Alan Maidana: movilización contra el “gatillo fácil” en Berazategui

Escribe Sergio Salgado

Alan Maidana: movilización contra el “gatillo fácil” en Berazategui

Tiempo de lectura: 3 minutos

La tendencia del Partido Obrero de Berazategui, junto a compañeros de la UJS, del Polo Obrero-Tendencia y compañeros del Comité de Acción Barrial de Florencio Varela, nos hicimos presentes, con una delegación, en la movilización (con distanciamiento social) de este viernes 5 de junio por justicia por Alan Maidana, víctima del gatillo fácil en nuestro distrito.

Alan, de 19 años, con todo un proyecto de vida por delante, estaba esforzándose por terminar el Colegio Secundario. Era un pibe de una barriada de condición humilde. Fue asesinado el domingo 24 de mayo a manos del agente de la Policía Federal, Germán Bentos.

Más de 200 vecinos y jóvenes marchamos desde la Av. Florencio Varela y calle 114, donde cayó asesinado Alan Maidana, por un tiro que le ingresó por la nuca, hasta el Cruce Varela. Cortamos el Cruce durante más de 1 hora.

El asesino está detenido y la fiscalía caratuló la causa como "homicidio agravado". Pero en estos casos, si no hay movilización popular, la corporación policial y judicial, el Estado y el régimen político, maniobran para la impunidad. El asesino sostiene que “se defendió de una agresión a su auto con objetivo de robo”. No lo vamos a permitir.

El pueblo argentino tiene una larga trayectoria de lucha en materia de la defensa de los derechos humanos y las libertades democráticas, contra la represión institucional y el gatillo fácil. Según denuncian organizaciones humanitarias, desde 1983 (fecha en la que se restableció el orden "constitucional") se registran más de 5.300 casos de "gatillo fácil" o asesinatos a manos de fuerzas de seguridad del Estado, incluyendo los ocurridos en protestas populares. Una víctima por día, como promedio, en los últimos 5 años, de una tétrica estadística que ha ido en ascenso, a la par de la descomposición de los aparatos del Estado.

Y estos números reflejan solamente los casos que se denuncian, toman publicidad y conocimiento público. Muchos casos no se denuncian por el temor de las familias a represalias, por la estigmatización social, ya que en muchos casos los jóvenes que son víctimas del gatillo fácil son denostados por el régimen por presentar prontuarios delictivos. No es el caso de Alan Maidana, ni de la mayoría de los casos, que han dado a procesos de lucha vecinales, democráticos. Casos como los de Luciano Arruga, mostraron como la policía pudre a la juventud de los barrios pobres, los fuerza y los coopta a delinquir para sus "cajas negras". El gatillo fácil no es otra cosa que una ejecución extrajudicial, a manos de instituciones estatales cuya lógica última es el disciplinamiento social para preservar un régimen social en descomposición, que la crisis del capitalismo lo lleva al paroxismo; instituciones que además carecen del más mínimo control y fiscalización popular.

Desde la masacre de Budge, pasando por Walter Bulacio, Luciano Arruga, los Qoms, Luis Espinosa en Tucumán, el accionar estatal es el mismo. La justicia se logra sólo a base de la organización y movilización popular contra el Estado y el régimen político, donde hay que sortear desde las maniobras de la "policía científica", la "institución armada", fiscales y jueces, el poder político, y todas las cooptaciones que se intentan en el medio con los familiares de las víctimas. En el caso de Alan Maidana ya ha metido “la cola” la “Dirección de Políticas contra la Violencia Institucional, de la Subsecretaría de Derechos Humanos” del gobierno bonaerense, y la “Dirección de Grupos en Situación de Vulnerabilidad”, o sea el taparrabos que llega luego de cada asesinato policial, NUNCA logró evitar que se sigan sumando nuevas víctimas.

El gatillo fácil como violencia institucional, como política no asumida del Estado “democrático”, es un mecanismo de control e intimidación social, es el producto de un régimen social en descomposición que exuda violencia por todos sus segmentos.
Justicia para Alan. Pongamos en pie una comisión de lucha independiente, con familiares, vecinos y jóvenes del barrio, que le dé continuidad a la lucha y garantice justicia. Que oriente la lucha por justicia como una exigencia al Estado, al poder político.

Basta de gatillo fácil contra la juventud de los barrios.

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