Catamarca: crisis industrial en los sectores textil y de alimentación golpea a los trabajadores

Escriben Mauro Lezcano y Bruno Corzo

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La situación industrial en Catamarca atraviesa un cuadro crítico que golpea de lleno a los sectores productivos y laborales, con particular intensidad en los rubros de alimentación y textil. Las protestas obreras, sueldos impagos y las suspensiones masivas reflejan el cuadro de crisis industrial y productiva en la provincia. En este contexto, la lucha de los trabajadores fabriles coincide con la movilización de la docencia y de los trabajadores estatales.

En la fábrica Camino S.A., los trabajadores sostienen una protesta que ya lleva varias semanas, exigiendo el pago de salarios adeudados desde hace más de seis meses, dos aguinaldos completos, retroactivos desde octubre del año pasado y diversas bonificaciones nunca abonadas. La planta, dedicada al procesamiento de alimentos, arrastra una década de crisis con incumplimiento salarial, pagos fragmentados y despidos que hoy se traducen en doce quincenas sin cobrar y una situación desesperante para las familias obreras. “Venimos a lo largo de casi una década de promesas que esporádicamente han sido cumplidas, pero no en su totalidad” (El Esquiú, 14/7), denunció Cecilia, una de las delegadas elegidas por sus compañeros, quien relató que incluso llegaron a recibir depósitos parciales de quincenas en cuotas semanales, hasta que directamente se suspendieron todos los pagos. Los trabajadores decidieron mantener la protesta en las afueras de la planta, organizándose en turnos rotativos para sostener la visibilidad del conflicto.

En paralelo, el sector textil enfrenta una ofensiva patronal que ya empieza a mostrar sus consecuencias: la empresa COTECA, instalada en el parque industrial El Pantanillo, suspendió por 30 días a 50 trabajadores del área de hilandería, abonándoles sólo el 75 % del salario. La medida fue informada por la burocracia local de la AOT, quien justificó la situación del sector ante la caída del consumo, la apertura de importaciones y la parálisis de la industria nacional. La suspensión se presenta como un supuesto paliativo para evitar despidos, pero en los hechos representa un avance sobre las condiciones laborales y una profundización del ajuste que recae sobre los trabajadores. La preocupación se extiende por toda la provincia, donde las fábricas textiles comienzan a recortar turnos, suspender personal y reducir producción, en una escalada de recesión y flexibilización que recuerda el cierre de la fábrica TextilCom/Mom Sport.

La combinación de sueldos impagos, precarización, cierres parciales y suspensiones configura una política sistemática de ataque a los derechos laborales, en sintonía con el programa de ajuste del gobierno nacional que aplica Raúl Jalil en la provincia. La situación de Camino S.A. y COTECA ilustra, desde diferentes sectores, la misma lógica de vaciamiento y abandono del trabajo industrial, dejando en claro que el ajuste no es sólo un índice macroeconómico, sino una realidad concreta que viven cientos de familias catamarqueñas.

La necesidad de una respuesta unificada, con la docencia a la cabeza y la organización del conjunto de los trabajadores del Estado y el sector privado, se vuelve urgente. Frente al gobierno de Jalil-Milei y la complicidad de las burocracias sindicales, la salida está en la organización desde abajo, en las fábricas, las escuelas y los hospitales, articulando una agenda común por el salario, la estabilidad y la defensa de cada puesto de trabajo. La superación de los obstáculos burocráticos y el reagrupamiento de fuerzas, se plantea mediante las autoconvocatorias y la coordinación provincial de los sectores en lucha.

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