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Estimado director de Política Obrera:
Sigo con bastante asiduidad el periódico y, atento al rigor que lo caracteriza me permito llamar la atención sobre un hecho no tratado en sus páginas.
Es una lástima que Política Obrera se haya privado de la primicia que dio The Guardian (5/6) de que “Se quitará una estatua confederada del centro de Richmond, Virginia. Los líderes negros han alabado la decisión del estado de derribar el imponente homenaje al general Robert E Lee que se encuentra en la avenida Monument de la ciudad”. Robert E. Lee es a la tradición de los ´confederados´ racistas del sur lo que el Gral. Roca es en Argentina a los defensores de las “campañas contra el indio”. A diferencia del Gral.Roca ´victorioso´ Lee estaba al frente del ejército confederado de Virginia; es decir, en el bando ´perdidoso´. Los estados del sur racista perdieron la guerra, pero a su manera salieron con las suyas (incluso, como lo prueban diversos estudios, la esclavitud persistió durante varias décadas a pesar de la abolición de Lincoln. Ni hablar de la persecución y la desigualdad racial que llega hasta nuestros días, especialmente en esos estados).
A diferencia de los perdedores de las campañas del desierto en nuestras pampas, en EE.UU. y en particular en los estados del sur, los Lee eran considerados hasta ayer nomás ´héroes´. La estatua de Lee jamás fue tocada hasta ahora. Por su significado para EE.UU. la caída de ese monumento es equivalente a lo que sería sacar el monumento a Roca en la Avenida Diagonal Sur a una cuadra de la Plaza de Mayo. En EE.UU., en cierta medida, retirar la estatua a Lee es equivalente a la caída de las estatuas de Stalin o Ceausescu en su momento; o la de Churchill ahora –incluyendo el daño a otros monumentos señeros de la opresión colonial inglesa (Lord Palmerson y George Canning). Como revolucionarios que nos nutrimos de las luchas de quienes nos precedieron saludamos estos hechos. Trump en la lona (pero que el oficialismo del PO caracterizó de estar a la “ofensiva” ¡e incluso calificó de Bonaparte!) echó más lastre sobre el legado racista de EE.UU. que el ´negro´ Obama (contra la voluntad del primero of course, en medio de la mayor rebelión popular de los últimos 52 años en EE.UU.).