El Senado logró mantener la posibilidad de un contrato a término fijo por 4 años, la flexibilidad de la jornada de trabajo y eliminar la posibilidad de trabajar cuatro días y descansar tres. También logró graduar y posponer el pago al 100 % de las horas extras y el adicional por trabajo nocturno hasta 2026.

Según datos del DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) en Colombia había en 2024 más de 23 millones de personas ocupadas, de las cuales solo 11 millones tenían un empleo formal. Por lo tanto, la otra mitad queda por fuera. No hay mejora real para quienes trabajan por cuenta propia, en la economía informal, o bajo esquemas de tercerización sin derechos. Algo que se replica en toda América latina.

Con esta aprobación, sin embargo, Petro logró salir, al menos temporalmente, del impasse en el que se encontraba. La avalancha de renuncias en su gabinete, las declaraciones de él mismo admitiendo su propia impotencia por no poder avanzar en las reformas y la seguidilla de atentados por parte de exsectores de la guerrilla -hoy vinculados al narco- perfilaban a principios de año una crisis política.

El atentado que sufrió el principal candidato opositor, Miguel Uribe Turbay, hace unas semanas, amenazaba con empeorar este cuadro.

Las declaraciones del sicario de 14 años solo permitieron llegar a la red de sicarios, pero no hay certezas sobre quién lo ordenó. Las hipótesis van desde el cártel mexicano de Sinaloa, pasando por cárteles colombianos, otros líderes del Partido Centro Democrático del mismo Uribe Turbay, hasta el Gobierno.

El otro hecho que fortalece al Gobierno es la cercanía del desenlace del juicio contra el expresidente Álvaro Uribe, que parece terminará en una condena.

De todas las acusaciones contra Álvaro Uribe, las únicas que prosperaron en los tribunales son las más leves, pero que de todas maneras le pueden llevar de 6 a 12 años preso.

En 2014 Álvaro Uribe fue acusado en el Congreso de haber fundado el Bloque Metro, una rama de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el grupo parapolicial que enfrentó de manera sanguinaria a las guerrillas y que dejó miles de civiles muertos.

En 2018, la Corte inició una causa contra Uribe, no por los asesinatos de Estado, sino por manipulación de testigos, lo que conllevaba los delitos de soborno y fraude procesal. Uribe renunció a sus fueros, todo quedó en nada, hasta que la causa fue revivida en enero pasado con indicios de buscar una condena.

Otro triunfo que se anotó Petro fue la reforma previsional. La misma amplía la cobertura y modifica el manejo de los recursos, los cuales en su mayoría irán a un fondo público, disminuyendo la influencia de los fondos privados. Por lo tanto no vuelve totalmente a un sistema de reparto, sino que queda en un sistema mixto en el que los fondos de pensión no pierden todo el negocio. De esta manera el Estado va a salir al rescate de las jubilaciones que los fondos de pensión estafaron, como suele ocurrir en estos casos.

La otra gran reforma, la del sistema de salud, quedó en el tintero. Petro está amenazando al Congreso con implementar las medidas directamente si no la votan, pero esta situación se mantiene así desde marzo. Ni hablemos del reparto de las horas de trabajo, la jornada de 6 horas ni el 82 % móvil. Las reformas de Petro no logran volver al estadio anterior al periodo presidencial de Uribe, en el cual la flexibilización laboral y la privatización de las jubilaciones y la salud fueron a fondo. Se queda a medio camino.

El otro gran problema que no puede controlar es el del narcotráfico que, según Naciones Unidas, ha aumentado la producción en el país en más de un 50 % en poco tiempo. Esto provoca el drama social de que Colombia sea el tercer país en el mundo con mayor cantidad de desplazados internos, debido a los campesinos que son expulsados de sus tierras por el narcotráfico y el agronegocio. En los suburbios de Colombia se han multiplicado los ranchos y las carpas por este problema, superando los 7 millones de desplazados.

De momento Petro ha logrado avanzar -aunque parcialmente-, a pesar del aislamiento político en el que se encuentra, apoyándose en la movilización popular. Esto demuestra que un cambio más profundo sería posible ya que una real mejora de las condiciones de vida encontraría el acompañamiento de los trabajadores movilizados.

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