La apertura industrial, el contagio que el gobierno oculta

Escriben Emiliano López y Pablo Viñas

Tiempo de lectura: 3 minutos

Mientras el gobierno primero reconoció un foco en las villas miserias, y luego en el transporte, lo que viene ocultando sistemáticamente es que el principal vector de contagio, por el cual luego se contagiaron barrios y villas enteros, ha sido la reapertura de lugares de trabajo del AMBA, que se han mantenido activos incluso a pesar de la falsa “vuelta” a la “fase 1”.

Precisamente, en el último decreto presidencial (DNU576/2020), en sus artículos 13 y 14, se incorporan a las actividades “esenciales” originales, otras 13 descriptas ambiguamente como “trabajadores de industrias con procesos continuos, ventas de insumos para construcción, forestal minería” o “actividad en parques industriales”. No queda prácticamente nada afuera de la “esencialidad” salvo los espectáculos, el turismo y parte del comercio presencial.

Durante meses, el gobierno aseguró que los testeos masivos no servían para nada, incluso en boca de Kicillof. Luego, el trío gubernamental de la pandemia (Fernández-Larreta-Kicillof) anunció que se intensificarían los test en lo que se dio a conocer como el “Plan Detectar”, pero, al mismo tiempo, millones de trabajadores fueron lanzados a las calles por las excepciones a sus patrones para producir. Intentan ocultar que los crecientes focos de contagios en la industria.

El “Plan “Detectar” jamás llegó a las fábricas, a pesar del reiterado reclamo de los sectores obreros que exigían -y exigen- la implementación de testeos, como reclamaron desde el primer momento los trabajadores de la salud.

En un principio, las clínicas privadas y los hospitales públicos, con sus políticas de precarización y flexibilidad laboral, fueron un primer gran foco de contagios. En particular, en el sector de Enfermería, cunden la precarización y el pluriempleo, lo que generó la propagación del virus entre distintos centros de salud.

El gobierno jamás reconoció el problema en la industria y las concentraciones obreras. Para dar solo un ejemplo, previo a los contagios masivos en las villas de Quilmes, en un gran frigorífico de la zona, Morrone (Ex Federal), tras la negativa patronal de cerrar para desinfectar y licenciar trabajadores luego del primer caso de un trabajador fallecido, el virus se propagó con inusitada rapidez entre los obreros de la faena. Trabajadores y vecinos exigieron a la gobernación y el municipio testeos masivos que jamás se realizaron. El virus se propagó a los barrios y villas de la zona.

Los casos que han trascendido por la organización fabril, huelgas y reclamos en lugares de trabajo, como la alimentación, son la regla general en la industria. En miles de establecimiento se debaten diariamente estos problemas. No existen allí testeos masivos, los asintomáticos continúan contagiando sin saberlo; cuando surgen casos con síntomas, las patronales los ocultan y, en el mejor de los casos, se testea a un reducido grupo (muchas veces solventado por la obra social, no por la ART, el gobierno ni la empresa). Si un primer test da negativo mandan a los obreros a seguir trabajando cuando deberían mantenerse aislados 15 días y esperar un segundo testeo, ante eventuales falsos negativos.

De este modo, sin “Plan Detectar” en la industria, las patronales mantienen las líneas de producción en marcha, el gobierno alienta y encubre esta situación, ocultando que el aumento de la curva de contagios, la situación dramática de las villas y el peligro en el transporte es resultado directo de su política de apertura industrial.

Como si esto fuera poco, la producción de test rápidos desarrollado por instituciones públicas y científicos argentinos ha dado lugar a un nuevo negociado, en este caso, en beneficio del laboratorio Cassara, el cual tiene el monopolio de producción de unos 200 mil test semanales, con una inversión de investigación hecha por el Estado. Negocio redondo.

Por la organización obrera en todos los lugares de trabajo para defenderse de la política criminal de las patronales y el gobierno. Por testeos semanales masivos en los lugares de trabajo, por protocolos bajo control y derecho a veto de los trabajadores, desinfección y aislamiento por 15 días de los trabajadores que compartieron sector, transporte y/o vestuario con infectados, por el respeto de las licencias a los trabajadores de riesgo.

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